La tarde de ayer, fue una de esas típicas del verano. El reflejo del sol en el asfalto convertía en espejo aletargado la hora del taco en la capital. 33 grados relucía nuestra ciudad y a pesar de eso una fervil hilera de fans recorría bellavista en dirección del Club Chocolate. Swallow the Sun visitó nuestro país y si te gusta el doom metal, era un evento imperdible.
Formados en Finlandia allá por el año 2000, la banda doom metal ha conseguido mantenerse, como una avalancha de nieve que lento barre con las corrientes que alguna vez quisieron apoderarse de la escena finesa y posicionar la música de su país a nivel mundial. Nueve trabajos de estudio respaldan su trayectoria: The Morning Never Came, Ghost of Loss, Forgive Her, Hope, Plague of Butterflies, New Moon, Emerald Forest and the Blackbird, Songs from the North I, II & III; When a Shadow Is Forced into the Light y su más reciente trabajo Moonflowers, discos que respaldan su evolución y que los trajeron este 2023 a nuestro país el jueves 23 de febrero.
La banda encargada de comenzar la jornada fue Mourning Sun. Formados el 2013 y con los largas duración (Último Exhalario y Latitud 56 S), son los rabajos que les han abierto camino y reconocimiento en el mundo del metal más oscuro, llevándolos a compartir escenario con grandes de la escena como Sólstafir, Leprous, Swallow the Sun y Samael. Hoy se repiten el plato con los finlandeses, pero esta vez como anfitriones.
Mourning Sun estuvo sólido en su presentación. El trabajo de guitarras en la construcción de atmósferas transportó al público, que casi en su totalidad ya se encontraba disfrutando de la ceremonia ritual de la banda chilena hacia los lugares más profundos de la introspección, arrullados por la delicada voz de Ana Carolina. Tremendos visuales de apoyo, aprovecharon el espacio y se lucieron, se hizo corto.
A las 21 horas, puntuales, Swallow the Sun salió con toda la oscuridad de su música y como un hielo que cae dentro de un vaso. A los pocos segundos, los asistentes olvidamos que estábamos en pleno verano y relució el invierno interior. La marcha lenta de las canciones y la voz baja y profunda de Mikko Kotamäki, desde el primer momento cautivaron y no hubo miradas indiferentes ante la entrega de la banda escandinava.
“The Fight of Your Life” y “Enemy” ambas de su más reciente trabajo. “Rooms and Shadows”, “Falling World”, “Cathedral Walls”, componían el recorrido de sus álbumes, que la gente coreaba y cabeceaba junto con la banda, que poco a poco se empezaba a sentir en casa y se entregaba al cariño del público chileno. “Firelights”, “Woven Into Sorrow”, “Stone Wings”, “New Moon”, “Don’t Fall Asleep (Horror Pt. 2)”, “This House Has No Home”. Una a una, las canciones y las melodías oscuras construyeron el trayecto en el lago de la melancolía en un show que sin darse cuenta subía en intensidad y llevaba un poco más de una hora, cuando la banda se fue del escenario.
Estaba claro, queríamos más y como lobos hambrientos el rugido de la jauría era Swallow the Sun, y es así como el quinteto volvió al recinto de bellavista para entonar las últimas piezas que serían los clavos finales del ataúd del veranos santiaguino.
Juha Raivio, Pyrde, Markus Jämsen, Juuso Raatikainen y Mikko Kotamäki, cerraron su primera y exitosa visita a nuestro país con “Moonflowers Bloom in Misery”, “Descending Winters” y “Swallow (Horror, Part 1)”, 13 piezas que definitivamente devoraron el calor del verano y emocionaron a más de un alma en pena de nuestra capital.
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