En su primera vez en el Movistar Arena –y tercera visita al país tras presentarse en 2012 y dos veces en 2016–, Garbage deslumbró con un set cargado a su etapa noventera. La noche también contó con la presentación de la banda nacional Saiko.

Puntuales a las 8 PM, la banda local Saiko, liderada por Denisse Malebrán, se posó sobre el escenario. El redoble de batería de Mario Barrueto fue la señal inequívoca para dar la partida a “Debilidad” (2004), la primera de un puñado de hits que forman parte no sólo de los más granado de su catálogo sino que del cancionero popular chileno parido en este siglo. “Happy Hour”, “Azar”, “Cuando Miro en tus Ojos” y “Limito con el Sol” son muestras de ello y, a eso se le suma, su propia versión de “Estrechez de Corazón” de Los Prisioneros que puso a cantar a voz en cuello a toda la audiencia presente en el recinto de calle Tuper. 

Foto: Cristian Madariaga

El cierre vino con “Lo que Mereces” y antes de que terminara la canción, Malebrán agradece el apoyo durante sus veinticinco años de carrera, en particular pero no excluyentemente a quienes han estado desde el inicio de su carrera. El conjunto que completa Luciano Rojas en bajo y como integrantes en vivo Rodrigo Aboitiz, un conocido de la casa, y el guitarrista Ignacio Barrientos, se despiden del escenario agradecidos por el aplauso ensordecedor de la audiencia. Finalmente, si eres Saiko eso es “lo que mereces”, no menos.

Sin dioses, ni maestros, solo Garbage

Quince minutos pasados de las 9 de la noche -hora fijada para el plato de fondo- y mientras sonaba Laura Palmer’s Theme, uno de los temas más emblemáticos de la banda sonora de la serie de televisión Twin Peaks (del recientemente fallecido David Lynch), comienzan a desfilar uno a uno los miembros de Garbage para poner fin a una ausencia en el país de casi una década.

Queer” y “Fix Me Now”, ambas de su álbum debut homónimo, dieron inicio a un show cargado a la nostalgia de los 90s pero en el que también hubo espacio para etapas posteriores de la banda, sobre todo para la etapa de la segunda década del milenio. Prueba de esto es la interpretación de “Empty” y “Sex Is Not the Enemy”, de discos paridos en la segunda década de los 2000s, y que han vuelto recientemente a formar parte de su repertorio en vivo.

En este punto, Shirley Manson toma por primera vez la palabra para saludar y luego afirmar categóricamente que Santiago es una de sus ciudades favoritas en el mundo (“this is one of the best f*cking cities in the world”). Posteriormente, presenta la siguiente canción mencionando que para componerla se inspiró en su visita a Chile en 2019, en el marco de un conversatorio organizado por Ruidosa Fest y la grabación del documental Peace Peace Now Now. En esa ocasión, recorrió lugares emblemáticos como el Cementerio General, Villa Grimaldi y el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, además de marchar frente a La Moneda durante el estallido social. ¿La canción? “The Men Who Rule the World”, un rock electrónico que comienza con un sample de una máquina tragamonedas y presenta elementos característicos de la banda (teclados, loops y guitarras distorsionadas) cuya letra aborda el racismo, la misoginia, el abuso ambiental y la búsqueda de poder. Manson la describe como una declaración antirracista, anticapitalista y antipatriarcal, promoviendo una mayor diversidad en el liderazgo. A diferencia de otras canciones, afirma que la letra y la melodía le llegaron de forma casi divina.

Foto: Cristian Madariaga

Luego de este bocado del Garbage de esta década, la banda se manda una dupleta del Version 2.0: primero, “Wicked Ways” pero no así no más, pues incluyó su reversión de un fragmento de “Personal Jesus” de Depeche Mode, y posteriormente, “The Trick is to Keep Breathing”, memento en el que la vocalista menciona que tomaron prestado el nombre de la canción de un libro de la autora escocesa Janice Galloway.

