Es inevitable en estos tiempos tan confusos, hacer memoria de otros momentos, cuando se podía viajar y turistear. En Rock Legacy decidimos construir espacios de sueños. Desde la editorial de nuestra revista me pidieron tratar de hacer una nota simpática que hablara de música y nos presentara un espacio diferente a los amantes de la música. Es así, que me contacté con Gerardo Weiss, peluquero argentino y a través de una videollamada conversamos sobre su ingeniosa idea de hacer hace años una peluquería dedicada en su totalidad a la banda de Liverpool, los Beatles. Y bueno les dejo el resultado de esta conversación.

T: Hola Gerardo

G: Hola, ¿cómo vas?

T: Todo bien acá en Santiago

G: Es la segunda vez en la vida que hago esto.

T: Ah, pero todo bien. Prometo que será una conversación dinámica y sencilla.

G: Sí claro, pero vamos a ver cómo sale.

A través de mi teléfono veo a Gerardo con una sonrisa de oreja a oreja caminando por su peluquería y de a poco va apareciendo mi curiosidad.

T: La editora de nuestra revista encuentra muy interesante tu historia. Que hicieras una peluquería ligada a la música, y en particular a los Beatles. Cuéntanos, ¿Cómo nace la idea? y ¿De dónde viene ese amor por los Beatles?.

G: Mira mi amor por los Beatles nace a los 11 años. Cuando jugaba a la pelota, siempre ponían música que se escuchaba por los altoparlantes. Yo no sabía lo que era, así que una vez paré de jugar porque me parecía música de otro planeta. Y fui a preguntar qué era, me dijeron: “¿Cómo no conocés esto? Son los Beatles”. Me vine corriendo a mi casa y le pedí a mi padre que me comprara, aunque fuera, un LP. Y me compró en el que venía “Love Me Do”. Siempre me pareció que los cuatro juntos no correspondían a este planeta.

T: ¡Claro! Y a ti te tocó, además, toda la influencia misma de los Beatles en Argentina. Con Spinetta y Pappo a finales de los 60´s y comienzos de los     70´s.

G: Lo que pasa es que yo tenía ocho años a principios de los setentas. Mi descubrimiento musical parte con los Beatles a los 11. Aunque antes de los Beatles ya conocía a Vox Dei, eso no lo había contado jamás en una nota. En mi casa se escuchaba Palito Ortega, Leonardo Fabio y todo eso que estaba de moda para mis papás. Y después yo a los 16 años me hice fanático de Los Jaivas. Agarraba todo lo que podía de Los Jaivas.

T: ¿Cómo llegaste a Los Jaivas? ¿Cómo aparecen en tu vida?

G: Y porque sonaban. Yo escuchaba a Juan Alberto Badía, él pasaba toda la música que a mí me gustaba por la radio. Ahí sonaron Los Jaivas. Apenas los escuché, partí a comprarme el simple y luego el vinilo. Es que yo trataba de escuchar todo el rock experimental, pero sobre todas las cosas mis preferidos siempre fueron Spinetta y Lennon

T: Es la misma columna vertebral de la música. Melodías dulces y poesía.

G: Bueno, Luis Alberto era otro que parecía venido de otro planeta. Nadie jamás podrá hacer nada como lo que hizo él. Para mí está al nivel de los Beatles. Aunque seguramente, si él me escuchara decirlo, diría que no. Era una persona muy humilde. Y te lo digo con conocimiento de causa. Fui su peluquero y la verdad nunca he conocido a otra persona tan buena en el mundo de la música.

T: Esto está bueno, buen punto de partida para que nos cuentes, ¿cómo llegaste a la peluquería? Y en qué momento te introduces en la moda del rock.

G: Yo entré a este oficio para conseguir minas (risas). Como no pude aprender a tocar la guitarra, dije: “Y bueno, aprenderé este oficio”. Lo pensamos con un amigo, ya que habían más posibilidades con las chicas, desde ahí. 

T: ¿En qué año fue eso más o menos?

G: Eso fue en el año 1978. Justo se había hecho el mundial de fútbol acá en Argentina. Para entonces me recibí y no paré nunca más hasta hoy. Desde el comienzo lo que me impulsaba era mi amor al rock y a las tijeras, esa es mi pasión. Yo trabajaba en lo de Roberto Giordano, una peluquería muy grande acá. Un día no me dejó hacer un corte raro, para él, y renuncié. Fue lo mejor que me pudo pasar, porque pude poner una peluquería acá. Distinta a las demás en 1988. Era diferente, porque yo tenía una video casetera y pasaba videos de rock. Los chicos de aquel entonces, siempre se acuerdan que fui el primero en poner clips.

T: Es que te tocó precisamente la época de los “raros peinados nuevos” que mencionaba Charly en su canción. Con los pelos de Soda a lo The Cure.

G: Sí, yo también inventaba cosas. Se hacían muchas cosas raras en los pelos en esa época. Por ejemplo, un día vino un muchacho que tenía el pelo muy lacio. Lo rapé en la nuca y con la máquina le dibujé unas butacas y con su pelo que caía simulaba el telón de un teatro (risas). Luego se lo pinté de colores fluorescentes. Luego, corrió la voz que yo hacía cosas distintas. La gente me esperaba en la calle para hacerse precisamente los raros peinados nuevos.

