Fue un día triste, el cielo estaba nublado, el aire frio y el ambiente húmedo, como si Dios estuviese encargado de la dirección de arte en una película para retratar al mundo la noticia que había acontecido. No fue algo trivial como el anuncio de una nueva aplicación, tampoco fue algo extraordinario como un cese al fuego en el medio oriente, el mundo solo había perdido un cantante más, pero una gran parte perdió algo más que eso, algunos perdimos un amigo, un compañero, un guía.
Aquel jueves desperté como todos los días de semana: sin ánimos de levantarme a trabajar. Aunque como toda responsabilidad ineludible, me tuve que forzar a abrir los ojos y enfrentar el día que, hasta esos segundos, era intrascendente. Como es la rutina de varios, revisé mi celular solo por la curiosidad de alguna notificación expectante, para mi sorpresa, no tenía sólo una, sino varias, de una gran cantidad de amigos de todo tipo, y la palabra que más se repetía entre las notificaciones era “Chris Cornell”, un veloz frió recorrió mi cuerpo, una negación por mi cabeza y una nerviosa sonrisa se dibujó en mis labios. ‘Es una mala broma’ pensé mientras abría el confiable Google y escribía el nombre en la sección de noticias. La sorpresa nubló mis ojos y mi mente se llenó de preguntas; ¿Cómo? ¿En qué momento? ¿Por qué?.
En mi cabeza no encajaba a Chris Cornell muerto, hace no más de un año había tenido la oportunidad de presenciar su show acústico en el Teatro de Santiago donde más de alguno pudo dar testimonio de lo lleno de vida que estaba. Cantando todo su repertorio, contando chistes, interactuando con el público, se mostró bien afable y con su partícula carisma. A este hecho, se le suma su inevitable retorno a Latinoamérica con Soundgarden, quienes se encontraban grabando su segundo álbum luego de reagruparse el 2010. Su carrera iba en alza gracias al álbum ‘Higher Truth’, ni hablar de su entorno personal. Una esposa y tres hermosos hijos en un matrimonio consolidado, pero por más que uno supiese todos estos antecedentes, la depresión siempre ha ido más allá de una aparente estabilidad reflejada en una sonrisa.
El día comenzó su trascendencia luego de la fuerte noticia, amigos de años con los que había perdido contacto, hoy me daban su pésame, como si se hubiese muerto un familiar cercano. Y es que, para los amantes de la música, el artista pasa a ser parte de tu vida. Es quien te vio crecer, fue el sostén cuando nadie te entendía: esa persona que no conocías, pero hablabas de él como si tuvieran un lazo. Por otra parte, el mundo virtual estaba devastado, se difundían las noticias y los comentarios, publicaciones tristes. Gente que no sabías que amaba a Cornell ahí estaba publicando algo con respecto a él. Los youtuber comenzaron a hacer videos conmemorativos. Las radios ya emitían su cobertura y los especiales en todos lados se hacían notar. Definitivamente era un duro golpe para la música en general. Las horas corrían y más precedentes llegaban desde Detroit. El aparente suicidio, se convirtió en realidad, y la droga ya no se descartaba. Para algunos, una sorpresa, para otros una historia conocida.
Se podría decir que nadie en el mundo del “grunge” es indiferente el suicidio, la depresión y las drogas. Varios cantantes de este movimiento tuvieron su particular historia con ésta combinación. El caso más emblemático fue el suicidio del frontman de Nirvana, Kurt Cobain, quien se habría disparado en la cabeza con su escopeta. Otro caso fue el fallecimiento del cantante de Alice in Chains, encontrado muerto en su departamento con una carga excesiva de drogas en el cuerpo, y así podríamos seguir con casos como Andrew Wood (Mother Love Bone) y Shannon Hoon (Blind Melon) ambos fallecidos por exceso de drogas. O el reciente caso de Scott Weiland (Stone Temple Pilots) hallado muerto en su autobús.
Ahora solo queda preguntarse ¿Por qué Chris Cornell teniendo una prominente carrera, habría tomado la decisión de quitarse la vida?. Si nos vamos a sus antecedentes, encontramos una dura infancia, hechos como que no salió de casa durante un año o la ausencia de su padre son condicionantes para el desarrollo de una mente perturbada. Esto no haría sorpresiva la ingesta de drogas antidepresivas en su autopsia. En su superficialidad podemos toparnos con las letras de Soundgarden que bastante refleja su estado anímico en los 90 e incluso podríamos tomar atención en lo que nos dejó con su último álbum “Higher Truth”, ni hablar de los sencillos que han salido luego de su deceso: “You Never Knew My Mind” o la ganadora de un Grammy “When Bad Does Good”, es evidente que la depresión no era nueva en la vida de Cornell.
Hasta el presente han transcurrido, semanas, meses y ahora años, en que hasta el día de hoy no nos hemos olvidado de su música. A veces es difícil pensar en que esté muerto y aceptar el concepto de suicidio. Bien se ve reflejado en internet, donde hoy todo puede ser un montaje, y en que hay quienes han hablado de una conspiración. Un asesinato planificado por un grupo de personas que lo querían silenciar. Cuando la realidad es que atentó contra su vida voluntariamente, y aunque cueste creerlo, él es una persona común y corriente. Es eso justamente la mayor virtud que tiene un artista: El ser humano, igual que nosotros. No por él ser una gran referente o cantante va a quedar exento de los problemas habituales por los que cada uno carga. La depresión sigue en todos lados y es una enfermedad real. Es así como hoy en día veo esta situación como una lección. No todos estamos libres del sufrimiento. Hoy agradezco y conmemoro el legado que dejó Cornell quien sirve como un estandarte para lo que se vive día a día.