Cuando en 2001 Los Prisioneros se reunían y llenaban por dos noches consecutivas el Estadio Nacional de Santiago, Los Bunkers recién daban los primeros pasos de su carrera con su disco debut homónimo. De él, se desprendieron sencillos promocionales como “El Detenido”, que solía ser programada con frecuencia en radioemisoras locales, “Yo Sembré Mis Penas de Amor en Tu Jardín” y “Entre Mis Brazos”, de alta rotación en canales de televisión dedicados a la difusión de videoclips como MTV, abriéndose camino entre piezas audiovisuales de Britney Spears, Limp Bizkit, y Gorillaz.
A pesar del incipiente éxito que estaba consiguiendo la agrupación en aquel entonces, muy posiblemente jamás pasó por la cabeza de los hermanos Durán (Francisco y Mauricio), López (Gonzalo y Álvaro) y del ahora ausente por motivos de salud Mauricio Basualto que 23 años después lograrían la misma hazaña que el trío de González, Tapia y Narea.
Pero volvamos al presente. Sábado 27 de abril de 2024, el reloj marca poco más de las 5 de la tarde, hora en la que se abrirían las puertas del coliseo ubicado en avenida Grecia en el sector de Ñuñoa en Santiago de Chile. Ya figuraban a esa altura centenares de forofos ataviados con poleras y cintillos del conjunto penquista en lo que auguraba ser una jornada memorable.
6:45 de la tarde y el primer convidado no fue de piedra sino que Pedropiedra, quien dió el puntapié inicial en el Estadio Nacional con “Valor”, canción que formará parte de su inminente nuevo trabajo titulado Tótem. El set que duró tres cuartos de hora transitó desde canciones antiguas de su repertorio como “Sol Mayor” y “Vacaciones En El Más Allá” hasta posteriores como “La Balada de J. González” (en homenaje al exlíder de Los Prisioneros), “Amar en Silencio” e “Inteligencia Dormida”, que bajó el telón de su presentación, luego de la cual el músico manifestó “estar súper contento con la banda, pudimos hacer nuestro set en el tiempo presupuestado y feliz de tocar en este concierto que no se da todos los días.”
Otro invitado a formar parte de esta fiesta fue Fabrizio Copano, quien hizo historia al ser el primer “standupero” en presentar un show de comedia antes de un concierto en el recinto más grande del país. Su presentación se gestó -medio en serio, medio en broma- luego de una conversación con el guitarrista Mauricio Durán 15 años atrás vislumbrando una posible reunión de la banda y que -de efectuarse- el músico quería que fuese en el Estadio Nacional, a lo que Copano responde que le gustaría ser parte. “Me dio la mano, pasaron siete años y yo pensé que se le había olvidado y cuando anunciaron esto, me llega un mensaje suyo: ‘¿estás listo?’ ‘¿Para qué?’ ‘Para abrir los estadios’, describe el comediante luego de bajarse del escenario.
El último amigo cercano a la banda en subirse al escenario fue Mauricio Aldunate -otrora director de radio Rock & Pop y uno de los responsables de la alta rotación que tuvo la agrupación en sus inicios, aspecto que se mencionó al inicio de esta reseña- quien se encargó de la música envasada, al igual que el año pasado en el comienzo de esta gira de regreso en el Estadio Santa Laura.
El reloj se acercaba a marcar las 9 de la noche cuando aparece en pantalla un conteo regresivo indicativo del tiempo que restaba para que el show comenzara.
“Ven Aquí” -canción que le da nombre a la gira- puso fin a la espera y desató inmediatamente la euforia de quienes colmaron el recinto ñuñoíno. A continuación vino otra del disco Vida de Perros (2005), “Te Vistes y Te Vas”, para luego seguir el karaoke colectivo con “Yo Sembré Mis Penas de Amor en tu Jardín” de su álbum debut y “Canción de Lejos”, tema que le dio nombre a su segundo disco y que en esta ocasión fue dedicado a quienes se trasladaron de otras regiones u otros países para ver el show.
“Quien Fuera”, original de Silvio Rodríguez, fue el primero de varios covers que los sureños incluyeron en su presentación pero que a estas alturas ya han hecho suyos y que ve a Gonzalo López y a Francisco Durán, bajista y guitarrista respectivamente, intercambiar sus instrumentos. Prosiguieron con “Bajo Los Árboles” de su más reciente placa Noviembre lanzado en ese mes del año pasado, dando muestras de que no está dentro de sus intereses vivir sólo de viejas glorias. Retomando las seis cuerdas, Durán interpreta breve y distorsionadamente -cual Jimi Hendrix en Woodstock con el himno estadounidense- la sempiterna obra de Violeta Parra “Gracias a la Vida” a modo de introducción para la resentida “Ahora Que No Estás”.
