Veinticinco años tuvieron que pasar para que pudiéramos ver en vivo a una de las bandas más legendarias del heavy metal. Y es que el regreso de los daneses Mercyful Fate se esperaba desde el 2022, cuando la banda comenzó a girar por Estados Unidos y Europa.
Como antesala al show de los heavy metaleros, sobre el escenario se presentaron los nacionales de Mawiza, quienes a eso de las 19:57 horas, y con un par de minutos de adelanto, dieron inicio a su repertorio con una enigmática intro musical con toques indígenas y ancestrales, tal cual su sello identitario musical.
Los ex “Nunca Seremos Dichosos”, trajeron al escenario del Movistar Arena su novedosa apuesta de metal en mapuzungun, cuyo objetivo es preservar sus raíces ancestrales a través de la música. Es así que partieron con el tema “Kütxal”, single de su más reciente larga duración llamado “Txükür”, lanzado en 2023.
Ya en el escenario, el cuarteto oriundo del sur de nuestro país, se aprecia sólido y concentrado en la ejecución, con sus capas negras con simbologías blancas, trenzas, pelo al viento y trariloncos (cinta que se pone en la cabeza y que es parte de la vestimenta tradicional Mapuche); y a pesar de que solo había un centenar de personas en el recinto para esa hora, la banda demostró todo su talento, prolijidad y calidad musical en las cinco canciones que pudo presentar en el Movistar Arena para abrir a Mercyful Fate.
Le siguieron los temas “Ancestral” y “Kumbagüe”, canciones que fueron interpretadas con la potencia que caracteriza a los músicos que componen esta agrupación de metal raíz. Nos referimos a Awka (vocalista y guitarrista), Txalkan (baterista), Zewü (bajista) y Karü (primera guitarra). Definitivamente se expresan gracias a la energía del “ülkantun en el metal”, tal como la misma banda ha declarado públicamente a la prensa musical.
Si bien, es difícil entender lo que expresan verbalmente los músicos Mapuche, debido a claras diferencias idiomáticas, todo el público asistente se alegró cuando el vocalista preguntó “¿Les gusta Metallica?”Acto seguido, dio paso a un cover de la reconocida “Battery” de los thrasheros de San Francisco, pero en versión mapuzungun. Es así que comenzaba a sonar “Awukän”, la que fue gratamente aplaudida por el público, debido a la versatilidad de su rítmica y lírica.
El cierre del show telonero fue con la canción “Mawiza ñi piwke”, tema que marca un precedente importante para la banda, ya que fue la primera canción del género metal íntegramente cantada en Mapuche. Los músicos tocaron y danzaron en círculos, para abrazarse en el centro y en arengas en mapuzungún dan por terminada su presentación. En escena – y a eso de las 20:28 horas, recibieron de pie y con el puño en alto, los aplausos y elogios de parte de los asistentes.
Definitivamente esta banda demuestra que a pesar de que puedan existir barreras en la comunicación por falta de entendimiento, la música es una sola y se vive y siente de igual manera, sin importar cómo nos expresemos o el idioma que hablemos.
Metaleros listos para asistir al culto
Comienzan a pasar los minutos y el público asistente comienza a impacientarse por el esperado regreso de King Diamond y compañía a escenario chileno. Misteriosamente, los fanáticos comenzaron a llegar faltando pocos minutos para que comenzara el tan ansiado ritual de los daneses; y ya a las 21:12 horas empezó el ritual de la década (y si es que no más).
Cae el telón y revela un diseño de escenario muy elaborado y similar al de una iglesia con escaleras de mármol, una cruz iluminada al revés y un pentagrama con ojos rojos brillantes en su base. La banda, compuesta por el guitarrista fundador Hank Shermann, King Diamond, el baterista Bjarne T. Holm, el guitarrista Mike Wead y la bajista Becky Baldwin, subieron al escenario.
Como era de esperarse, Diamond emergió de manera teatral desde lo alto de la escalera para comenzar con “The Oath” del disco “Don’t Break the Oath” (1984). Si bien es cierto, el estadio cubierto de Parque O’higgins nunca estuvo a butaca llena, la fiesta que desató esta canción, se hizo sentir como si estuviera al máximo de su capacidad.
La teatralidad, la puesta en escena -incluyendo luces tenues, efectos de humo, la escenografìa con cruces invertidas, el vestuario color rojo, las máscaras oscuras, los falsetes que viajan desde el heavy hasta el doom metal, e incluso el micrófono de huesos en forma de cruz de King Diamond, solo dan cuenta de lo imponente de esta banda en cuanto a producción y de lo increíble que es Kim Bendix Petersen como frontman, lo que complementa perfecto con la calidad musical de cada uno de los integrantes de la banda.
