Luego de las reiteradas y totalmente atendibles postergaciones que tuvo que experimentar su show en Santiago, finalmente la noche del jueves 24 de noviembre los holandeses de Epica pudieron concretar su esperado regreso a tierras nacionales.
Y qué mejor recinto para albergar su vuelta que el Teatro Caupolicán, prácticamente su casa en nuestro país, en donde ya se habían presentado anteriormente en 2010, 2012, 2015 y 2018.
Poco antes de las 8 de la noche Crisálida, uno de los más grandes nombres del rock y metal progresivo de nuestra tierra, fueron los encargados de abrir los fuegos y lo hicieron con “Cabo de Hornos”, canción que a su vez da inicio a su álbum “Terra Ancestral” (2015). Posteriormente la banda conformada actualmente por Cinthia Santibañez en voz, Braulio Aspé en bajo, Felipe Cortés en batería, y -su más reciente incorporación- Augusto Maldonado en guitarra realizaron un recorrido por sus álbumes “Solar” y “Raco”, interpretando canciones tales como “Araucana”, “Bajo Tierra”, además de las que dan nombre a aquellos discos.
Luego de agradecer fervientemente al público su asistencia en voz de la carismática Cinthia Santibañez, el cuarteto procede a interpretar “Morir Aquí”, una de sus canciones más reconocidas. Para finalizar su set, la banda aprovechó la ocasión para mostrar “Volcano” y “El Niño”, temas nuevos que tuvieron tan buena recepción que parecían clásicos dentro de su repertorio. La banda se despide tremendamente agradecida del público, con Cinthia Santibáñez recorriendo el escenario de lado a lado para despedirse de cada sector del Teatro.
Luego de una pausa de no más de treinta minutos, comienzan a salir a escena Isaac Delahaye, Rob van der Loo, Coen Janssen, Ariën van Weesenbee, Mark Jansen y, finalmente, Simone Simons para poner fin a cuatro años de espera. Luego del preámbulo “Alpha – Anteludium”, Épica hace sonar “Abyss of Time – Countdown to Singularity”, primer sencillo de “Omega”, su más reciente álbum de estudio, lanzado en 2021 y cuya interpretación anoche casi hace que el teatro se viniera abajo con la potencia de la instrumentación y de las voces guturales del también guitarrista Mark Jansen y de la voz principal a cargo de Simon Simons.
Siguiendo el recorrido por su discografía, los holandeses hicieron dos paradas en su disco “The Quantum Enigma” de 2014 con “The Essence of Silence” y luego con “Victims of Contingency”. No iban ni quince minutos de concierto y el recinto de calle San Diego ya se había convertido en una caldera.
En este punto la banda procede a interpretar “Illusive Consensus”, de su primer disco “The Phantom Agony” del año 2003, como quien retrocede para tomar impulso y seguir con más fuerza. Y tan lejos llegó que fue la arrolladora “The Final Lullaby” la siguiente en ser interpretada, canción que forma parte de “The Alchemy Project” lanzado hace pocos días. De modo alguno esta fue una canción de cuna ni mucho menos final ya que posteriormente el público asistente enloqueció con “Kingdom Of Heaven” del disco Design Your Universe, “The Obsessive Devotion” del álbum “The Divine Conspiracy”, “In All Conscience” de su sexto trabajo “”.
El conjunto europeo luego hace una repasada por “Omega”, lanzado en 2021, que fue precedida por la solicitud de Simone Simons al público de encender las luces de sus teléfonos al son de “Rivers” que, en palabras de la misma vocalista, es una canción que representa la calma y, a la vez, la incertidumbre de la vida, como las fluctuaciones propias de los ríos. Luego suena “Code of Life”, otra de este mismo álbum, pero que a diferencia del tema anterior retoma el vertiginoso ritmo del resto del setlist.
La suave introducción de guitarra limpia y notas muertas de “Design Your Universe”, parte del álbum del mismo nombre, nos sumerge paulatinamente en el tramo final del show, siendo ésta la última canción antes del bis. Este momento es aprovechado por el carismático Coen Janssen (quien está detrás de los teclados y de los sintetizadores y también, podríamos decir, delante pues cuando no debía hacer sonar su instrumento el músico se paseó por todo el escenario coreando las canciones, saltando o tocando la guitarra de alguno de sus compañeros de banda) para dirigirse al público para agradecer por su asistencia y por la paciencia de haber tenido que esperar cuatro años, situación por la que se disculpa y promete volver más temprano que tarde.
La banda vuelve a escena en su totalidad para sacudir el teatro con “Cry for the Moon”, un clásico de su repertorio y que forma parte de su álbum debut “The Phantom Agony”. A esta altura el público ya se había desatado, formando un moshpit a pedido de Simons. La interpretación de esta canción se vio seguida de un solo de batería de Ariën van Weesenbeek, que fue observado atentamente y con profunda admiración por el resto de la banda.
Para finalizar su presentación, el conjunto europeo interpretó “Beyond the Matrix” del “The Holographic Principle” de 2016, momento que fue precedido por una petición de parte de Simone Simons hacia el público: “Vamos a tocar la siguiente canción con una condición. Quiero ver a cada uno de ustedes saltar cuando nosotros saltemos. ¿Me siguen, Santiago?”. No se diga más. Luego de corear “Shine through the sky, beyond the matrix, feel what it’s like to be divine” el teatro entero procede a saltar como si el suelo fuera lava.
“Consign to Oblivion” del disco homónimo fue el punto final para una jornada gloriosa, en la que una banda tremendamente querida por el público nacional se fue profundamente agradecida de ese amor, regalando copias de los setlists, uñetas, baquetas, entre otros a un teatro que coreó y disfrutó su show más no poder.
Luego de las fotos de rigor y despedirse de los asistentes, la banda abandona el escenario dejando al telón de fondo que de manera simple mostraba el nombre de la banda como la imágen más gráfica, esa que sustituye el valor de mil palabras, para describir perfectamente cómo estuvo la presentación del sexteto europeo.