Lacuna Coil comenzó su gira mundial en Sudamérica. Tras su show del miércoles en Argentina, los italianos liderados por Cristina Scabbia y Andrea Ferro se presentaron anoche en Chile por sexta vez, ahora en el contexto de su más reciente álbum, Sleepless Empire, el décimo ya en su catálogo. La jornada contó con el impecable show de las chilenas Kiepja como acto de apertura.
El ritual de inicio: Kiepja
A las 8:00 en punto, da inicio a la velada Kiepja, conjunto nacional integrado por Graciela Rosanegra en batería, Javiera Cartier en bajo y Paulina Cádiz en guitarra, quienes se reparten los roles vocales al servicio de su fusión única de rock, metal, mantras y cantos de poder, como ellas mismas se autodefinen.
_(1)_(1).png?bwg=1741961167)
“I 4. vientos”, “La Luz del Universo” y “Maga”, de su álbum debut homónimo lanzado en 2023, fueron parte de un repertorio que sumergió a la audiencia en su potente misticismo ancestral, con un marcado acento en lo femenino y en lo espiritual, que fue recibido con vibrantes aplausos desde el inicio de su presentación. Durante la casi media hora que estuvieron sobre el escenario, las integrantes fundieron sus vientres en una sola gran voz, no solo para gestar impolutas interpretaciones de sus canciones, sino también para alzar consignas sociales: casi hacia el final, en la canción “Siglos”, el mantra feminista “no es no” resonó como un recordatorio de la urgencia de combatir la violencia de género. Además, hubo espacio para plantear la interrogante sobre el paradero de la activista medioambiental mapuche Julia Chuñil, desaparecida hace cuatro meses. Se despidieron del escenario agradecidas de la invitación y de la calurosa recepción del público.
La sexta vez de Lacuna Coil en Chile
Desde su participación en el Sonic Metal Fest que Lacuna Coil no tocaba en un teatro en Chile. Aquella vez fue en el Caupolicán hace trece años, en el contexto de promoción de su álbum Dark Adrenaline (2012). De ahí en adelante, se han presentado consecutivamente en Blondie en los años 2013, 2017 y en 2020, uno de los últimos shows masivos antes del encierro total de ese año. Sumémosle a la expectativa que esta era la primera presentación en Chile con su nuevo guitarrista Daniele Salomone y con un nuevo disco bajo el brazo.
Con todo esto en mente, a las 9 de la noche en punto, el enfervorecido público vio desfilar hacia el escenario al baterista Richard Meiz (el primero en tomar ubicación), luego al bajista Marco Coti Zelati, al ya mencionado hombre de las siete cuerdas, y finalmente a los cantantes Cristina Scabbia y Andrea Ferro. Sin mayores preámbulos, la banda dio un potente arranque a su show con “Layers of Time” y “Reckless“, ambas de Black Anima (2019).
_(1)_(1)_(1)_(1)_(1)_(1)_(1).png?bwg=1741962301)
Tras el saludo de rigor, Scabbia agradeció la presencia del público y expresó su felicidad por regresar finalmente, lo que dio paso al primer estreno de su catálogo en escenarios nacionales: “Hosting the Shadow” de Sleepless Empire. Aunque en la grabación participó Randy Blythe (Lamb of God), la canción hizo retumbar el teatro sin la necesidad de la colaboración del frontman estadounidense. El siguiente tema tampoco había sido tocado antes en Chile: si bien ha sonado su versión original, “Tight Rope XX” es una reinterpretación pandémica grabada para Comalies XX (2022), una reversión de Comalies (2002).
“Our Truth”, una de las canciones más insignes de su catálogo, se dejó oír entremedio de dos temas del disco Dark Adrenaline (“Kill the Light” y “Trip the Darkness”). Luego una nueva dupleta del Black Anima (“Apocalypse” y “Now or Never”) para, casi al llegar al ombligo del setlist, mostrar otra de su recién estrenado disco Sleepless Empire: “In the Mean Time”, que en estudio contó con la participación de Ash Costello (New Years Day) tuvo al público coreando como si se tratara de material clásico de la banda.
Y hablando de canciones icónicas: “Enjoy the Silence”, himno ochentero por antonomasia de Depeche Mode, reversionado por los italianos para su disco Karmacode (2006), dejó en claro que la energía del público, que tanto alabó a Cristina Scabbia cada vez que se daba el tiempo para interactuar, era real. La cantante recordó, además, su anterior visita a Chile en febrero de 2020, semanas antes del encierro total, como el último show antes de que todo se fuera al garete.

Luego fue el turno de verles tocar “Entwined” y “Heaven’s a Lie”, pero en sus respectivas versiones Comalies XX: la primera mantiene la estructura de la versión original, pero su sonido es más grandilocuente gracias a la combinación de riffs intensos y arreglos orquestales, que le dan un tono introspectivo y una mayor carga emocional. La segunda, en cambio, toma un rumbo distinto: Andrea Ferro se apropia del gancho principal, mientras Cristina Scabbia intercala sus líneas sobre una base de guitarras más densas y sombrías. No solo es una versión más oscura y pesada que la original, sino que también amplifica la carga emocional que la convirtió en un himno.
_(1)_(1)_(1)_(1)_(1)_(1)_(1)_(1)_(1)_(1)_(1)_(1)_(1)_(1).png?bwg=1741962301)
A esa altura, poco más de una hora de show, la banda y el público estaban dejando todo en el escenario: quizás solo faltaba dejar sangre, lágrimas y polvo. Ahí es cuando suena “Blood Tears, Dust” antes de un breve respiro con dos de su más reciente disco: primero, “Oxygen” y, luego de agradecer al público y recibir una banda chilena, “I Wish You Were Dead”. Globos rojos y negros emergen desde su fanaticada más acérrima, embelleciendo una celebración oscura, mientras suena la más sinfónica “Veneficium”. Ya hacia el final, una emocionada Scabbia desea que el público llegue a casa con una sonrisa que espera dure por días, tal como sonreirá la banda después de esta impecable presentación.
El encore, con “Never Dawn”, “Gravity” y “Swamped XX”, seguido por el cierre con “Nothing Stands In Our Way” y su mantra (‘we fear nothing’), reafirmó que Lacuna Coil hizo un repaso contundente de casi toda su discografía, con la excepción de In a Reverie (1999) y Shallow Life (2009). En poco más de una veintena de canciones, exploraron temas como la oscuridad en la vida, luchas internas, autoexploración y resiliencia. En aproximadamente cien minutos de show, la banda logró desplegar su incansable imperio en el Coliseo.