Corría el año 2001 cuando la escena del rock y metal estadounidense se veía revitalizada con una canción que no paraba de sonar en radios de todo el mundo y cuyo videoclip era frecuentemente parte de las parrillas de cadenas de televisión que se dedicaban a la difusión de música popular. El tema se llamaba “Bodies” y su contagioso coro (e introducción) era su más insigne característica: la simple frase “let the bodies hit the floor” (“que los cuerpos impacten el suelo”) repetida en loop hizo que el tema, el disco y la banda alcanzara niveles de éxitos insospechados, incluso hasta nuestros días: Hace 6 años un adulto mayor estadounidense de 82 años interpretó la canción en el programa de talentos “America’s got talent” dejando boquiabiertos tanto a los jueces del show como a las millones de personas que han visto el respectivo video en YouTube.
La banda detrás de este hit de comienzos de siglo es Drowning Pool y su líder Dave Williams falleció inesperadamente un día como hoy hace 20 años.
Si bien el resto de los integrantes decidieron continuar con nuevos vocalistas, ninguno de los lanzamientos que han realizado posteriormente se ha siquiera acercado a lo logrado con su álbum debut “Sinner”.
La muerte siempre es inoportuna pero en este caso lo era más: el grupo se encontraba en plena gira por Estados Unidos, promocionando su primer álbum, con excelentes comentarios de parte de los medios y de la crítica especializada y, a la vez, girando por los más connotados festivales de la escena como el Ozzfest de 2002. De hecho, un día después de presentarse en dicho evento, el vocalista es hallado muerto en el bus en el que la banda se estaba trasladando durante la gira y, contrario a los rumores iniciales y al cliché típico de la muerte del rockstar, sobredosis por consumo excesivo de drogas no guardaba relación alguna con su partida: la autopsia realizada al músico determinó que la causa de su fallecimiento fue una falla cardíaca causada por una miocardiopatía hipertrófica que nunca se le detectó en vida.
El 18 de agosto se realizó en su natal Texas un funeral abierto al público. Cristian Machado, otrora vocalista de la banda Ill Niño, era amigo de Williams y, como tal, recibió de parte de la familia el micrófono del cantante como una muestra de respeto. Uno de los sueños de Dave Williams era comprarle una casa a sus padres. Póstumamente, logró llevar a cabo esto mediante las ventas que obtuvo el DVD “Sinema” que retrata sus inicios en la banda.
El álbum “Sinner” fue producido por Jay Baumgardner y dejó, además del tremendo sencillo “Bodies”, los singles “Tear Away” y “Sinner”. Muchas de sus canciones, además, han formado parte de eventos de lucha libre estadounidense (WWE) o de la película Dragon Ball Z: Cooler’s Revenge.
Si bien la sonoridad de la banda bebe de diversas aguas (fans de Alice in Chains, Pantera y Korn podrían quedar igualmente satisfechos con este álbum) y no inventaron la rueda con este disco, en su momento “Sinner” significó una potente inyección de vida en una escena que se estaba durmiendo. Demostró que habían bandas de nü-metal capaces de crear canciones con solos de guitarra, contrario a lo que los críticos más majaderos señalaban: C. J. Pierce le calla sus bocas en canciones como en la mencionada “Tear Away” o en “Follow”.
Entremedio, destacan “Reminded”, por su nítida demostración de estar a medio camino entre el nü metal y el grunge, con potencia y melodía en partes iguales y en la cual la guitarra de Pierce resulta ser la sombra que sigue a la voz de Williams. “Pity” y “Mute” son los otros puntos altos de un disco lleno de desesperanza y pesimismo en las letras y de gran calidad en la instrumentación.
El cierre con “Sermon” es simplemente notable: reparte a diestra y siniestra, de manera frontal, cuestionamientos a Dios. En este punto cabe señalar que Williams se crió en una familia tremendamente religiosa: “Where was God when I needed a friend? / Where was God when I lost my mind?” (“¿Dónde estaba Dios cuando necesitaba un amigo?” / ¿Dónde estaba Dios cuando perdí la cabeza?), recrimina el cantante al iniciar la canción. La letra retrata un abandono tal que no sólo funciona a nivel de una divinidad que dejó a un hijo suyo a la deriva sino que además a nivel de sentimientos: “Where was love when I felt like hate?” / “Where was fear when I said I was afraid?” (¿Dónde estaba el amor cuando sentí odio? ¿Dónde estaba el miedo cuando dije que tenía miedo?)
Un gran cierre para esta carta de presentación de Dave Willams, un “pecador” (sinner), que lamentablemente devino en un “debut y despedida”. Prometía convertirse en un tremendo aporte a la escena del rock y del metal estadounidense y si bien estuvo en un solo álbum, cuyas once canciones apenas superan la media hora de duración, su paso por la banda quedó tatuado en Drowning Pool para siempre.