Desquicia, locura, destrucción, caos. Anoche el Teatro Cariola fue testigo de por qué el público chileno es el mejor público para el metal del cono Sur. Noche fría en Santiago, mientras el recinto se preparaba para el ritual. La tierra se abriría para vomitar desde sus entrañas blasfemias y otros horrores.
Anima Inmortalis
Los encargados de abrir el ritual fueron los nacionales de Anima Inmortalis. Apelando a un death metal con riff oscuros y bajos potentes, compartieron rápidamente su energía fatua con un público que poco a poco empezaba a llenar el Cariola.
Bonebreaker
El quinteto aportó la dosis de potencia y energía necesaria. La fórmula, simple: temas veloces, riffs demoledores, y breakdowns precisos. Una mezcla lo suficientemente incendiaria para dar paso a los primeros mosh pits de la noche. “I am the devil” fue la elegida para cerrar una presentación que tuvo todo.
Kataklysm
Si bien en Chile tenemos experiencia de sobra con los movimientos telúricos, nada nos había preparado para la contundencia y poder que los canadienses mostraron esta noche en el escenario.
Comenzaron con “Push the Venom“, el escenario se iluminó mientras los riffs envolvían a una multitud enardecida que enloqueció en el mosh pit.
“Guillotine” fue una masacre auditiva. Los ritmos aplastantes y los guturales inhumanos sumergieron en un frenesí de furia y agresión. Le siguieron “Narcissist” y “The Ambassador of Pain” que continuaron golpeando nuestros oídos sin piedad. Los riffs poderosos y la batería atronadora que llegan hasta la médula, hicieron del headbanging algo inevitable.
Y qué decir de “Where the Enemy Sleeps…” y “Manipulator of Souls“. Estas canciones nos arrastraron al mismísimo abismo. La ferocidad y la precisión técnica de la banda deja sin aliento.
“The Killshot” y “Outsider” nos recordaron porqué Kataklysm es conocido por su sonido apocalíptico. Los riffs despiadados y la intensidad sin concesiones sumergieron al público en un mar de caos y desesperación.
Pero fue con “Crippled & Broken“, “As I Slither” y “In Shadows & Dust” cuando el infierno se desató por completo. Los clásicos atemporales de Kataklysm nos arrastraron a un frenesí colectivo. ¡El mosh pit se convirtió en una orgía de destrucción y la emoción en el aire era palpable!
Para cerrar con broche de fuego, Kataklysm nos regaló “The Black Sheep“. Esta canción nos consumió con su ferocidad y nos dejó sedientos de más. Fue una noche llena de caos y redención, donde el cuarteto demostró ser el rebaño negro que guía nuestras almas hacia el abismo. La banda fue una experiencia inolvidable, una demostración magistral de poder y agresión.
Deicide
La tormenta se desata desde el primer segundo. Iniciaron “Satan Spawn, the Caco-Daemon” con riffs incendiarios y una batería implacable, mientras las voces demoníacas de Glen Benton arrastraban al público a las profundidades mismas del averno. A mitad del tema, la valla de contención que resguardaba el escenario, cedió ante la presión de un público francamente desquiciado. Desde ese punto en adelante, la noche se entregó al caos.
De inmediato tanto seguridad como el equipo técnico intentaron contener el desastre. Inclusive algunos bangers que habían traspasado la valla apoyaban en la contención del mismo, mientras la banda sólo podía observar como la locura se apoderaba de la jornada.
Los siguientes temas fueron “Dead but Dreaming” y “Repent to Die”, himnos de muerte y destrucción. Se apreciaba en Benton una mezcla de preocupación y éxtasis ante el caos que se veía ante sus ojos mientras fierros y partes del escenario iban y venían entre los equipos técnicos para improvisar una barricada que intentara contener a las hordas de fanáticos, y los cuerpos que volaban de un lado a otro.
Se escucha un vidrio romperse, llegó la hora de “Trifixion“. La blasfemia se adueña de y con la situación algo más controlada la banda se prepara a crucificar a todos por el poder del death metal.
Le siguieron “Behead the Prophet (No Lord Shall Live)”, “Holy Deception” y “In Hell I Burn” ¡La revuelta contra lo sagrado estaba en pleno apogeo con esta oda al engaño y la hipocresía religiosa!
El público, con una energía incansable coreó las clásicas “Revocate the Agitator”, “Once Upon the Cross” y “When Satan Rules His World”.
Posteriormente siguieron los clásicos “They Are The Children of the Underworld” y “Scars Of The Crucifix”, los cuales fueron coreados a viva voz por todos los asistentes. Estos allanaron el espacio para “Sacrificial Suicide” y “Homage For Satan”.
Para finalizar, se despiden con “Dead by Dawn”, dando cierre a uno de los mejores shows y situaciones más caóticas que han tenido que enfrentar las productoras nacionales en el último tiempo.
Gran logro del equipo de producción improvisar y contener una situación que de no ser por los equipos técnicos y los bangers conscientes, fácilmente habría terminado en un desastre de proporciones. Por esto y más, Chile debe ser, si no es ya, el mejor público para el metal.