El regreso de Resilience a los escenarios se concretó, finalmente, este sábado 1 de octubre, después de una larga espera que dejó muchas historias inconclusas. Y dicho sea de paso, una historia que finalizaba era la de Rodrigo Varela como vocalista de la banda, presentándose por última vez en esta ocasión, pero, además, compartiendo el micrófono con otros destacados cantantes que armaron un tremendo cartel y dejaron actuaciones memorables.

La Sala SCD de Bellavista nos recibió en sus cómodas butacas, y dio el vamos a la noche con una intro muy adecuada que se pegaría a “Alma Perdida”, en voz de Felipe Reyes, un potente intérprete que sorprende con su buen registro y su timbre sutilmente áspero que otorga fuerza y potencia a los temas. Los volúmenes se van ajustando poco a poco, y se lanzan con “Revolución”, tema con alma de hit clásico que debe aparecer siempre en los shows de la banda. A continuación, invitan al gran Felipe Del Valle (Drake, Delta) quien entrega su conocida y contagiosa energía, junto a su calidad vocal incuestionable en un tremendo dueto con Felipe Reyes en el tema “Valle de la Luna”.

Foto por Tomás Mascaró

Felipe Del Valle sigue solo en “Voces”, que se escucha desgarrador, iniciando con el teclado siempre atrapante de Elías Martínez. Le sigue “Más Allá del Tiempo”, un tema nuevo, de varios que aparecerán. Es acelerado, potente, con algunos cambios que enriquecen y arreglos que lo redondean como uno de los destacados. A continuación, bajan los decibeles interpretando “Libertad en mi Piel” de forma acústica, con voz de Felipe y guitarra clásica en manos de Francisco Salazar, experto en esta área.

La siguiente invitada es la cantante Anjo, quien ha desarrollado su carrera en terrenos más ligados al jazz y al blues. Se interpreta a dúo “Testigo de Nada” que termina de forma explosiva. Enseguida viene “Hoy”, con Anjo sola en voces, interpretando de forma impecable una gran canción (nueva también) que pinta para sencillo. La sensación que nos deja la voz femenina de la noche es totalmente dulce.

Foto por Tomás Mascaró

Metidos en el corazón del show, el invitado que sigue es el más especial: Rodrigo Varela, quien ha ejercido de vocalista oficial durante los últimos cuatro años y se despedirá de manera emotiva. “Mil Memorias” lo muestra potente, a la vez que emocionado. Despedirse siempre es difícil y se nota en sus reacciones, muchas veces al borde de las lágrimas. 

“Nada Más” la interpreta junto a Elías en teclado y con su letra toca la fibra precisa del fin de esta historia. “Letal” es la que sigue, en donde el ambiente cambia, dando inicio a una canción derechamente pesada. La base siempre otorga confianza y un peso que soporta todo, en manos del bajo de Marcelo Oyanadel y la batería fiera e inventiva de Hugo Ibarra. La noche ha presentado algunos problemas técnicos, algo que está dentro de las posibilidades cuando se utilizan secuencias, pero que se va solucionando de buena forma.

Foto por Tomás Mascaró

Jaime Salva (Rising Angel, Tomo Como Rey) toma la posta en voces, y es presentado como el productor de la banda. Su vasta experiencia lo avala y su calidad vocal le apoya, la cual luce en “Inquietud”, un tema nuevo de gran emotividad.

La noche no da respiro, y vuelve a escena Felipe Reyes, para interpretar junto a Jaime otro tema nuevo, titulado “Bombas Sobre Gaza”. La dedicatoria es al pueblo palestino, y las melodías de arranque fueron tomadas de esa parte de Medio Oriente. El riff principal es pesadísimo y el coro es absolutamente épico, en donde Felipe y Jaime armonizan de gran manera, haciendo crecer la interpretación. Sin duda, es un punto alto de la noche. Las melodías y solos en las guitarras de Francisco y Nicolás Vásquez contienen un valor melódico muy destacado y una ejecución soberbia.

Foto por Tomás Mascaró

Y para finalizar, todos los vocalistas suben a escena para entonar “Respirar”, interpretando en un gran nivel, jugando con el público, divirtiéndose y disfrutando, como debe ser.

La noche cierra bien arriba, habiendo pasado por emociones profundas por la despedida de Rodrigo, pero también por esa sensación de fiesta que contagia y celebra al heavy metal de primera calidad, ese mismo que hoy comienza a retomar su trono. Salud por Resilience, y a esperar por lo que se viene.

Foto por Tomás Mascaró
Foto por Tomás Mascaró

 

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