Con influencias sonoras que podríamos rastrear en Amnesiac de Radiohead o acordes que rememoran a algunos pasajes de Third de Portishead, El apagón plantea un capítulo más de la distopía que atraviesa el álbum METADATA de Biomas. El apagón es un momento bisagra, un punto de inflexión.

El ritmo incómodo de las baterías, una fusión de sonidos electrónicos y acústicos, mantienen la tensión de ese momento de duda en que te preguntas si todo eso que parecía tan seguro, va a seguir ahí después de que se derrumbe todo. El apagón es una traición, un evento que estaba fuera del plan, el caos inundando al orden, una ola que barre todo lo construido, que al final sólo era plástico, sólo era efímero. El apagón es una advertencia contra los falsos ídolos. “Al final no era magia”.

El apagón plantea la oscuridad antes de la transformación. El baño de sombra que debemos darnos antes de crecer. Es una especie de alegoría de la caverna de Platón, pero invertida, donde para ver como es el mundo en realidad hay que penetrar en la penumbra de la cueva y no salir de ella. Hay que perderse en un mundo de tacto para dejar de confiar en la falsa seguridad que nos dan los ojos. De esa manera, cuando vuelva la luz vas a saber distinguir qué cosas eran de plástico, qué cosas eran una ilusión.

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