El Club Chocolate iba llenándose poco a poco la noche de este viernes 25 en un caluroso Barrio Bellavista. El debut de los daneses Vola en Chile generó gran revuelo e interés, así que a la hora en que debía comenzar Target, los teloneros chilenos, la cantidad de gente era bastante y muy entusiasta.

Target comenzó descargando toda su potencia, su fiereza que se desata en unos segundos con la partida de “Inverted Gloaming”, canción del excelente disco “Deep Water Flames”. Un acople por ahí fue lo único que se escuchó “extraño”, por decirlo de algún modo. Algo mínimo, porque todo el resto sonó impecable, con una mezcla que deja el bajo de Fernando Gonzáles sosteniendo todo con profundidad, más la batería de Rodrigo Arias, que mantiene una arquitectura sólida, con patrones que a veces son más sutiles y a veces intrincados y duros. La guitarra en manos de Luis Soto nos guía por este viaje con sus riffs asesinos y sus texturas cambiantes, y la voz de Andy, aún cuando se nota un trabajo técnico destacado, suena emocionalmente visceral y penetrante.

Desde el primer tema nos van entregando un metal extremo y técnico que se mueve entre la agresividad y los ambientes oscuros, en donde bajan los decibeles, mas no el misterio. La segunda canción es “Animavore”, una de las nuevas que vienen trabajando para lo que será su siguiente disco. 

La tensión musical se mantiene y el público está cautivado. “Surge Drift Motion” atrapa con su vértigo y sus melodías intrincadas, para luego sorprender con otro tema nuevo: “Heart of Sands”, una muy buena composición que muestra soberbios interludios ambientales, de gran emotividad. El set finaliza con la gran “Oceangrave”, de riffs brutales, mezclado con las métricas irregulares y esos ambientes oscuros en donde tan bien se manejan, redondeando una canción buenísima y un set tremendo, que es despedido con una respuesta muy afectuosa y cálida de parte del público.

Los amantes del progresivo moderno ya empiezan a emocionarse, y al apagarse las luces y sonar la intro, el repleto recinto grita y se prepara con palpable emoción. La banda ingresa ante una ovación y comienzan con “24 Light-Years” de “Witness”, su aclamado último disco. La canción nos va sumergiendo en su mundo como en un sueño, atrapando y descargando esa mezcla entre metal y música paradisíaca. La gente canta y el vocalista Asger Mygind se calla para escucharlos, con evidente regocijo, mientras suelta hermosas piezas desde su guitarra. Es realmente increíble la mezcla de los daneses entre lo potente de sus riffs, que a veces son pasajes de belleza etérea, más los golpes de batería técnicos y duros de Adam Janzi, y el hermoso canto de Asger.

La segunda canción es “Alien Shivers” del determinante disco “Applause Of A Distant Crowd”, que endurece los riffs poniendo a la gente a saltar. Los teclados y sintetizadores de Martin Werner envuelven y entregan carácter, y a veces se tornan principales también. Mientras Nicolai Mogensen se luce con su bajo Warwick y una distorsión infernal, pero clarísima, que sostiene la base con presencia apabullante, y además aporta con sintetizadores en ciertos pasajes.

Asger saluda emocionado luego del segundo tema, y presenta “Napalm”, para luego entregar “Stray The Skies”, de su primer LP, el soberbio “Inmazes”. La canción, que tiene una base djent potentísima y unos coros épicos, realmente dejó la grande en el Club Chocolate. Se vivió un clímax caliente, con todos saltando y coreando. Notable.

La noche sigue presentando momentos más calmos, como en “Ruby Pool”, y los riffs duros de canciones como “We Are Thin Air”, que tiene esos riffs, pero a la vez una sensación onírica que atrapa. La experiencia es realmente alucinante, por la música, la entrega de la banda, la precisión, y por la emoción del público, en un intercambio de energía que no se detuvo nunca, en toda la noche. 

Cada vez que sonaba algo del poderoso “Inmazes”, se sentía una respuesta especial de parte del público, y sucedió con “Your Mind Is A Helpless Dreamer”. A este tema le siguió la innovadora “These Black Claws”, que pudo haber sido un riesgo cuando se concibió, pero es justamente lo que encanta de Vola, y fue gritada, coreada y muy celebrada, con tanto éxtasis que hasta mosh se formaron. Impresionante.

“Ghosts” y sus líneas inconfundibles de teclado desataron otro clímax, y es que el ambiente nunca decayó, los “Olé olé” y otros gritos que se estilan por acá, se repetían y emocionaban a la banda. “Are you ready?” gritó Asger y desplegaron “Head Mounted Sideways”, pesada como el metal más denso, bajando sólo en momentos precisos, igualmente intensos. Al terminar, un gran gesto, no muy común, cuando pidieron un aplauso para Target, felicitando su show.

Ya en la parte final, la excelente “Straight Lines” dejó al público encendido a más no poder, impidiendo que fuera la última canción. El clásico encore selló el show con la intensa “Whaler” y con “Inside Your Fur”, temazo que va en la misma línea de intensidad, para dejarnos a todos con una sensación de alegría plena.

La banda saludó durante un prolongado tiempo, firmó discos, dibujos, se sacó selfies con algunos fans, y se retiró con una notoria emoción, y la satisfacción segura de haber dado todo y haber emocionado hasta la médula a una audiencia que los esperó y que no se olvidará nunca de esta noche.

Fotos por Cristian Madariaga

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