Hablar de lo vivido el día de ayer en el Hipódromo Chile en el marco del Metal Beer Fest Vol II, es hablar de la consolidación de una escena. Hace años nos estamos acostumbrando a que, con mayor frecuencia, nos encontramos con festivales que se centran en el metal. Sin embargo, en un fin de semana cargado de actividades, vivir lo ocurrido este domingo es una locura total.
Dezaztre Natural

A las 14.30 puntual comenzó la contienda con Dezaztre Natural, banda que cultiva el thrash crossover y que, sin ningún temor, se posó en la tarima del Metal Beer y nos dio una clase de actitud.
Con una fiel audiencia, que desde las 14 horas esperaba para divertirse, los nacionales movieron al público durante media hora. Sus mordaces letras y sus contagiosos riffs hicieron olvidar algunos detalles de sonido. La fiesta recién comenzaba y finalmente duraría hasta las 22:30.
El cuarteto santiaguino recorrió su repertorio, tuvo una gran llegada, sonó como una patada en la cara y, definitivamente, fue el mejor aperitivo que una tarde como la de ayer esperaría. Destapamos una cerveza y nos decidimos a esperar lo que se venía.
Decessus

Con apenas unos años en la escena nacional y cuestionados por su vertiginoso ascenso, Decessus comenzó su presentación en el Metal Beer 2025. Más allá de las opiniones venenosas y su prematuro éxito, la verdad es que la banda liderada por Ignacia Fernández, salió a eso de las 15:30 y simplemente la rompió.
Con una guitarra de 8 cuerdas con un sonido envolvente, un bajo expresivo y una batería que como metrónomo acompañaba los pasajes más técnicos, el cuarteto se entregó con soltura a la audiencia, que al contrario de lo que se podría pensar, los recibió con los brazos abiertos.
El público gritó, saltó y se entregó a la propuesta de la banda, dejando claro que la música es mucho más potente que las redes sociales y sus haters. Decessus fue contundente, y desde acá, apostamos a que esta presentación servirá de trampolín hacia otras latitudes.
Sadism

El último plato nacional de la jornada fueron los emblemáticos Sadism. Sin nada que demostrar, Ricardo Roberts, Gabriel Hidalgo, Juan Pablo Donoso y Juan Moore, sacaron su ametralladora de riffs y dispararon sin compasión, luciendo toda la pericia que gana un proyecto que ha girado fuera de nuestro país.
Desde las 16:30, los emblemáticos del sonido death thrash sudamericano nos entregaron más de 30 años de historia comprimidos en un show de media hora. Sadism encantó y prendió el mosh que no paró de girar hasta el final de la jornada.
Sus canciones se entonaron desde la cancha con cariño y, definitivamente para la audiencia que llegó hasta Recoleta, fue el broche de oro de nuestro producto nacional, que como el vino, cada año que pasa es de mejor calidad.
Atreyu

Llevábamos horas de música y la tribu metalera fue llegando de a poco. A eso de las 17:30, la banda californiana Atreyu lanzó su secuencia de música electrónica y el ambiente se transformó. Las caras se llenaron de sonrisas y la nueva generación se adueñó de la cancha, mientras los californianos desplegaron su show.
Con todas sus letras, vimos una banda profesional en el Hipódromo Chile. Atreyu supo capturar las miradas de los más true, y no sólo eso, su simpatía consiguió menear la cabeza de los más tímidos.
Brandon Saller, quién históricamente fuera el baterista de la banda se robó la película, con su sincera entrega al público, paseándose incluso en la graderías para cantar con sus fans. Dan Jacobs, Travis Miguel y Marc “Porter” McKnight dieron una clase con todos los clichés del rock estadounidense y simplemente Atreyu convenció y encantó.
Dark Angel

Eran las 19:00 horas, y sin contemplación ni muchas esperas, Dark Angel subió al plató de Recoleta y entregó lo que sabe hacer: destruirlo todo. A pesar de vivir unos pequeños ajustes de sonido en sus primeras canciones, la banda entregó un impecable show de una hora y media.
Desde la primera canción, la banda demostró su vigencia en este ya terminado primer cuarto de siglo del 2000. Recorriendo su historia musical en 13 piezas, que abarcó desde sus clásicos ochenteros hasta canciones de su nuevo material.
De la mano de Gene Hoglan, la banda fue demoledora e incansable. La locura llevaba horas desatada en el Metal Beer Fest Vol II, y ver nuevamente en vivo a uno de los pioneros del thrash metal en directo, era un premio que valió cada una de las horas de espera. Simplemente, una alucinación colectiva.
Sodom

El thrash metal teutón se hizo presente a las 21:00 horas. La fanaticada estaba lista y presta para recibir el bombardeo infernal de Sodom, quienes, desde el primer minuto, se mostraron felices de reencontrarse con su público de estas latitudes, con un cariño recíproco como el de esos amores perpetuos que no es tan simple olvidar.
Veinte himnos que incendiaron la cancha con bengalas, mientras el remolino de la locura interminable e incansable devoraba con su fuerza centrífuga a todos los espectadores que, atónitos, recibieron el machaque armamentístico de Sodom.
Hay bandas que envejecen bien y otras aún mejor. Sodom es de las segundas, definitivamente el paso de los años le ha hecho increíble a su sonido. Además, Tom Angelripper se ha convertido en un arquitecto del sonido moderno del metal.
Ayer, en medio del headbanging interminable de la audiencia, como coronación, se vistió la capucha de verdugo que algún fan lanzó al escenario como homenaje a su primera etapa y simplemente fue un delirio. Insatisfecha, la banda se dio el lujo de interpretar una versión de “Leave Me In Hell” de Venom y desenfundó su sonido más punk para despedirse de Recoleta y de Chile.
A eso de las 22:45 salimos del Hipódromo Chile, exhaustos, camino al metro junto a decenas de personas felices con las que vivimos una noche de sueño para cualquier fan del metal.
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Galería | Metal Beer: Dezaztre Natural en Hipódromo Chile – 2025