Avanzamos catorce años en su discografía para disfrutar de “Blood for Poppies”, con una partida en falso a manos de Butch Vig, ante lo cual Manson quiso partir de nuevo pero fue ignorada por el baterista, situación que fue tomada con humor por la vocalista. Siguió el recorrido por su catálogo más reciente con una dupleta de No Gods, No Masters (2021), conformada por la introspectiva “Wolves” y la inquieta “The Creeps”.

Durante todo el show, Shirley Manson se apoderó del escenario, tanto con sus movimientos como con su despliegue vocal y su discurso. Lamentó no saber español para poder expresar plenamente lo que sentía, pero al mismo tiempo agradeció enormemente que la audiencia hablara inglés. También tuvo tiempo para algunas bromas: confesó haber estado enamorada de Brett Anderson, el vocalista de Suede, banda que se había presentado la noche anterior en el mismo recinto, y mencionó que había encontrado su chicle mascado sobre el escenario.

Luego de eso llegamos al ombligo del concierto, momento en el que Manson presenta a la banda, sus compañeros de toda la vida, quienes hicieron una impoluta y sobria ejecución de sus respectivos instrumentos: Butch Vig (batería), Duke Erikson (guitarra), Steve Marker (guitarra y teclados), y a la más reciente incorporación que les está acompañando en esta gira, la bajista Nicole Fiorentino, ex-Veruca Salt, ex-Smashing Pumpkins. Con ella, Manson se hizo acompañar en las voces para interpretar la más calma y sentida “Cup of Coffee” de su álbum Beautiful Garbage (2001), habiendo en este punto repasado ya toda su discografía. De ahí en adelante vendrían joyas mayormente de su etapa noventera: “Vow”, “Special” (que emocionó hasta las lágrimas a un número no menor de fans), las sempiternas “Stupid Girl”, “Only Happy When It Rains” (con una delicada introducción sonora, solo en piano y voz, que fue increscendo dramáticamente hasta que entrara la batería y luego la banda completa, mientras lucía en el telón el reflejo de una ventana llena de gotas de lluvia), la anhelante “Milk” y la más lasciva “#1 Crush”. La última de este tramo fue “I Think I’m Paranoid”, que dejó patente -por si aún arreciaban dudas- que el recinto se había transformado en un karaoke masivo.

La última quina de canciones comenzó con un emplazamiento de parte de Manson hacia los intolerantes opositores a la comunidad LGTBQ+, invitándolos a meterse en sus asuntos en vez de preocuparse de quién se acuesta con quién a modo de introducción a “Cherry Lips (Go Baby Go!)”, que fue dedicada a la comunidad trans. Siguieron poniendo el broche de oro a la noche “Push It”, “You Look So Fine”, luego el encore inicia con la más nueva “No Horses”, mientras un telón de fondo ilustra manifestaciones sociales y la represión que suelen recibir de parte de la policía.

Cuando se habla de conexión, a menudo se utiliza de manera hiperbólica, exagerando la fuerza de una supuesta unión entre fanáticos y artistas que en realidad no es tan profunda. Sin embargo, en este caso, sí es justo describirlo de esta manera. Como muestra, un botón: más bien, un par de guantes que fueron obsequiados a una fan llamada Pilar, quien, emocionada hasta las lágrimas, recibió el regalo de Shirley Manson, quien recordaba perfectamente quién era desde la última visita de la banda. Le agradeció su devoción por la banda y le envió todo el amor del mundo. 

Manson se despide antes de tocar la inolvidable “When I Grow Up”, esperando poder ver de nuevo a este público, y si no, deseó que tengan una buena vida, que sean valientes y se cuiden. Esto último resuena con alguno de los comentarios que realizó durante el show en relación a que la situación está difícil en prácticamente todo el mundo.

Ya sea por motivos políticos, sociales, económicos o de salud, si te falta el aire por una bomba lacrimógena policial, por angustia, ansiedad, por la contaminación, por el asma (como la propia Shirley Manson), el consejo para zafar y seguir viviendo es uno solo: el truco está en seguir respirando.

Galería | Garbage en Movistar Arena

Por Eduardo Soto González

Profesor de Inglés de profesión, cronista musical por vocación.

Agregar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos requeridos están marcados *

Este sitio esta protegido por reCAPTCHA y la Política de privacidad y los Términos del servicio de Google se aplican.