“La vida de los muertos perdura en la memoria de los vivos.”Cicerón

Fue solo hace dos semanas en que del encuentro con un tío hablamos sobre la escena del rock actual, mediante mis relatos le iba contando todo sobre lo que he vivido en estos meses trabajando para Rock Legacy; cubriendo eventos, publicando noticias de bandas nacionales y escribiendo particularmente lo que deseo expresar sobre lo que se está viviendo en bares.

Entre shops de cervezas me comentaba de la escena en los 80’s cuando él tenía mi edad y asistía a gimnasios o teatros para ver la escena incipiente que se estaba gestando, “Íbamos a Sala Lautaro o Serrano 444. Nos juntábamos antes a hacer la previa, y luego veíamos si podíamos ingresar alguna botella para tomar adentro”, me comentaba con total soltura, agregando que “En esos tiempos no era muy común la marihuana, pero no faltaba el que junto con algún cassette de Judas Priest pirateado, conseguía también algún hachís para fumar”. Mientras me decía eso, fue inevitable hacer el paralelo con la escena actual: los escenarios han cambiado y el acceso a la información es prácticamente ilimitado; sin ir más lejos, antes de una tokata se puede conseguir marihuana mediante cierta aplicación, en tanto escuchas el último álbum de Judas en Spotify.

Conforme me contaba la escena, vino a mí la anécdota que sabía que llegaría, y es que tengo recuerdos de niño, cuando veía a mis tíos hacer ademanes de tocar los riffs de ‘Sueños Metalicos’, mientras cantaban con furor “Sueña, pero si distingues la verdad, donde te encuentres y sabrás”, con el tiempo fui creciendo, entonces escuché aquella anécdota de cuando conoció al fundador de Panzer, la cual siempre se llena de orgullo diciendo: “Fuimos al Teatro Esmeralda, pero estábamos buscando una botillería, así que nos metimos por Aconcagua, no por San Diego como siempre. De repente vimos a Juanito Panzer, siempre lo íbamos a ver, con mis amigos no nos perdíamos las tocatas de Tumulto con Panzer. Nos acercamos y saludó bien amable, convidó unas fumas de marihuana, le conversamos y nos dejó entrar gratis al Teatro. Mientras esperábamos, lo seguimos al techo y ahí carreteamos con Tumulto y Panzer, fue como un sueño”.

Esa pequeña anécdota que muchas veces a uno ya lo tiene harto de que siempre en alguna reunión familiar dé a luz, hoy toma más relevancia que nunca, y es que el lunes 10 de Febrero de 2020 será recordado como el día que falleció un emblema de la escena nacional; Juan Alvarez líder y fundador de Panzer.

Juan Panzer, como era comúnmente conocido, fue un icono para todo metalero chileno, tanto por su banda Panzer, como también por su gran legado “El Semillero del Rock”, donde durante cuatro décadas ha funcionado como cosecha de bandas nacionales. En sus palabras la misión de estos proyectos siempre ha sido “Tratar de engrandecer la escena nacional a través del talento y el legado artístico que son: hacer canciones propias, en la lengua cervantes para poder engrandecer la escena”. Sin ir más lejos artistas como Pera Cuadra de Dorso recuerda: “Él fue muy influyente y fundamental dentro de los que pasaba en aquellos años, que eran los 80, donde muchas bandas, y me incluyo también, estábamos partiendo y era complicado, porque en Chile había un boom de la música pop y de otro tipo de cosas.” (Extracto de La Tercera)

Es de esperar que fuera principal influencia a mediados de los 90’ cuando con un sonido “Rompecabezas”, irrumpió en un público que creció durante una dictadura, dejando riff cargados y una batería mucho más rápida de lo normal. Junto con esto, ganó gran prestigio, llegando abrir shows de la talla de AC/DC, Slayer y Megadeth, transmitiendo así su conocimiento a las futuras de generaciones y al mismo tiempo dejando algunas semillas.

El guitarrista, aparte del aporte musical, se le conoce como uno propulsor de exigir recursos estatales para la música, y aunque en el principio esto se vio con malos ojos, dado que el estado en aquellos años había sido heredado de Augusto Pinochet, a la larga fue un visionario ya que hoy en día vemos que la subvención del estado ha estado presente en la escena musical, generando incluso legislaciones, como la “Ley del Telonero”, hace poco aprobada por la cámara. Como a los grandes idealistas, pese a los cuestionamientos el tiempo le dio la razón, y no solo con la política, sino también su pelea por el medio ambiente. Panzer planteó problemas ecológicos con el álbum ‘Tierra de Metales’ (1989); canciones como “Defendámonos”, “Nube Mortal” y “Alerta Roja” debiesen ser himnos para aquellos que hoy marchan por la contaminación ensalzando una sueca niña burguesa.

El fallecimiento de Juan Panzer no tendría que pasar desapercibido, no sólo por los que los que lo conocieron o vivieron aquella época, si no por los que aún no conocen su leyenda. Fue un gran estandarte para la escena que se formó y que hoy en día aún vive, pero ésta agoniza no por el reggeton ni el trap, si no que desvanece cada vez que preferimos no escuchar las nuevas propuestas. No sólo de recursos se gesta la escena, también se necesita de la disposición a escuchar, porque la escena no está aquel fin de semana viendo tributos en el Óxido o en Rock & Guitarras, la escena está ese martes o jueves en pequeño bares, donde ver a un artista dar su mensaje solo está a tres mil pesos, a veces incluso gratis.

Es por esto que, un artista se inmortaliza en el recuerdo de quien vive, y tal como mi tío pasó su legado hacia mí y mis primos, también la escena la formó ese papá que cantó las canciones de Tumulto o Arena Movediza, y que hoy ven a sus hijos cantando Pearl Jam o Guns ‘N’ Roses, el rock no morirá jamás mientras aún se escuche, y hoy más que nunca, la guitarra de Juan Panzer se escuchará en aquellos riffs de la escena local.

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