Al terminar la canción, King Diamond se dirigió por primera vez al público: “Buenas tardes, Santiago. Ha pasado mucho tiempo desde que estuvimos aquí, pero hemos vuelto. Muchas gracias por estar aquí”.
Le siguió “A Corpse Without Soul”, canción de apertura del EP debut homónimo de Mercyful Fate del año 1982, tema con el que la voz del Rey Diamante se siente más fresca y viva que nunca.
Para el tercer tema “Jackal Of Salzburg”, se arreglaron algunos problemas técnicos menores de sonido y los daneses continuaron ofreciendo un show digno de todo tipo de elogios. No olvidemos que este tema, lanzado en el año 2022, es uno de los más recientes de Mercyful Fate, luego de 23 años sin entrar al estudio.
Avanzaba la noche y las pantallas se cubrían con la portada del disco “Melissa”, dándonos luces sobre el repertorio que continuaría. Es así como King Diamond interpretó “Curse of the Pharaohs” y “A Dangerous Meeting”, dos clásicos de clásicos en cuanto a la discografía de la agrupación, por lo que el público ovacionó la elección de los temas y volvieron a estar muy al pendiente del escenario, dado que Diamond había cambiado de vestuario para salir completamente de negro, ad hoc al tema que continuaba en el setlist.
A los breves minutos comenzaba a sonar “Doomed by the Living” del álbum The Beginning (1987) y el público se puso a corear la canción en masa, saltando y levantando los puños. Pareciera ser que también es una de las favoritas de Baldwin, ya que cabeceó el tema de principio a fin.
Luego llegó el turno de una de las baladas clásicas de Mercyful Fate. Nos referimos a “Melissa”, canción que desde el primer momento hizo suspirar nostalgia a los emocionados asistentes. Más aún cuando la bajista Baldwin toma una bandera chilena entre sus manos.
“Yo sé que les gusta mucho la canción que sigue”, dice el Rey Diamante, refiriéndose a “Black funeral”; y efectivamente fue una de las canciones que tuvo gran aceptación en vivo, incentivando al público a cabecear al ritmo de los riffs de Sherman y Wead, mientras al mismo tiempo, Diamond convertía su micrófono en una guitarra para hacer la imitación de estar tocando el solo.
Termina el tema y un emocionado pero eufórico King Diamond dice: “¡Guau! Ustedes son increíbles. Todo es gracias a ustedes, son jodidamente maravillosos. Muchas gracias”. Acto seguido, el público aplaude al rey de la oscuridad y comienzan a cantar “Olé, olé, olé, olé Mercy-ful-Fate”, al mismo tiempo que King se pone una bandera chilena en la espalda como símbolo de aprobación al participativo público que se encontraba en el Movistar Arena la noche del lunes 22 de abril.
A los segundos, los metaleros en la cancha se volvieron locos, ya que se daba inicio a otra de las favoritas de la jornada, “Evil”, lo que provocó que se prendieran bengalas, se hicieran mosh pits simultáneos en distintos sectores del recinto, así como también, que se coreara la letra casi completa.
Los daneses se comenzaban a despedir con “Come to the Sabbath”, la invitación perfecta para la horda de feligreses metaleros, quienes disfrutaron esta misa negra de principio a fin. “Increíble audiencia, muchas gracias”, se le escucha decir a lo lejos a Diamond.
Cinco minutos después de despedirse y abandonar el escenario, Mercyful Fate volvería en pleno para regalarnos una canción más y este no fue un encore menor, ya que la banda interpretó una de las canciones más largas de su discografía. Nos referimos a “Satan’s fall”, la que con una duración de 11 minutos, se convirtió en el broche de cierre perfecto para el show, gracias a que la composición pasa por distintas estaciones musicales, desde el heavy hasta el black metal.
Así terminaba uno de los conciertos más esperados del último tiempo. Un placer musical breve que duró un poco más de una hora, con un setlist bastante similar al que venían trabajando desde 2022, pero aún así se disfrutó al máximo, debido al largo período que la banda estuvo sin reunirse y girar por el mundo.
Solo nos queda esperar que esta no sea la última vez que disfrutemos en vivo de esta legendaria agrupación metalera, la que con el paso de los años continúa transmitiendo fervientemente todo el misticismo de lo oscuro, perpetuando su calidad musical y dejando boquiabiertos a sus fanáticos.
Esperemos que para estos brillantes músicos el destino sea misericordioso; y que sus shows en vivo sigan sintiéndose como un “regreso en el tiempo” y tengamos Mercyful para rato.