Este martes 20 de junio se lanzó en vivo el largamente esperado “E=m*cy” de Catoni, en una jornada memorable en el Club Chocolate, y es que los fanáticos del hard rock en Chile tienen a Catoni como un estandarte muy bien posicionado.

Luego de la Suite 3 en Re de Bach, que sirvió de introducción, la banda se posicionó en escena y dio el vamos con “Tábula Rasa”, el tremendo primer sencillo del disco nuevo. Gran ejecución, en una fracción en que el sonido siguió calibrándose, pues se sintió algo abombado, lo cual se solucionó rápidamente. “Yeah”, cual grito de batalla, sonó fuerte y sedujo con sus dinámicas entre medio, celebradas por la audiencia completa.

Con el sonido rozando la perfección, hubo cambio de instrumentos para interpretar “1980” que sonó impecable, al igual que temas como “Llévame” y “No Eres Real”. En “Apareces”, pidieron al público que prendiera las luces de sus celulares, tal como en el tremendo show donde abrieron para Kiss en el Movistar Arena. Momento memorable para una noche fantástica. Y si hablamos de momentos para el recuerdo, “Zona de Sacrificio” va a quedar inmortalizada de la mejor manera, pues Carlos Catoni pidió que todos graben de forma horizontal con sus celulares, para así realizar un videoclip con todos esos registros. Un momento de interacción potente, con una banda siempre entregada a full.

El concierto mantuvo un nivel muy alto en todo momento. Carlos es un gran músico, ejecutor brillante y expresivo, el dueño de la pelota, pero que involucra en todo el proceso al equipo y hace brillar a los grandes músicos que lo acompañan, Joaquín “Yakls” Quezada en bajo, monstruoso, un talento único y un elemento brillante, junto a Marcelo Mardones en batería, quien no deja pasar un sólo golpe, azotando con precisión sus melódicos fills, con fuerza y sutileza según se requiera.

Nadie que conozca a la banda debiera dudar de que el espectáculo será de gran envergadura, mucho menos con la experiencia que tienen en shows de absolutamente todo tipo y tamaño, y así nomás es, con un trío afiatado que se ve cómodo siempre sobre el escenario. En la bestial “Vida” hay voces brutales de Yakls, y en “Rojo”, un experimento que en propias palabras de Carlos buscó mezclar la música de Mastodon con el canto de Rosalía, salieron airosos con una gran canción y que fue interpretada de manera notable, al igual que la sentida “Dejarme Ir”, con saludo incluido a Alekos Vuskovic, ex Kuervos del Sur, quien ayudó a crear la melodía principal. En “Migajas” fue invitado Matías Rossel en armónica, entregando una generosa dosis de blues al hard rock de Catoni. En “Lejos” el bajo sonó atronador, mientras que con la clásica “Lobo” los ánimos no daban más, mientras jugaban con el aullido del lobo y el “Aurt”, palabra clásica de Sobernot, en donde Yakls es bajista también. “Orgullo” es dedicada al que fue su inspirador, Dimebag Darrell, y con esa energía desbordante, se despiden. Por supuesto, nadie del público dejaría que se acabe ahí.

El esperado bis fue con Matías nuevamente en armónica para la clásica y muy celebrada “La Vida es Rock”, y un final noqueador con “Autodestrucción”, que, ahora sí, finalizó un espectáculo que no paró de crecer y de entregar energía.

En los temas finales, se proyectó un video con imágenes de muchas bandas chilenas a las que se quiso homenajear, como Crisálida, Sinergia, Rama, Cleaver, Weichafe, Profano, Sobernot, Kuervos del Sur, Parasyche y un largo etc., en un justo y bello gesto que engrandece esta presentación, reconociendo a una escena que a veces se ve alicaída, pero que en verdad tiene exponentes de primer nivel que han sido soporte y que le dan vitalidad día a día al rock chileno, tal como Catoni, que se lució presentando un disco de lujo en una gran noche.

Fotos por Ricardo Byr

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