Al igual que en su pasada por el Festival del Viña en febrero, la banda tuvo sentada en la batería a Natalia Pérez, mejor conocida como Cancamusa, en reemplazo de Mauricio Basualto quien se encuentra alejado de la banda desde febrero por motivos de salud. La música, de este modo, pasó de ser telonera de la banda el año pasado en el Estadio Santa Laura en los primeros shows de la gira a tomar las baquetas en el tramo final de ésta. “La Velocidad de La Luz” fue dedicada al miembro más longevo de la banda, quien le deseó una pronta recuperación acompañado de un aplauso ensordecedor de parte del público. La más reciente “Rey” y “El Necio”, otra original de Silvio Rodríguez, marcaron el final del primer tramo de la presentación.
Luego viene uno de los momentos más memorables de la noche: el set en formato acústico que quedará en la retina no por ser versiones desenchufadas de cuatro emblemáticas canciones de su repertorio (ya lo venían haciendo durante esta gira) sino más bien por el lugar en el que se interpretaron. La banda se trasladó al otro extremo del estadio, específicamente al Memorial Escotilla N°8, lugar por el que eran ingresados los detenidos al recinto, devenido en centro de detención y tortura durante la dictadura cívico-militar que imperó en nuestro país entre 1973 y 1990. Ataviados con ponchos y en medio de la frase “Un pueblo sin memoria es un pueblo sin futuro” hicieron sonar “La Exiliada del Sur” de Violeta Parra y “Calles de Talcahuano”. La sección unplugged prosiguió con “El Detenido”, una canción hecha para ser tocada en aquel lugar según un visiblemente emocionado Mauricio Durán, quien además tuvo palabras para la violencia que vivimos como país, tanto antes como ahora: “Este lugar es muy especial, porque se construyó para recibir y multiplicar la alegría de un país, pero la historia nos ha demostrado que un lugar tan bello como este, en manos equivocadas, puede transformarse en la vasija de mucho dolor, de mucho miedo”, finalizó el músico antes de comenzar la canción. Probablemente fue el peak de emotividad de la jornada, que concluyó con “Entre Mis Brazos” replicando la estética que se aprecia en el videoclip de la canción, con referencias a Quilapayún.
Las sorpresas sumarían y seguirían, mas no en el mismo tenor. Con la vista de vuelta al escenario principal, hace su aparición “el personaje favorito de los niños de 31 Minutos”, Guaripolo, quien sale a escena señalando que estaba allí para hacer tiempo mientras la banda volvía desde el otro lado del recinto, bromeó y saludó a Álvaro y a Titae (aludiendo a los integrantes de Los Tres, la otra legendaria banda nacional que se estaba presentando a esa misma hora en la ciudad capital), para luego presentar “Una Nube Cuelga Sobre Mí”, en la que participaron otros icónicos personajes de la serie de televisión como Tulio Triviño, Juan Carlos Bodoque, Patana y Mario Hugo, quienes incluso cantaron algunos fragmentos del tema. Un distendido momento que el público recibió con risas y alegría, elementos necesarios luego del conmovedor momento que precedió a la canción.
Otra novedad que tuvo esta presentación fue, por un lado, la inclusión de tres canciones (de modo correlativo además) pertenecientes al disco Barrio Estación (“El Mismo Lugar”, “Tarde” y “Abril”), que tuvieron a Pedropiedra como músico invitado y que no eran interpretadas en vivo desde 2009 y por otro a la sección de bronces y cuerdas que acompañó esta triada de temas.
En el siguiente tramo del show, solo vinieron sandías caladas, hit tras hit: sonaron “Miéntele”, “Nada Nuevo Bajo El Sol”, “Bailando Solo”, y “Miño”, insignes canciones de sus respectivos discos.
Tras el aplauso de rigor, se anuncia el bis: una canción grabada para el primer disco que no interpretaban en vivo desde 2010: “El Derecho de Vivir en Paz”, original de Víctor Jara, emociona y para los pelos, sobre todo en el momento en que se deja ver la imagen del asesinado cantautor y luego al oír su voz sincronizada con la música de Los Bunkers ahora devenidos en Los Blops, alternando los versos con Álvaro López.
Aprovechando el ánimo de emotividad reinante, “Canción para Mañana” comienza a marcar el cierre de un maratónico concierto que posteriormente abrocha el final con “No Me Hables de Sufrir” y “Llueve Sobre La Ciudad”, concluyendo así la primera de dos noches que pasarán a la posteridad como un hito en la historia de los espectáculos masivos en nuestro país.
Se estima que alrededor de 100 mil personas habrán presenciado entre la noche del sábado y la del domingo el tramo final de la gira “Ven Aquí” de Los Bunkers en el Estadio Nacional. Lo cual se traduce en orgullo nacional: la banda sureña confirma que son parte del olimpo de la música chilena al haber conseguido repletar el coliseo de calle Grecia.