El 20 de mayo de 1990 fue la fecha elegida para la publicación de “Corazones”, el cuarto y más exitoso álbum de Los Prisioneros. Resistido en su momento por los fans más duros, pero valorado como una joya de una calidad musical nunca vista para artistas nacionales hasta entonces, el largaduración cumple tres décadas gozando de plena vigencia.
En la siguiente nota, representantes de medios especializados y de sellos independientes, desmenuzan canción por canción este álbum esencial de la música chilena.
Tren Al Sur (por Bárbara Sherman, Rock Legacy)
“Corría el inicio de la década del 90′ y mis padres me llevan a mi primer show en vivo: los prisioneros. Al ser muy pequeña, solo tengo cierto flashback de lo ocurrido. Pero esto marcó un antes y un después en mi vida: el disco corazones estaba en pleno apogeo y así comenzó mi gusto por la música chilena. En cierta forma esta canción me identifica, puesto que soy oriunda de lo que los santiaguinos llaman ‘Sur de Chile’ y en mi infancia, disfrutaba mucho de este medio de transporte que suele identificarse como el de la ‘clase obrera o trabajadora’. Sin duda un himno de mis primeros años de vida y que cada vez que lo escucho, me entrega una nostalgia infinita recordando a mi amado Concepción”.
Amiga Mía (por Jimmy Reyes, Potencia Tu Música)
“Cuando escucho esta canción se me viene a la cabeza la siguiente pregunta: ¿Cuantas veces he sido amante?, cada vez que ‘Amiga mía’ resuena en mi mente, comienzo a sentir ese sentimiento de culpa y placer, muy castigado en ese tiempo por lo católico de esos años y que González al escribirla, quizás también sintió, sinceramente creo que ese tipo sensaciones no se mezclan de forma muy natural, pero pienso que tienen un encuentro en esas jornadas en las que el amor es incesante y salvaje, amor que puede durar solo una noche, pero que recuerdas toda una semana, meses o quizás años…
Escuché ‘Amiga mía’ por primera vez cuando tenía 15 años y a decir verdad no entendí mucho su letra, fui amante años más tarde y hoy teniendo 36 años, lo bailo con los ojos cerrados, con un vaso de vodka en la mano, en algún antro con ambiente lúgubre recordando ese sentimiento de placer salvaje, porque la culpa ya se ha ido y por qué sigues siendo amiga mía. González debió haber sentido lo mismo”.
Con suavidad (por Javier Puelpan, Twitsessions)
“¿Puede existir una mejor canción en el disco que ‘Con Suavidad‘? Es el golpe perfecto de Jorge González a la institución establecida del rock nacional, el quiebre en un material que parte mostrando una faceta introspectiva y que súbitamente nos invita a la pista de baile con una intro de teclados tan simple como efectiva gracias a sonidos tomados del catálogo de New Order o Depeche Mode.
¿Y la letra? Obsesiva, bella y con extrañas referencias (“Muchos te quieren amar, como si fueran gimnastas…”,) llenando de complejidad un relato en donde la voz de González va transitando diferentes estados hasta desgarrarse por completo mientras canta “Hasta morder tu corazón”, una especie de grito desesperado en medio de la fiesta sónica propuesta pero que nos demuestra que si bien esta permitido bailar también está permitido el sufrir.
Una joya demasiado adelantada a su tiempo que debe ser considerada la piedra angular”.
Corazones rojos (por Darío Gutierrez, La Celda de Bob)
“’El mundo es femenino ahora. Démonos cuenta’, dijo González recientemente en una entrevista a propósito del nuevo aniversario de Corazones y la importancia que tiene ahí el sencillo ‘Corazones rojos’, la pieza socialmente más comprometida del álbum que selló la primera etapa de Los Prisioneros. Incomprendido y tergiversado en su época, resulta increíble que tres décadas después, su autor aún nos invite a la reflexión y a comenzar a aplicar lo que todavía nos cuesta comprender y que tan explícitamente nos graficó en esos jugados rapeos, que de paso se convirtieron en uno de los primeros registros populares del entonces incipiente género en Chile. Al día de hoy, siento que el rap en Chile necesita con urgencia más Jorge González, pues la huella imborrable que ha dejado su legado en nuestra historia popular radica precisamente en eso de ser pionero, pero voy más allá de haber experimentado en distintos estilos musicales o del gran mérito de haber podido ser la voz de lxs sin voz; voy a eso de ser pionero en tomar actitud y postura frente a temas que no sólo nadie se atrevía a hablar, sino que nadie hasta entonces estaba viendo, y ‘Corazones rojos’ es una absoluta confirmación de aquello. Escrita originalmente para sus amigas Cleopatras, y arrebatada después a su particular forma, sin cinismos, reconociendo que “cantando valían callampa”, González rescató de perderse en el underground aquella fundamental semilla para nuestro inconsciente, que, a pesar de que la hemos cantado incontables veces por historiados treinta años, creo que aún no nos hemos cuestionado a conciencia el ¿por qué dios así lo quiso? ni mucho menos el ¿por qué dios también es hombre?”.
