Fotografías por Collage Comunicaciones
En poco más de hora y media de presentación, la tercera visita del artista al país, y su primera como show único, se caracterizó principalmente por la variedad de su repertorio y por una sorprendente energía que cautivó a todo el público presente, en el que quizás es uno de los mejores conciertos del año.
Con una respetuosa recepción del público, Zebra 93, agrupación chilena de electro pop, mostró lo mejor de su repertorio, logrando mover a parte del teatro, que tímidamente se ubicaba a medida que ingresaban al recinto. Con un setlist breve de alrededor de 30 minutos, es muy seguro que hayan logrado convencer de seguirles escuchando a más de alguno en un espacio donde era evidente que no eran muy conocidos.
El músico californiano se presentó con unos eternos 10 minutos de atraso, que pasaron al olvido con la primera gran sorpresa de la noche. Al contrario de lo que los fanáticos del lugar esperaban, sonaron los primeros acordes del clásico cinéfilo “Everybody’s Got to Learn Sometime”, recordada principalmente por ser la canción de cierre de la película “Eterno Resplandor de una Mente sin Recuerdos” (2004).
Luego de un comienzo íntimo que erizó los pelos de varios en el teatro, Beck y su banda soltaron casi de corrido un hit tras otro: “Devils Haircut”, “The New Pollution”, “Mixed Bizness”, “Girl” y “Qué Onda Guero”. Y es que no sólo sorprende con una cuidada voz a sus 53 años, sino que también nos hizo olvidar por completo la lesión en su espina dorsal vivida hace casi 20 años, mostrándose con una soltura única en cada paso de baile que dio sobre el escenario.
Tal fue la efervescencia del público en la primera parte del concierto que el cantante se detuvo a agradecer y comentar sobre que no les importó enterarse de que no habría Primavera Sound en Chile, ya que ellos decidieron venir de todas formas.
Una de las características más relevantes del evento fue la enorme diversidad de sonidos que salieron del escenario. Desde las influencias urbanas en “Wow” hasta el sonido de blues rock setentero de “Soul of a Man”, pasando por el soul (“Debra”), la psicodelia (“Chemtrails”) o la melancolía pura en las baladas de su disco “Sea Changes” (“The Golden Age”, “Lost Cause”).
En un momento, Beck Hansen salió con una pequeña guitarra acústica para improvisar unos solos de blues con un slide, que no dio tiempo a recibir los aplausos antes de que sonara el inicio de la fundamental “Loser”, cuyo coro fue cantado al unísono por un Caupolicán lleno de cancha a galería.
Luego, llegó el encore que se esperaba que coronara la noche, con el himno noventero “Where It’s At”. Sin embargo, ante el vitoreo insistente de los presentes, el artista norteamericano volvió a salir, de forma inesperada, acompañado sólo por una guitarra. Como forma de agradecimiento por el recibimiento de su fanaticada chilena, tocó “True Love Will Find You in the End”, emblemático tema del fallecido compositor Daniel Johnston, que dejó atónito a cada alma que presenció uno de los momentos más mágicos de los conciertos del último tiempo.
A la salida, muchos comentarios apuntaban al sentimiento encontrado de lamentarse por no haber tenido una versión chilena de Primavera Sound, pero que, de haberse realizado, probablemente el show hubiese tenido las 15 canciones mostradas en Buenos Aires, a diferencia de las 22 que se pudieron escuchar en Santiago.
No hay duda de que la totalidad de quienes experimentaron el regreso del músico a nuestro país deben estar considerando este como uno de los mejores conciertos del año. Con o sin festival, en un estilo u otro, no hay duda de que Beck sabe entregar todo de sí para generar una catarsis inmersiva que nos lleve a su mundo inquieto y extravagante.
A continuación, puedes revisar el setlist del evento producido por Lotus y Ni Vivo Ni Muerto:
