15 años habían pasado desde la última visita del músico Geoff Tate, en la única presentación de Queensryche en nuestro país, esta versátil banda pionera en el género del Metal progresivo. Por fin, el 26 de enero pasado, fuimos testigos de un show impecable que presentó en 150 minutos los discos “Empire” (1990) y “Rage for Order” (1986), a propósito de los 30 años de aniversario que cumplen ambas placas. Cabe recordar que este show estaba proyectado para el año pasado en nuestro país, pero por razones personales y, por pandemia, el artista decidió posponerlo.
Y bueno, sin duda fue un momento emotivo de congregación para viejos y nuevos fanáticos que llenaron el Club Chocolate, para escuchar de manera íntegra estas dos obras maestras. Bueno, aquí les presento esta review, para esta jornada maravillosa, íntima y excepcional para quienes nos declaramos fanáticos de Queensryche.
Los encargados de abrir el concierto fueron los nacionales de Hëiligen, presentando temas de su disco “Shadows in the Church” y de su Ep “Return to de Battle”. Una banda de bastante trayectoria, formada en el 2015, que actualmente tiene gran actividad en vivo en la escena heavy metal local. Es una banda que sorprende con una sólida formación, encabezada por Renzo Palomino, quien destaca por su interpretación vocal y puesta en escena. En este sentido, fue posible observar sus años de trayectoria y experiencia sobre los escenarios, a partir de la buena comunicación con el público y sus desplazamientos por el escenario con desplante y actitud.
La presentación fue una mezcla de impecabilidad, profesionalismo, limpieza interpretativa y mucho, mucho peso concentrado en una bomba sonora de cinco canciones enmarcadas en el heavy metal tradicional. Destacó la puntualidad en su comienzo, su entrada desde el público hacia la subida al escenario. Así mismo, una configuración de sonido impecable, poderosa y nítida a cargo del sonidista Miguel Toro en las perillas.
Su puesta en escena comienza con la intro “The curse of the Priest”, dando la atmósfera adecuada para partir con su primer tema “Shadows in the Church”, continuar con “Rage of the gods”. A lo largo de la presentación se revelan solos impecables y poderosos riffs de la vieja escuela del heavy metal a cargo de Hugo Sánchez.
A partir de los temas que siguieron, “Gladiator” (una composición de velocidad media, pero bien pesada) y “The Prisioner Of Faith”, no queda duda alguna sobre la solidez, touch y limpieza del baterista Jonathan Marín.
Por su parte, Juan José Pulpeiro destaca por su destreza y carisma que se aprecia de manera sobresaliente en un solo de bajo en “The Prisioner of Faith”. Su ejecución se traduce en una exquisita mezcla entre soporte rítmico y melódico que da cuenta de su creatividad y técnica. Ésta no se sacrifica con la velocidad y apoya magistralmente los solos de guitarra.
A estas alturas, el tema mencionado pasa a ser el más impresionante, en cuanto a la puesta en escena de Hëiligen. Fue destacable el juego de guitarras potente y épico donde este tema en cuestión, se constituyó en uno de los puntos más emotivos y virtuosos de la presentación.
La banda finaliza su set con la potencia en su máxima expresión con el tema “Return to the Battle” para dar un cierre perfecto a su presentación. Un tema de su EP homónimo. Aquí, Renzo se toma su tiempo para agradecer y dar a conocer la temática de las letras de este tema, cuyo mensaje principal es no rendirse, seguir adelante, peleando las batallas que se nos presenten en la vida. Todo lo que necesitas para empoderarte y subir la energía con solo escuchar esta canción.
Pasadas las 20:00, comienza Geoff Tate interpretando “Walk in the shadows”, tema que abre el disco “Rage for Order”, desatando los coros, aplausos y euforia de sus fanáticos. El sonido se va consolidando y ajustando a medida que se interpretan los temas en el orden original de este LP. Comienza con ciertos chirridos, pero algo súper comprensible y bastante normal, que es propio de los ajustes sonoros en escena.
