La noche de este sábado 6 de mayo nos deparaba una destrucción total en el Espacio del Ángel, recinto ubicado en pleno centro de Santiago, y es que finalmente se llevaría a cabo el esperado lanzamiento oficial del alucinante disco “Destroy” de Sobernot. Uno de los mejores trabajos editados en Chile el 2022, y recientemente nominado a los Premios Pulsar, no había tenido su fiesta en vivo como se lo merecía, y vaya que se cumplió la expectativa.
Antes de los anfitriones, la jornada fue inaugurada por los potentes Ten Richter, quienes azotaron el local con su heavy power metal, arrollador desde el primer minuto. “Triturador”, una gran composición llena de hard rock y mucha onda, y “Puerta Giratoria”, con toda su velocidad y rabia, fueron las escogidas para comenzar. Sin descanso, con una banda entregada en desplegar lo mejor de sí, mientras el sonido iba mejorando tema tras tema. Luego de ésto, aprovechan de saludar a Piero Ramirez, el tremendo baterista que tienen, quien celebra su cumpleaños y lo haría de manera especial, pues es el encargado de los tarros en ambas bandas.
Continúan el show con “Llantos de Fuego” y no deja de sorprender la calidad y recursos que presentan Omar Alvear y Ron Arellano en guitarras, un Manuel Arriaza muy preciso y punzante en sus teclados, Gus Ramos devastador en su potente bajo, Bo Seeder presentando sus múltiples facetas y amplio rango de voz mientras maneja el escenario a su antojo, y el ya mencionado Piero que no da tregua en ningún momento.
“Esta Vez” descolla nuevamente con un gran solo de guitarra de Omar, mientras que “Involución” presenta un lado refrescante, que baja un poco las revoluciones, mas no el peso, con un teclado inquietante, mucho groove y un ritmo cortado cautivante. Temazo. A continuación, invitan al gran Kagno, guitarrista eximio y ex miembro de la banda. Junto a él, interpretan “Reason”, un cover de los italianos DGM que vuelve a subir la adrenalina mientras Ron se saca la guitarra y se suma a las voces, en una actuación llena de puntos altos. El final es con “Todo el Poder” y el tremendo golpe al mentón que se siente de inmediato, con Manu colgándose su Keytar y un término de actuación soberbio.
Así, llegamos a la hora de la presentación oficial de “Destroy”, esa obra destinada a marcar un antes y un después y que le hizo subir unos cuantos grandes peldaños a la carrera de Sobernot. La fiel fanaticada llegó en gran número al recinto, con un excelente escenario, una zona para el público amplia y con dos niveles, y una barra con cervezas para deleitar todos los sentidos. Además, el show estaba siendo registrado audiovisualmente, un aliciente más para entregarlo todo. Sea como sea, ésto último va garantizado siempre de parte de la fanaticada de la banda.
“Let Them Starve”, de su disco “Silent Conspiracy”, nos da la bienvenida invitando de inmediato a mover la cabeza. ¡Cuánto groove y poder en la interpretación! La música de Sobernot ciertamente es contagiosa y en vivo se mete en tu cuerpo como una infección que se propaga sin control. La banda está absolutamente en plenitud de forma, con Piero transformándose en “Pyro”, en modo bestia detrás de la batería, “Yakls” traspasando con sus dedos una tonelada de fuerzas graves e impetuosas, “Vaigor” imponiendo presencia no sólo física sino que con su intensa y cada vez más dinámica voz, y el riff master, “Chespi”, disparando su magia eléctrica directo a tu cráneo. El fiato es inmenso, y es que la suma de las partes es de una ganancia considerable.
“Nothing at All”, “Cold Bitch” y “Dead Space” suenan brutales, al igual que el headbanging que dejó a muchos imposibilitados de mover la cabeza al día siguiente. No hay respiros entre temas y los finales son apoteósicos. Es realmente una fiesta del metal, y es sólo el preámbulo para la sección central del espectáculo, y es que hacen una pequeña pausa, saludan emocionados y proyectan el video de invitación que hicieron para el show, siempre con esa cuota de humor que te entrega algo extra a lo musical.
La entrada a “Destroy” es con esa introducción feroz de “No Mercy” a cargo de “Pyro”, en una canción que sonó violenta y apasionada a la vez. Enseguida, una de las muchas joyas del disco, “Smoke Master”, con dedicatoria especial a los productores chantas y a uno en particular cuyo nombre no revelaron, y es que así es el medio por estos lados, hay que luchar contra todo y contra todos. La canción es un espectáculo por sí misma, con todos esos ganchos, el tapping de bajo que te seduce, los coros, y esa sección de riffs cortados que te vuela los sesos.
“Death by Cunnilingus” era muy tocada desde antes de la edición del disco, y eso la hace una de las favoritas del público, lo cual hacen notar. Hay compenetración, complicidad innegable entre banda y audiencia, y la energía va creciendo con aquella retroalimentación sin límite. “Tyrant Machine” es el más reciente sencillo del disco y, para variar, no deja indiferente a nadie. En verdad es imposible quedar indiferente ante esta entrega brutal de energía. “Across the Toxic Dew” baja las revoluciones y demuestra la versatilidad y dinámica del disco, en un momento de interpretación más tranquila, pero sin disminuir la pasión nunca, mientras todos corean y descansan un poco, pero sólo un momento antes de volver a la brutalidad con “I Recommend Amputation”.
Presenciamos mosh y demostraciones calurosas de fanatismo, que se multiplican ante la gran “Servants of the Yellow King”, otra joya compositiva que se sirve de una brillante interpretación en vivo para seguir marcando puntos altos. “The Second Coming” acelera el pulso y nadie da muestras de cansancio, ni en la banda ni en el público. Increíble.
Para ir finalizando esta sección, va “Killer Winter”, cover de los rancagüinos Psicosis, y la genial “Destroy”. El tema que le da nombre al disco es una patada muy bien puesta, un cierre intratable para un disco feroz, que en vivo demostró su real valía orgánica.
Obviamente no podía quedar todo ahí, y Sobernot deleitó con su excelente versión de “Tren al Sur” de Los Prisioneros, coreada con el alma, preparándose para lo que venía, y es que ningún show de Sobernot está completo sin el clásico final con “Vermis” y ese groove metal que tan bien supieron hacer suyo, finalizando con la dureza total de su última sección de riffs, hecha para cabecear y entregarlo todo, con “Chespi” y “Yakls” aprovechando sus equipos inalámbricos para meterse en medio del público y hacer catarsis colectiva.
Sólido y apasionado, tremenda actuación de una banda destinada a grandes cosas, en una noche mágica e inolvidable, para un disco también mágico e inolvidable, que no ha dejado indiferente a nadie.
Fotos por Hugo Hinojosa.