Entre sombras y melodías, Cemetery Skyline hizo vibrar al Teatro Cariola en su esperado debut en Chile. Combinaron metal melódico y rock gótico en un recorrido emocional que dejó al público unido en un instante de compañía compartida. La liturgia tuvo a las leyendas locales Poema Arcanus como encargados del prefacio musical.
El Teatro Cariola en Santiago se tiñó de penumbras y expectativa la noche de este viernes en el estreno en nuestro país de Cemetery Skyline, la superbanda finlandés-sueca formada en 2024 por Mikael Stanne (Dark Tranquility), Markus Vanhala (Insomnium, Omnium Gatherum), Santeri Kallio (Amorphis), Victor Brandt (Dimmu Borgir) y Vesa Ranta (Sentenced). La velada no solo marcó la primera visita de la agrupación a Chile, sino que también confirmó la solidez de un proyecto que combina la atmósfera melancólica del gothic rock con la densidad y contundencia del metal melódico, como quedó plasmado en su disco debut Nordic Gothic (2024).
La jornada abrió con las leyendas locales Poema Arcanus, quienes desplegaron su doom/death metal cargado de densidad y pesadumbre. Canciones como “Elegía”, “Haven” y “Winds of July” cimentaron un inicio sombrío y dramático que preparó el viaje melódico y gótico que estaba por venir.
Galería | Cemetery Skyline: Poema Arcanus en Teatro Cariola 2025
Puntuales a las 9 de la noche, Cemetery Skyline salió al escenario para comenzar su set con “Behind the Lie”, cuya atmósfera tensa y emocionalmente cargada sirvió como portal de entrada hacia su propuesta. “Torn Away” ofreció un respiro más introspectivo: con melodías envolventes y un desarrollo pausado, la canción construyó un paisaje de aislamiento y desesperanza, mientras la letra reflexionaba sobre pérdidas inevitables y miedos que “pueden mover montañas”, reforzando la dimensión emocional del repertorio. La intensidad creció con “Anomalie”, donde la precisión instrumental y la base rítmica se combinaron en un despliegue casi progresivo, y el dramatismo se acentuó en “When Silence Speaks”, momento introspectivo donde la voz impoluta y expresiva de Stanne guió al público hacia un terreno de fragilidad emocional.
Al presentar “I Drove All Night”, Stanne se explayó comentando el tema antes de interpretarlo: un cover del clásico pop incluido en Nordic Gothic, que adquirió un aire gótico sin perder su esencia melódica. Con “Nothing from this World”, único tema interpretado que no aparece en el disco, alcanzaron uno de los puntos más intensos de la noche: un tema rápido y nihilista donde la repetición del mantra “don’t wanna see, don’t wanna hear…” funcionó como desahogo colectivo, reforzado por riffs y teclados que envolvieron al público en urgencia y desesperanza.
La densidad volvió con “In Darkness”, donde Stanne mostró su registro más dramático, sostenido por los teclados de Kallio, antes de la pausa introspectiva de “Konevitsan kirkonkellot”, un interludio instrumental folclórico finlandés que el baterista Vesa Ranta grabó anteriormente con Sentenced en 2002, ofreciendo un momento casi ceremonial dentro del concierto. “Violent Storm” desató una descarga de riffs y energía, reflejando la tormenta interna de la letra sobre pérdida de control y frustración.
El cierre llegó con “Alone Together”, una pieza melancólica que equilibró épica y recogimiento, donde la multitud, formada por solitarios individuos, se fundió en un instante de compañía compartida, dibujando sombras que se acompañaban mutuamente en la penumbra y sellando un final memorable para un debut que permanecerá en el eterno recuerdo de todas las almas presentes.