Así, van pasando “Dream in Infrared”, “The Whisper”, “Gonna get close to you”, con un público totalmente atento, que se nota, disfrutan y conocen cada una de las canciones y sus partes. Luego, se llega quizás al primer gran momento emotivo de la noche, marcado por la canción “The Killing Words”. Porque, si bien, en el inicio se aprecian algunos detalles técnicos de sonido y de volumen de los instrumentos (donde la voz perdía protagonismo en comparación con la base rítmica), es en este tema donde se consolida una mezcla de sonido acorde a la calidad de la puesta en escena de la banda.
En medio de todo esto, Geoff Tate se dirige al público, explicando que cuando fue lanzado “Rage for Order”, fue catalogado como un disco oscuro, futurista y vanguardista para la época. Y no podemos estar más de acuerdo. Es un disco muy original, que por sus arreglos atmosféricos y de teclados, es todo un desafío de poner en escena, lo cual se logra.
Posteriormente, Geoff y su banda continúan con la interpretación de “Surgical Strike”, “Neue Regel” y “Chemical Youth”. Aquí hay que detenerse con una mención aparte para “London”, que fue otro punto alto acompañado por todos los presentes, cerrando con “Screaming in digital” y “I willl remember”. Estos últimos tres temas cerraron intensamente lo que fue la primera parte de este concierto.
Luego de un entretiempo de uno 20 minutos aproximadamente, comienza la segunda parte del show con el disco “Empire”, tocado en su totalidad y en orden original. Quizás este disco es uno de los regalones de fanáticos, porque era posible sentir esa mezcla entre expectación y entusiasmo entre los asistentes.
El Primer tema, “Best I Can”, resulta ser una alta dosis de impecable interpretación y fuerza, algo característico de este LP. La calidad del sonido hace justicia al mayor peso de guitarras de esta obra. Los volúmenes entre instrumentos, coros y Geoff Tate ajustados impecablemente, logrando una sonoridad bastante fidedigna con el álbum en cuestión.
De aquí en adelante sigue una seguidilla de hits como “The thin line”, “Jet city Woman” y “Della Brown”, en el cual destaca el impresionante arreglo final del dúo de guitarristas. Como si esto fuera poco, nos presentan “Another rainy night” haciendo cantar entusiastamente a todos los presentes, seguido de los temas “Empire” y “Resistance” en una notable ejecución.
A estas alturas, se puede destacar la calidad de los apoyos vocales de la banda al gran trabajo de Geoff Tate y la experiencia en manejo de público en la puesta en escena de la banda. Especialmente el tecladista brasileño Bruno Sa, destaca por sus coros, entusiasmo y bailes a lo largo de la presentación.
Otro punto alto en la jornada lo marca quizás su mayor hit radial “Silent lucidity”, provocando otro de los momentos mágicos de la jornada. Posterior a este suenan los últimos temas del disco y joyas ocultas para los fanáticos de Queensryche que pocas veces son tocados en vivo como “Hand on Heart” y “One and Only”.
El último tema del disco, y que cierra esta presentación, es la monumental “Anybody Listening”, donde destaca la impecable ejecución del solo principal de la canción matizado con una iluminación que otorga una atmosfera especial para el catártico cierre de “Empire”.
Luego de los minutos la banda se despide con “Eyes of the Stranger” un clásico de su obra maestra, el disco conceptual “Operation Mindcrime” (1988). Para quienes son fanáticos de la agrupación, fue un regalo perfecto que dio fin a una jornada inolvidable a cargo de uno de los mejores vocalistas del género.
Raya para la suma. El espectáculo de Geoff Tate en Chile supo satisfacer a los fieles seguidores de Queensryche, dando la oportunidad de disfrutar de dos grandes discos que, a estas alturas, son piezas clásicas y fundamentales del metal progresivo.
Texto por: Paula Marín Chávez.
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