¡Que tremendo golpe! Y es que Sobernot pegó un salto tremendo con su segundo largaduración, luego de “Silent Conspiracy”. Si bien en ese primer disco mostraban ideas frescas y una potencia que parecía empujarte hacia el abismo con cada secuencia asesina de riffs, ahora sí que el oyente debe prepararse para caer de golpe y ser pateado en el cráneo por una serie de composiciones que muestran un enorme crecimiento y que, por si fuera poco, presumen de un sonido apabullante, al más alto nivel y sin enrojecerse al ser comparado con los pesos pesados. Y es que la grabación se realizó en Estudios Gabelo y Prestafuego Studio, siendo masterizado en Fascination Street Studios (Suecia), por parte del gran Tony Lindgren (Opeth, Sepultura, Kreator, Leprous y más). Si además le sumamos la brutal portada, obra de Shindy Design, la entrega es completa. Y valió la pena.
“Destroy” comienza con un solo de batería brutal de parte de “Pyro” Ramírez, quien debuta oficialmente en este disco. La precisión y progresión de los golpes te dan un azote de entrada, entrando con todo este primer tema: “No mercy”. Y ninguna piedad ofrece la canción, con todos los miembros de la banda a full, acelerados, en un tema pleno y a tope en todo sentido, lleno de riffs contagiosos y un solo que parece sacado de los mejores años de la “Bay Area” de San Francisco. El comienzo es como debe ser, aplastante y al hueso.
“Smoke Masters (Gimme my money back)” es la segunda canción, segundo single de adelanto (con un tremendo videoclip de apoyo) y sin dudas, una de las mejores del disco. ¡Qué nivel se alcanza aquí! riffs punzantes y llenos de ese groove característico de Sobernot, confluyen hacia un coro melódico que obliga a secundar el canto, pero que, aún así, no es el clímax del tema, ya que enseguida desemboca en una sección con un quiebre que deslumbra y un riff cortado que roza lo progresivo. “Smoke masters” es realmente impresionante, y muestra el estado de gracia en que se encuentra el grupo, con un bajo demoledor de Joaquín “Yakls” Quezada, que incluso toma protagonismo con un tapping potente y oscuro. “Chespi” La Ronde es el maestro de los riffs, sacando de la manga melodías cautivantes a cada rato, ejecutadas a la perfección. César “Vaigor” Vigouroux no sólo sigue mostrando agresividad y fuerza, sino que ha ampliado su set de recursos entregando una mayor cantidad de texturas vocales que enriquecen en todo su espectro el resultado de cada canción, con momentos más cantados y algunos gritos de la escuela Halford soberbios. Y sobre “Pyro” ya mencionamos algo, pero sin duda su ingreso le dio aún mayor nivel de brutalidad a la banda, cuando parecía que aquello no era posible.
“Death by cunnilingus” ya venía siendo tocada desde hacía bastante tiempo por la banda, siendo una especie de eslabón que une la etapa previa con lo nuevo. Probablemente el tema con más groove y provocador.
“Tyrant machine” es pura diversión. Mosh asegurado y más remembranza al old school. Enseguida, unos armónicos que nos traen a la mente el inicio de “Roundabout” de Yes, para dar paso a “Across the toxic dew”. Un tema calmo, pero oscuro absolutamente, que crece en potencia sin perder su carácter íntimo. Control total.
“I recommend amputation” es tan brutal como su título, y es otro de los temas que integran mi top 3 del disco. Los distintos ambientes lo hacen un tema muy variado, que mezcla brutalidad con melancolía, en un clima tenso que nos mantiene en alerta siempre.
“Servants of the Yellow King” fue el primer adelanto del disco. Una canción muy bien lograda, pero que debe digerirse bien. Sus golpes entrecortados pueden pillarte desprevenido, pero en el coro se transforma en algo épico y muy heavy metal.
“The second coming” eleva las dosis de metal, en una carga con ingredientes ya conocidos, pero precisos y bestiales, para ir finalizando el disco muy arriba.
“Killer winter” es un cover de la banda de death metal rancagüina Psicosis, una banda que Chespi escuchó en su adolescencia y le voló la cabeza. Hoy, cuando es Sobernot quien nos vuela la cabeza, se mandan este homenaje cubriendo un tema de gran nivel, que saca lo mejor del death metal y nos recuerda la gran calidad que ha existido en el metal chileno desde hace décadas.
El final con “Destroy” no puede ser mejor. Riffs bestiales, ataque acelerado, solos, y un final que se va poniendo cada vez más intenso, para finalizar en una sección sabática, pesada y oscura, con una batería que ametralla disparando un clímax imparable.
Para aplaudir de pie es este regreso de Sobernot. Su trabajo salta a la vista, y los resultados se ven tanto en la consideración y visibilidad cada vez mayor que tienen, como en el resultado alcanzado en “Destroy”, de primera calidad en todo aspecto. Se han preocupado de todo, y ese profesionalismo pone en un primer plano al conjunto de grandes canciones que han creado.
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