En su cuarta vez en el evento, el trío nacional demostró nuevamente la solidez de su repertorio en vivo ante un gran marco de público, brindando -posiblemente- la mejor de las cuatro presentaciones que han hecho en Lollapalooza Chile, y con el retiro indefinido cada vez más cerca.
Si bien un número significativo de seguidores de la banda que cierra el festival ya se agolpaba en las primeras filas frente al Cenco Malls stage sin moverse un solo centímetro ni tampoco permitir que nadie ocupara un milímetro que reservaban a algún amigo o familiar, gran parte de los asistentes que se congregaron sí estaban ahí para ver uno de los últimos shows de Lucybell antes del receso indefinido que anunciaron a inicios de año.
Desde el arranque con un lyric vídeo introductorio de nueva canción llamada “Tu Espíritu“, el trío conformado por Claudio Valenzuela (voz y guitarra principal), Eduardo Caces (bajo) y Cote Foncea (batería) actuó como un trío de futbolistas que juegan de memoria, con un sonido sólido y una química entre ellos que dejó en claro por qué siguen siendo un referente del rock nacional. Valenzuela, como siempre, se lució con sus juegos vocales que ya son una tradición en cada show.
La primera media hora del setlist estuvo cargada de clásicos, con temas como “Sálvame La Vida” y su ya clásica introducción de jam instrumental, “Fe” y “Luces no bélicas“. La energía fue in crescendo cuando el vocalista y líder saludó al público después de “Caballos de Histeria“, justo cuando aviones sobrevolaban el lugar.
La interacción con el público fue permanente. Foncea aprovechó de agradecer y animar a la gente a cantar a voz en cuello especialmente con “Tu sangre“, canción que en su misma génesis fue pensada como algo en vivo para el disco Sesión Futura (2001). Luego vinieron las más reposadas “Carnaval“, con el baterista haciéndose de la guitarra acústica, y “Milagro“, donde el público armó un karaoke masivo.
Siete canciones transcurridas y parecía que estábamos escuchando un grandes éxitos de la banda, cada canción era un golpe de nostalgia que sólo se vio interrumpido por “De este amor no sabrás huir“, una canción más reciente y que tuvo buena acogida como si fuera un clásico de su repertorio.
Uno de los momentos más emotivos fue con “Mataz“, donde Foncea se armó de la guitarra eléctrica, Claudio Valenzuela gritó “Cote” antes del solo de éste y Eduardo Caces, por su parte, se le acerca, y Valenzuela aprovechó para abrazarlo mientras seguía tocando, un gesto que evidencia en su máximo esplendor la hermandad de la banda. Posteriormente vino un cambio de guitarra para Valenzuela en “Sembrando en el Mar” y “A perderse“, que pusieron a saltar al público, a pesar de un temporal problema en la guitarra de Valenzuela. “Cuando respiro en tu boca” fue otra de las canciones en las que el rol cantor lo tuvo la audiencia.
Al finalizar, Cote Foncea agradeció, dejó abierta la invitación para el show final de Lucybell en el Movistar Arena, señalando que “Lucybell nunca se va, siempre se queda”, mientras sonaban los primeros acordes “Mil caminos“, con Eduardo Caces en segunda guitarra.
En resumen, un show de Lucybell que volvió a demostrar por qué son una de las bandas más legendarias de la escena del rock chileno. Un sonido impecable, grandes éxitos y una banda más unida que nunca hicieron de esta presentación en Lollapalooza posiblemente la mejor de las cuatro que han tenido.