Una jornada histórica, en un día conmemorativo que tenía nerviosos a algunos. La verdad es que lo único pesado del día fue la música, en una jornada llena de poder y lecciones de heavy metal clásico.
Eternal Thirst arrancó la jornada, con un sonido saturado pero que mejoró considerablemente hacia el final del segundo tema. La banda sonó apretada, mostrando un heavy metal rápido con coros potentes y solos punzantes, como debe ser.
El set arrancaba con “In League With One”, dando rápido paso a “The One Who Fights”. El público llega constantemente, y cabecean entusiastas las canciones de esta excelente banda. El más vacilado fue, sin duda, “Death Cross”, un tema muy completo perteneciente a su disco “Metalhead to the Grave”.
La garganta de Rodrigo Contreras dispara fiereza, con secciones rasposas y agudos de la escuela Halford que se incrustan a la perfección con los riffs de Javier Alarcón y Javier Bustos, junto al poder en el bajo de Hugo Álvarez y la batería destructora del gran Pablo Clares, un metalero histórico que estuvo en los tarros de grandes bandas, como Totten Korps.
“Wrath from the Core” es del último disco de la banda, titulado “Purge the Bastards” y sólo aumenta la intensidad del show, que finaliza con “Illuminati Army”, gran canción, con una sección final que es todo un himno. Sólidos y muy aplaudidos.
El segundo acto corresponde a Acero Nacional, banda muy experimentada que en sus más de 10 años de vida se ha posicionado como un referente del heavy metal chileno, con muchos shows a cuestas, además de sus trabajos de estudio que los tienen como constante mención entre los amantes del género.
La mitad del show consistió en canciones de su disco de 2019, el potente “Trueno”. El sonido es punzante, rápido, pero incluyendo estructuras más pesadas al estilo Black Sabbath en ciertas secciones. “Libre” del EP “El Sonido del Metal” abrió los fuegos, para luego seguir con “Volar”, una excelente composición pensada para volar cráneos y mantenerte cabeceando.
“Yo” y “Víbora” mantienen la tónica con secciones que rinden culto a lo más clásico del género, y en donde todo se pone al servicio de la canción, con grandes músicos que llevan los riffs bien adelante gracias a las guitarras de Cristian Kowal y Carolina Hernández, junto a la sólida base de Javier Sepúlveda en batería y Jorge Fuentes en bajo. Andrés Fuentes en voz suena aguerrido y melódico, con cambios de tono que entregan vida a la interpretación. El show culmina en alto con “Trueno”, canción con mucho rock and roll y onda, que es seguida por la entusiasta audiencia. Gran apronte y merecida ovación.
Así, la noche cierra con el enorme Udo Dirskschneider al mando de U.D.O. recibidos como lo grandes que son. Todo el Teatro Cariola corea y sigue la gran “Prophecy”, de su muy buen disco “Game Over”, editado el año pasado y que demostró que la clase no se ha agotado en absoluto.
“Holy Invaders” es otro corte de este disco, hecho de lo mejor de la histórica banda, y la mejor antesala para el primer tema clásico: “Go Back to Hell”. Muy coreada, y como no si es una canción del primer disco de los alemanes, “Animal House”, el cual había sido escrito en primera instancia para Accept, antes de que el legendario vocalista dejara la agrupación. “Never Cross My Way” pone a todos a saltar de buena gana, en una comunión de hard rock que, con su energía, seguro renovó el espíritu de todos. Temazo.
Udo Dirkschneider está cantando de gran manera. Hizo escuela con su estilo y hoy entrega todo para que nos deleitáramos con su clásica y poderosa voz. Con un cancionero tan extenso y lleno de grandes composiciones, no pillamos puntos bajos en lo que se fue transformando en una noche épica. “Independence Day” los pone a todos a cantar nuevamente, a todo pulmón y con gran entusiasmo, este clásico noventero del disco “Solid”.
Y así, con el ambiente en alto, disparan el primer tema de Accept de la jornada: “Breaker”, que los vuelve locos a todos y el ambiente queda enardecido. Y como no, si además de la leyenda por sí misma que es Udo, tenemos a Peter Baltes en bajo, ex Accept y que maneja a la perfección los temas y códigos del estilo. Sven Dirkschneider, hijo del cantante, está sólido en batería, y los guitarristas Dee Dammers y Andrey Smirnov lucen sus cualidades en cada riff y cada solo, llenando la noche de tremenda onda, como en “Like a Beast”.
Las referencias a Accept siguen con “Princess of the Dawn”, y van llegando al final con una del último disco que parece destinada a convertirse en clásico, ya que “Metal Never Dies” es un tema intenso y una declaración de principios firme. Hay euforia y se forman algunos mosh para no olvidar que esto es música dura y enérgica.
Tuvimos cantos a capella, gritos, la clásica bandera chilena, y una banda que se ve feliz, tal como el público, que se entregó a “Metal Heart” como si se acabara el mundo. Otro clásico de Accept y la emoción de escuchar una voz histórica, que también se despacha “Fast as a Shark” y la enorme e incombustible “Balls to the Wall”. Ahora sí, la adrenalina está a tope, y en un acto que se salió del libreto (de lo que venían haciendo en el resto de la gira, al menos) tocan “I’m a Rebel”, un regalo que se agradeció, se disfrutó y se atesorará por mucho.
El final mostró a la banda plena, emocionada y cercana, y no podía ser de otra forma después de una noche en que todos los amantes del hard rock se llenaron de energía, prometiendo y sabiendo que “el metal nunca morirá”.
Ve la galería del show pinchando acá.
Fotos por Octavio Mendoza.