Los liderados por Oli Sykes hicieron explotar su primer Movistar Arena en Chile, en un show que marcó su sexto recital en el país. Este fue el primero sin Jordan Fish, tecladista y productor que formó parte de la banda desde 2012. Más que un concierto, ofrecieron un espectáculo audiovisual de altísimo nivel, con la humanidad y la tecnología como ejes centrales, destacándose como uno de los mejores del año en el recinto del Parque O’Higgins. 

La jornada del lunes, que prometía ser un festín de metalcore en el recinto de calle Beauchef, no estuvo exenta de inconvenientes: una inusitada y extensa fila impidió que las presentaciones de la banda nacional Dead Kings y de los estadounidenses The Plot In You gozaran de mejor asistencia. Sin duda merecen una revancha, de la cual gustosos estaremos expectantes.

Con casi media hora de retraso y una introducción musicalizada previamente con “Crystal Theme” de la serie de videojuegos Final Fantasy, se pone fin a la larga espera.

La inteligencia artificial EVE, personaje clave en la más reciente etapa de la banda, se encarga de dirigirse al público de Santiago, preguntándoles, entre otras cosas, si están listos para morir.

La batería de Matt Nicholls da los primeros indicios de “DArkSide”, que junto al grito de “Get the f¨ck up!” de Oli Sykes desata la euforia de los presentes que prácticamente colmaron el recinto. Que hayan comenzado con una canción de su más reciente trabajo demuestra que la banda no tiene interés alguno en vivir de glorias pasadas. Muy por el contrario, las cinco canciones de Post Human: Nex Gen vienen a evidenciar que su interés es estar constantemente evolucionando y no repetir fórmulas anteriores por muy exitosas que estas hayan sido.

Fotos: Nicolás Soto

La tripleta de “MANTRA”, “Happy Song” y “Teardrops” no dio tregua al público que saltó, gritó y coreó cada línea de estas canciones como si la vida se les fuera en ello. “AmEN!” y “KoolAid”, de su último álbum, no dejaron decaer la energía que ya se había instalado en cada espacio del Movistar Arena.

Shadow Moses”, coreada a voz en cuello, fue el primer viaje hacia atrás en su discografía, cuya parada fue el álbum Sempiternal (2013), del cual también interpretarían más adelante la clásica “Can You Feel My Heart”, “Sleepwalking” y “Antivist” con la participación de un enfervorizado y afortunado fan elegido entre la multitud para tomar el micrófono y acompañar al carismático líder de la banda.

La más nueva “n/A”, con una reminiscencia a Pixies en lo musical y a las experiencias personales del vocalista Oli Sykes en la temática, fue casi el ombligo del show y el momento en el cual el frontman pregunta a sus fans chilenos si los extrañaron, a lo que la respuesta afirmativa al unísono no se hizo esperar.

Kingslayer”, conocida por ser una colaboración con las recientes visitas Babymetal, “Parasite Eve”, “Follow You” y “LosT” acrecentaron la efervescencia de un show que no sólo descansó en las canciones como pilar para sostenerse, sino que además, y sobre todo, en la tecnología y las visuales. Además del uso de inteligencia artificial, así como el empleo de referencias a videojuegos, algo que también hacen bandas como Metallica con películas, fueron constantes y no sólo al inicio como las leyendas de San Francisco. Estos elementos agregaron un ingrediente singular al espectáculo. Es decir, no fue simplemente un concierto en el que se interpretaron canciones, sino que además fue un despliegue audiovisual al más alto nivel, acompañado de una reflexión sobre la humanidad, la vida, la muerte y la tecnología, no sólo como medio, sino que también como mensaje en sí mismo.

Fotos: Nicolás Soto

Hacia el final del show, la puesta en escena se tornó cada vez más espectacular, con llamas y confeti llenando el aire mientras la banda continuaba desplegando su energía imparable. Estos efectos visuales y pirotécnicos añadieron una dimensión adicional al show, llevándolo más allá de un simple concierto, convirtiéndolo en una experiencia sensorial completa.

El encore compuesto por la triada “Doomed”, “Drown” y “Throne” puso el broche de oro a una jornada que quedará grabada en la memoria de su fanaticada, que coreó cada una de estas canciones. De esta manera, Bring Me The Horizon confirmó que es uno de los más grandes nombres dentro del rock y del metal de los últimos 10 años, y que no solo goza de la adhesión de los millennials, sino que también de los Gen Z y, muy posiblemente, de la siguiente generación: NeX GEn.

 

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