La tarde del domingo parecía ser un día cualquiera. Las consecuencias del fin de semana no pasaban desapercibidas y el mundo parecía moverse en un lento letargo provocado por el fin de septiembre y su coma etílico habitual. Sin embargo, sabíamos que teníamos una jornada imperdible en el Teatro Cariola.
Imminence, banda sueca que poco a poco se ha posicionado como un proyecto de adoración, pisaría el legendario escenario del recinto santiaguino junto a los proyectos nacionales Defragment y All Tomorrows. Así que no quedaba más alternativa que ponerse en pie y dirigirnos al que sería el final de todo este castigo tan largo y costoso como ha sido este transcurso de este mes.
La Alameda estaba tranquila y caminábamos disfrutando la agradable tarde. A eso de las 18:30 ingresamos al local y, al poco rato, ya había una buena asistencia de público que se amontonaba en la parte delantera de la cancha. Defragment salió puntual, y como una avalancha de personas, pisoteó todo por delante.
La banda formada el año 2017 es un proyecto que cuenta con integrantes de distintas partes del hemisferio sur. Juntos convergen no solo en espacio territorial, sino que edifican una tremenda puesta en escena con potentes canciones, guitarras agresivas y una sólida base rítmica que cuenta, además, con un baterista impecable, quien lució ayer ante toda la audiencia.
9 canciones presentaron, incluyendo material inédito y parte de sus trabajos “Outbreak” y “Made of Chaos”, donde su vocalista hizo rugir las estructuras del teatro. Definitivamente, una gran banda que apostó por potentes y vertiginosos visuales, dejando a nadie indiferente. Un gran comienzo.
Un cuarto de hora después salió a escena el cuarteto nacional All Tomorrows. Se lucieron. Con un sonido impecable, la banda hizo alarde de estar viviendo un gran año. Ganadores a mejor álbum en los premios Pulsar por su más reciente trabajo “At the Shadow of the Andes”, el cuarteto no solo mostró los dientes, simplemente encantó.
Con un setlist de 7 canciones, recorrieron solamente goles de media cancha de su último trabajo y un poco de sus dos trabajos anteriores (“Opilion” y “Sol Agnates”), presentando en vivo su evolución sonora y rítmica con la que han sabido ganarse a la audiencia desde el año 2010, convirtiéndose en referentes del metal nacional.
Con una meticulosidad de relojería, Pepe Lastarria (guitarra y voz), Oscar Arenas (Bajo y voz), Carlos Palma (Guitarra) y Robert Unger Burmeister (Batería) demostraron que están listos para salir fuera de nuestro territorio y plantarse de igual a igual con cualquier artista de la escena global. Nada que decir, buenísima puesta en escena y virtuosismo en cada integrante. Nos quedamos con gusto a poco, pero quizás era lo mejor, ya que quedaba noche por delante.
Desde la producción, inmediatamente empezaron a mover todo para que el tiempo de espera no se alargara y la planificación se cumpliera como ya es habitual. Hoy en día, que los proyectos no usen amplificadores y que las baterías cuenten con apoyos digitales, han ayudado a facilitar esta labor y, hay que decirlo también, han contribuido a que las bandas suenen en todos los lugares de manera profesional. Así, los artistas pueden construir un relato que es acompañado de estímulos visuales y apoyos sonoros que convierten la experiencia de las audiencias en un trémolo de emociones.
Imminence es un proyecto que ha entendido muy bien el mercado global, no solo desde su desarrollo musical, sino también escénico. Desde el primer momento que los suecos aparecieron, el Teatro Cariola se convirtió en un recinto pensado e ideado para una experiencia así.
Sonaron los primeros acordes de “Temptation” y no sólo estalló la locura en la cancha, sino que auditivamente también. Imminence sonó perfecto. La búsqueda sonora del quinteto mezcla de manera muy amigable el trabajo rítmico y la potencia del metalcore con los matices emotivos del emo de principios del milenio de bandas como Chemical Romance, y por otro parte, el lado más oscuro de Linkin Park. Entregando canciones épicas y coreables, que sin duda, se irán tatuando en la historia de audiencias jóvenes que han crecido con su sonoridad y que se entregan desde lo físico bailando en el vértigo del moshpit a toda velocidad, pero que también se estremecen con el sonido del violín. Eso fue lo que vivimos la noche de ayer en San Diego 246. Juventud disfrutando, desbordándose ante cada canción.
Al frente, un carismático Eddie Berg, que como frontman lo entrega todo, dirigiendo a la audiencia con el arco del violín, que también, obviamente lo toca increíble, canta impecable y grita como arrancado del averno.
14 canciones construyeron el show de la banda que, en poco más de una hora, recorrió su historia incluyendo canciones de sus trabajos “The Black” (2015), “This Is Goodbye” (2017) “Turn the Light On” (2019), “Heaven in Hiding (2021)” “The Black” (2023) y “God Fearing Man”, que es un adelanto de su próximo trabajo.
Definitivamente, una gran noche donde las guitarras de Haral y Alex se lucieron dejando claro que Imminence es un proyecto joven, pero que no ha llegado al tope de su creatividad, y que por supuesto, la maquinaria de la modernidad los ha ayudado a poder traspasar la esencia de su música a un directo perfecto, potente, emotivo y convincente.
Así fue todo, fugaz y sincero. Terminó antes de las 22:30, y gracias a lo perfecto del sonido sin tinnitus ni molestias, escribimos estas líneas para que, si te lo perdiste, te enteres de todos los detalles; y si estuviste ahí, los revivas y partas a ponerle play una vez más a tu canción favorita. Eso es todo por ahora, pero ya sabes que si hay show, Rock Legacy te cuenta dónde fue y cómo estuvo. Hasta la próxima.

