Fotografías por Andie Borie y DG Medios.
A estadio lleno, con alrededor de 42 mil fanáticos, la emblemática banda de rock gótico entregó un show marcado por los clásicos en un evento producido por DG Medios. Con un setlist de 27 canciones, y en un tiempo de 2 horas y 35 minutos, el sexteto llegó al Estadio Monumental para posicionarse entre los mejores conciertos del año.
Lentamente, ante las enormes filas que se agolpaban a los alrededores del centro deportivo, se comenzaba a medio llenar el espacio que recibió inicialmente a los chilenos de The Cruel Visions y FrioLento desde las 5.30 de la tarde. Personas de todas las edades, incluyendo familias completas, teñían principalmente de negro las gradas y la cancha del lugar.
Puntualmente a las 19:30, los jóvenes irlandeses de Just Mustard se mostraron ante una audiencia que no los conocía a punta de ruido de guitarras. La agrupación entregó una sólida presentación en la que destacó el carisma de los músicos, que en contraste a la postura introspectiva de su vocalista Katie Ball, mostraron lo mejor de su repertorio, entre los sonidos del shoegaze y el noise rock.
Acercándose la hora, se apagaron las luces del escenario y se escuchó por unos minutos un sonido de lluvia, mientras aún se sentían los últimos rayos de sol de un abrasivo día en Santiago.
A las 21:05 se dio el aviso desde los parlantes de un breve retraso de la banda, que 5 minutos después apareció ante los entusiasmados gritos de quienes esperaron 10 años para volver a verlos, o en su defecto, se encontraban por primera vez con una de las instituciones más importantes del rock en Inglaterra.
“Alone”, un adelanto de su próximo lanzamiento, abrió la jornada con una extensa introducción musical que permitió observar a Robert Smith paseándose lentamente a lo largo de todo el escenario para recibir el aplauso de todo el estadio.
Inmediatamente después, vino el primer cargamento de grandes éxitos de la banda. “Pictures of You”, “High” y “Lovesong” bastaron para rendir a sus pies a los 42 mil fanáticos que corearon cada una de las canciones. Ya en este punto resaltó por mucho la buena calidad de la producción de sonido que se logró en el recinto, destacando sobre todo la limpieza y potencia del bajo tocado por Simon Gallup.
Durante “The Last Day of Summer”, todo se iluminó completamente por las luces de los teléfonos que improvisadamente encendieron completamente el estadio. La magia de este momento se repitió en “Endsong”, perteneciente a su futuro nuevo disco y que tuvo una buena recepción de los presentes.
Otro grupo de clásicos de la banda mantuvo la energía entre los miles de asistentes que cantaron casi la totalidad del set: “Fascination Street”, “In Between Days” y “Just Like Heaven”, entre otras. A estas alturas, era fácil notar
Posteriormente, vino un pequeño bloque con temas pertenecientes a su disco “Seventeen Seconds” de 1980, época en que su sonido era mucho más cercano al post-punk, escuchándose una tras otra “At Night”, “Play for Today”, y la más emblemática del álbum, “A Forest”.
Un breve descanso de los británicos no detuvo a un eufórico público que no paraba de pedir su regreso, que vino con un pequeño grupo de cuatro canciones, coronadas por los cortes de su críticamente aclamado “Disintegration” (1989), partiendo por la que abre aquel trabajo, “Plainsong”, y seguida por la homónima del disco.
Sin embargo, nadie estaba preparado para la última parte del show. El segundo encore fue un condensado de grandes éxitos que no dejó respirar por un segundo a un público que se mostró, incluso, aún más motivado. “Lullaby”, “The Walk”, “Friday I’m in Love”, “Close to Me”, “Why Can’t I Be You”, y el himno “Boys Don’t Cry” cerraron una de las noches que serán más recordadas, no sólo por los seguidores de The Cure (quienes se despidieron anunciando que nos verían de nuevo), sino que también por todos los fans de la música en vivo.
A continuación, te dejamos el setlist completo tocado por los ingleses: