Luego de años de preparación, pandemia de por medio, Benjamín Furman, músico chileno radicado en Nueva York, lanzó su segundo larga duración, “Zalmo”. Entre los caminos del jazz y las influencias del folclore sudamericano, conversamos con Benjamín acerca de los pormenores del disco, de sus influencias y su visión de la composición musical.

Cuéntanos como fue el proceso de pasar de tu álbum debut, que está más orientado al jazz, al trabajo que nos presentas hoy en día, “Zalmo”, que tiene una evidente carga de sonidos sudamericanos.

Sí, mira, yo me vine a Estados Unidos a estudiar antes de hacer aquel primer disco, “Desde el jardín”, por el 2014. Amo el jazz, es una de las cosas más importantes en mi vida y en mi crecimiento musical, pero una vez que me fui de Chile, como que paradójicamente me empecé a dar cuenta de que yo estaba resonando mucho con la música sudamericana. Tanto folclore como folk rock. Cuando me fui, recién me di cuenta de eso.

“Desde el jardín” fue un disco bien crudo, está completamente grabado en vivo, de hecho lo hice en una visita al país, en la casa donde me crie en Santiago.

Con el piano que tenías desde siempre.

Sí, y en ese disco ya se comienza a ver que estaba interesado en la música sudamericana, pero menos que ahora. En la canción y en la letra, en cantar, también. Hay dos temas de ese disco tienen voz, pero con el tiempo fui perdiéndole el miedo a escribir. Bueno, yo he escrito siempre, pero escribía para mí, nada más. Y fui perdiéndole el miedo al canto también.

Y bueno, ahora, en este disco, “Zalmo”, aún hay mucho jazz, pero no es un disco de ese género. Hay momentos instrumentales, pero todas son canciones con historia, más populares, sudamericanas y folclóricas. Me ocurre que estoy yendo cada vez más hacia la letra y la poesía. Recuerdo que escribí unas novelas cuando era niño, muchos cuentos cortos, poesía, pero nunca lo vi como algo que iba a hacer, hasta que empecé a ver que eso es lo que amo, y el jazz, el folclore, el pop-rock sudamericano, y también español. Todo eso está muy insertado en este disco.

De hecho, revisando tu canal de Youtube, se puede ver mucho Fito Páez, Charly García, mucha de la influencia que mencionabas, pero desde la clave del piano. Se siente que hay algo de eso que permeó en algunas de las canciones del disco.

Sí, es muy interesante lo que observas. En ese periodo estuve muy interesado en esos y otros músicos argentinos como Spinetta, que son muy importantes para mí. Y no solo de ahí. En Chile, cuando era niño, Los Tres fueron muy importantes, al igual que Joe Vasconcellos, y en Brasil Ivan Lins, y Jorge Drexler en Uruguay.

Con mucha humildad, encuentro que mi música es un poco todas esas influencias, pero con un algo más de jazz, más instrumental, más improvisación. Trato de reimaginar esos géneros a mi manera, pero no intencionalmente, sino que de forma natural, porque me gustan ambos mundos.

Entiendo, y se vuelve evidente cuando comenzamos a escuchar el primer corte del disco, “Zalmo”. Se sienten sonoridades que recuerdan a la Pampa Argentina, como algo de zamba.

Y de verdad que no es forzado. Me he dedicado en estudiar, en aprender mucho. De hecho, Zalmo, el nombre del disco, se refiere al rezo, una plegaria como un salmo, pero con Z, que justamente es por la zamba argentina. Y un poco es eso, la idea de una plegaria, pero sudamericana, que marca la tónica de lo que suena en el disco.

Y sobre esto mismo, qué nos puedes comentar acerca del imaginario lírico del álbum.

Mira, este disco fue hecho a lo largo de tres años, entonces fue un proceso muy largo. En ese periodo tuve un hijo, ocurrió la pandemia y también terminó. Fue toda una vida. Entonces cada letra un cuento corto, una viñeta de una imagen específica. No hay una narrativa a lo largo del disco, pero sí hay temas que me interesan mucho, como la naturaleza.

Hay un tema, “Baja al río”, que creo que ahora es mi tema favorito del disco, y la letra habla de un llamado desde el río a nosotros, a retornar a la naturaleza, a la vida. Aspiro a que las canciones sean momentos para el oyente para reconectarse con las cosas que en verdad importan, como la naturaleza, tanto externa como interna.

Y “Detrás de la pared”.

“Detrás de la pared” es retornar al pasado, sobre los ancestros y cómo nosotros somos una continuación de algo más grande. Hay muchas cosas juntas, la naturaleza es una muy importante; la infancia también lo es para mí; y la historia, el respeto hacia la historia y los ancestros.

Me llamó la atención también “Reunión”, donde incluso se menciona explícitamente lo de Fito y Sabina. Pero también está el imaginario del chileno que vive con la bandera fuera del país ¿Cómo es ser un músico chileno habitando en Estados Unidos?

He estado ya hace como 13 años viviendo acá, bastante tiempo. Creo que, al menos en Estados Unidos, es celebrado el hecho de ser extranjero, o sea, aquí te reciben bien y la gente está interesada en la música, en tu pasado, en tu historia. Lo único que sí ha sido un conflicto es el hecho de cantar en español.

En Nueva York hago muchos conciertos, y generalmente el público no habla en español, entonces, es interesante porque se quedan sólo con la música, que igual es una parte muy importante, pero aún siento que falta ese pie del lenguaje que es muy importante

El próximo año voy a dar gira en Chile, Argentina y  España, y en general, cuando voy a esos lugares, es muy rico porque la gente entiende todo, no solo los instrumentos y los solos, sino que la letra. Así que eso es a veces un desafío estando acá, encontrar a la gente que entienda de la manera más profunda.

¿Entonces se acercan fechas a nuestro país?

¡Sí! Aunque aún no sé la fecha, pero a través de mis redes sociales lo anunciaré, sobre todo en Instagram que es la que más uso.

¿Qué te ha parecido la recepción del disco?

En general, muy, muy bien. Sobre todo de la gente que habla español, como la gente en Chile, en Argentina, en México, en España, que me han escrito. De hecho, no había percibido que el disco fuese tan sudamericano hasta ahora, ya que estoy viendo que la gente responde mucho más, y está más interesada, y hace mucho sentido, lo que encuentro muy positivo.

Sin embargo, sería injusto no mencionar que los músicos que participaron son de muchos lugares del mundo, no solo de Sudamérica, como chilenos, argentinos y uruguayos, sino que también hay italianos, israelíes y estadounidenses. Entonces, en su producción, es un álbum muy internacional, y eso es una foto de lo que realmente es vivir en Nueva York, donde fue hecho. Entonces eso igual es muy interesante porque, si bien, hay una visión muy sudamericana, hay músicos e influencias de todos lados.


Mientras esperamos el regreso de Benjamín Furman a suelos chilenos, les recordamos que pueden escuchar su último lanzamiento, “Zalmo”, en todas las plataformas de streaming, y que pueden seguir al músico en su perfil de Instagram.

Por Jorge Bolton Lagos

Bioquímico, músico y fanático de la música.

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