Cuéntame una historia original (por Lilith Fernández, Yeaah.cl)
“‘Cuéntame una historian original’, para mi es simplemente perfecta en lo musical y lírico. Sintetizadores tan electro de los 90’s, avisando como se vendría el pop en Chile. Usando su clásica y característica ironía, Jorge te canta mientras tú bailas, que todos nos estamos constantemente quejando de lo mucho que sufrimos, pero que claramente no tenemos idea de nada, todavía. Familias disfuncionales de esos años, quizás muchos pudimos vivir la infelicidad de nuestros padres, pero lamentablemente, esa historia no tuvo nada de original y que 30 años después, sigue todo igual.
¿Ya miraste a tu alrededor y te preguntaste si eres el único sufriendo hoy? ¿Muy denso? Mejor compremos chocolates”.
Estrechez de corazón (por Francisco Millán, Disonantes)
“‘Estrechez De Corazón’ es sin duda, una de las mejores canciones en la historia de la música chilena. En sus cinco minutos, Jorge González plasma una situación dolorosa: la inmadurez de una relación que se acerca a su final, en la cual se evidencia ese momento en que el amor cuelga de un hilo, la angustia de la incertidumbre y la indecisión. Su letra llega y golpea fuerte, pero también es acompañada de un ritmo que ha quedado en nuestra retina. Y es que, ¿quién no ha gritado a todo pulmón y con una mano en el pecho?: “Pero no voy aguantar ¡estrechez de corazón!”. Es la perfecta comunión entre una letra melancólica y una base musical que se escapa de serlo: el rock con los toques electrónicos conjugando de manera perfecta. Este track del disco “Corazones”, versionado por un sinfín de artistas, nos sabe tan actual como en su fecha de estreno hace treinta años, porque el amor y desamor no tiene épocas. Es un regalo a la cultura chilena de alguien que siempre estuvo avanzado a su tiempo, y siempre será una canción que forma parte de la playlist de nuestra vida”.
Por amarte (por Utzu García, Indajausmusic)
“Tenía cinco años y el Corazones fue el primer disco que me gustó en la vida. Llegaba del kínder a la casa y podía escuchar el casette todo el día, hasta que jodió la cinta. Esta canción es potente, creo que es imposible no sentirse identificado en algún momento de la vida con la letra, saber que estás en una relación en la que no quieres-tienes que estar, pero no sabes cómo salir. González era seco para narrar historias de conflictos sociales, económicos o políticos, pero resulta que el tipo también era un genio narrando conflictos del corazón. Pudo ser de los mejores baladistas en español. Talento le sobraba”.
Noche en la ciudad (Fiesta!) (por Pablo Galleguillos, Red Poncho)
“Personalmente ‘Noche en la Ciudad’ llegó un poco tarde a mi vida. Del “Corazones” había escuchado siempre las clásicas Tren al Sur, Corazones Rojos o Estrechez de Corazón, y en segundo plano Cuéntame Una Historia Original o Amiga Mía. De chico nunca tuve un cassette o disco Corazones propio. Recuerdo haber escuchado Corazones Rojos en algún cassette de mi hermano como a los 5 años y sería todo. Con la llegada del streaming, ya en medio de mi carrera en la universidad, comencé a meterme al mundo de Los Prisioneros y descubrí el Corazones en su amplitud y con ello “Noche en la Ciudad”. ¡Temazo! No hay otra palabra para describirla de mejor forma. Es verdad que todos son temazos, y es que es imposible decir lo contrario sobre este disco, hit tras hit no te suelta de principio a fin. Pero esta canción mezcla todos los condimentos del disco y cuando digo todos son… TODOS. Un ritmo pegado con el bombo en las 4 negras, una frase melódica simple y efectiva, sonidos de sintes por doquier (los arreglos de cuerdas mis favoritos), una línea increíble de la clásica voz recitada de Jorge González, con un ritmo propio de frases de él que, aunque quisieras imitar, 100% no te saldrá calcado jamás, ladridos de perro, un grito de “Grande Rey” y hasta su salud incluido. Una obra maestra por donde se le mire. Le pones play y no dejas de bailar en sus 6:11 de duración. ¿Muy larga? lo dudo. Si durara 10 minutos la gozarías de la misma forma. Y su lugar en el disco es perfecto. Luego de tenerte 100% inmerso en ella termina suave para coronar con ‘Es Demasiado Triste’. Una obra de arte hermosa. Hasta mi hijo de 5 años la canta conmigo”.
Es demasiado triste (por Verónica Espinoza, periodista IGED Records)
“Escuchar ‘Es demasiado Triste’ es trasladarse en tiempo y espacio a una dimensión desgarradora, del corazón de un González que sufre más allá de la poesía y composición del tema final del cuarto disco de la banda. Es una voz honesta, hablando del dolor que corre por sus venas, de ese amor que por ironías de la vida nos deja deambulando como entes repitiendo el mismo error, del que queremos escapar, pero que huye con nosotros. En ella, un organillo evoca la añoranza que, como una montaña rusa, nos lleva a la psicodelia que, musicalmente, se transforma en una caída en espiral, cual vaticinio de lo que sucedería con la recién iniciada Transición a la Democracia. Un verdadero texto burlón de una soberbia, con un dolor profundo que cierra un disco, una década y una importante etapa en la historia de Los Prisioneros y de la música chilena”.
¡Escucha el disco completo, aquí!