Hay bandas que definitivamente han robado el corazón del público metalero de este lado de la cordillera. Faith No More con su antológica visita al festival de Viña del Mar. Iron Maiden con un show prohibido por ser considerada, por las retrógradas mentes conservadoras de la política criolla, una banda satánica que venía a perturbar las jóvenes e inocentes mentes de la audiencia nacional. Metallica y su mítico show post aluvión en el año 93’ pero, sin lugar a dudas, la banda de “Colorín” Dave Mustaine ha aplastado corazones y creado una fervil hinchada que, como un ejército troyano, grita su clásico de estadio “Aguante Megadeth” defendiendo su legado en cada una de sus visitas a nuestro país desde ese lejano Monsters of Rock del siglo pasado. Es así como, este 9 de abril, por fin los tendremos de vuelta, con un Dave que ha vivido las mil y una vueltas del averno, tal como lo hiciera, en la antigua mitología griega, Hércules. Y, como buen semidiós, no tan sólo regresó en todas las ocasiones triunfador, sino que arrastró consigo algún titán con sangre en sus manos y una buena historia para contar.
Todo comenzó en 1983 cuando, Dave Mustaine, visitando su noche más oscura tras ser expulsado de Metallica, decidió darle forma a esta bestia musical y crear a uno de los cuatro jinetes del apocalipsis del thrash metal estadounidense. Con su furia técnica y letras que golpean como martillos, Megadeth se ganó un lugar en el corazón de la escena metalera mundial. Su primer álbum, “Killing Is My Business… And Business Is Good!” (1985), marcó el inicio de una carrera legendaria con himnos como “Rattlehead” y “Mechanix“, que hicieron temblar los cimientos del metal.
Pero fue con su segundo álbum, “Peace Sells… But Who’s Buying?” (1986), cuando Megadeth llegó al estrellato. Con canciones como “Wake Up Dead” y el inolvidable himno “Peace Sells“, la banda se convirtió en un referente del metal de los 80’. Desde entonces, Megadeth ha seguido desafiando las normas del género, lanzando discos revolucionarios como “Rust in Peace” (1990) que se convertiría en su patada definitiva. Ubicándolos en la cima del género, con un trabajo que no sólo bordeó el progresivo sino que, además, desde el día de su lanzamiento, los catapultó a la delantera en su eterna lucha con sus ex compañeros de San Francisco. Posteriormente consiguieron mantener su éxito y lanzaron placas memorables como “Countdown to Extinction” (1992) y “Youthanasia” (1994), ambas piezas reconocidísimas por los fans y la crítica. Después, Megadeth entró en una etapa de estancamiento, fenómeno que no sólo afectó a la banda del “Colorín”, sino al género. Y no es hasta el año 2016, con su trabajo “Dystopia“, que vuelven a devorar la escena del metal mundial, incluso ganando los premios Grammy como “Mejor interpretación de Metal”, un tardío pero merecido premio otorgado por la industria.
Y, justo cuando pensábamos que Megadeth había alcanzado su apogeo, en el 2022 nos sorprendieron con su explosivo nuevo disco “The Sick, The Dying… And The Dead!“. Con una ferocidad renovada y una energía inquebrantable, este álbum demuestra que Megadeth sigue siendo tan relevante y poderoso como siempre. Canciones como “The Dogs of War” y “Night Stalker” son testimonios vivientes de la capacidad de la banda para reinventarse y mantenerse en la vanguardia del metal. Con “The Sick, The Dying… And The Dead!“, la banda de Mustaine demuestra una vez más por qué son una fuerza imparable en el mundo del metal. Y, es este contexto, el que por fin los trae de vuelta por nuestras tierras con nueva formación y más vivos que nunca. Demostrándonos que Dave sobrevive año tras año a todas las batallas que los dioses ponen en su camino, ya que sin duda si existe un elegido en la historia del metal es él y sabe que el tiempo le dará la razón y que su historia se contará hasta el final de los tiempos.