T: Imagino que dentro de esa construcción, de una nueva imagen, empezaron a llegar personas más conocidas.

G: Sí, aunque yo nunca estuve en un lugar comercial. Todos los que vieron el lugar que elegí me decían: “No vas a durar ni un mes en este vecindario, porque no va a llegar nadie”. Yo me bajoneaba, pero seguí adelante con la idea y bueno, esta semana la peluquería cumplió 33 años. Era muy joven cuando la abrimos, pero enseguida tuvo éxito. Fue una etapa en la que realmente no sabía qué hacer con la plata. Era tanto el dinero que entraba que finalmente lo gastaba en autos, en viajes, en salir con muchas chicas y aprovechar mi soltería al máximo (risas de ambos)

T: De alguna forma te convertiste en parte de la escena de rock.

G: ¡Pero fui un tonto porque me casé! (risas, otra vez). Ahora me separé, pero ya se me cayó el pelo. De todas maneras estoy viviendo mi segunda soltería. Aunque con esta pandemia no es mucho lo que se puede hacer. Estamos como enjaulados. 

T: Claro, ha sido una situación compleja acá también. ¿Cómo te ha tocado vivir la pandemia?

G: Mira, yo estoy muy asustado, porque veo gente que se contagió, me entero de amigos que estuvieron internados. Antes de saber de ellos, la verdad no le tenía miedo, pero ahora le tengo respeto, miedo y estoy esperando que pase esta pesadilla que nos tocó vivir. Pocas veces en la historia toca vivir una batalla tan desgarradora e invisible. Parece un invento de los genios del mal. Es todo lo contrario a lo que pregonaban los Beatles con mensajes como “All You Need Is Love”

T: ¿Es cierto que fuiste peluquero de Luis Alberto Spinetta?.

G: Sí, mira yo iba a los recitales de él y lo esperaba en la puerta de los teatros. Lo volví loco. Hasta que un día me anotó con su propia letra la dirección de su casa de verano. Ahí nos hicimos como amigos. Era un ser increíble, una vez hasta me cocinó, cocinaba muy bien. Me trató muy bien. Su hijo Dante, también vino a la peluquería. Me ayudó en un momento importante de mi vida y yo no me olvido de la gente que estuvo en las malas conmigo. Siempre voy a estar agradecido, es algo que voy a llevar en el alma siempre. Uno siempre piensa que todos son malos y yo creo que los buenos estamos un poco escondidos. Aunque a veces somos mayoría, sólo necesitamos tener fe y mirar un poco hacia adelante, para conseguir salir de esto y para tratar de unirnos como dice “Imagine

T: Me hace mucho sentido lo que dices, en especial en este momento tan difícil que nos está enseñando, estas nuevas formas de mantenernos en contacto. Por ejemplo esta vía que hace la conversación más cercana.

G: ¡Menos mal que las relaciones sexuales no son con mascarilla! (risas)

T: Además de Spinetta, tuviste cercanía con otros grandes de la música.

G: Sí, claro. Ahora vienen los chicos que trabajan con Charly, hace algunos años. Charly me invitó a cantar con él. Yo no creía que era él el que me llamaba, pensé que era un imitador y se enojó. Y en la noche nos encontramos y me dijo: “A vos te quería conocer” y me dice: “¿Vos, lo único que hacés a la gente es mirarle el pelo?”. Y bueno, nos quedamos cantando unos temas de los Rolling Stones con un tecladito que él trajo.  Y decía que esas canciones eran de él, que se las había robado Keith Richards.

T: Cuéntanos un poco más, de tu peluquería. Dicen que es un lugar fundamental para el turismo Beatle mundial.

Gerado da vuelta la cámara de su teléfono y empieza a hacerme un recorrido virtual de su mágico lugar.

G: Tengo desde el ventilador dedicado a los Beatles, recortes de todos lados, incluso de cuando nos retrataron en un diario de japón. Tengo recuerdos que me traje de mi viaje a Liverpool, estuve con su peluquero. Estuve en Penny Lane, fue una experiencia increíble. Me regaló tantas cosas, que tuve que pagar por exceso de equipaje. Fotos autenticas y cosas muy exclusivas.  

T: ¿Cómo nace la idea de crear un espacio tributo de la cultura beatlemaniaca?.

G: Todo comenzó en sueño. Soñé que venían los Beatles a la peluquería. Fue tan real, que cuando me desperté me puse a empapelar todo con afiches de los Beatles. Me obsesioné. Me quedaba hasta altas horas de la madrugada armando este lugar. Aún lo sigo haciendo. Constantemente estoy cambiando las cosas. Siempre hay cosas nuevas, aunque realmente ya no tengo más espacio. Tengo lleno de curiosidades, por ejemplo el box set, donde John tararea “La Comparcita” en 1967 en la casa de Ringo. Tengo batas para cortarse el pelo con distintas temáticas. Por ejemplo, la de Paul en el Sargent Pepper. Tengo una imitación del traje de Geroge Harrison en el año 64. Ojo, ¡no son baratas! También tengo la bata al estilo de los Stones.

T: Eso me llama la atención. Argentina es famosa por su devoción a los Stones, hasta tienen su moda rollinga de exportación.

G: Mira, te seré franco. Mi segunda banda preferida son los Rolling Stones. Si no hubiesen existido los Beatles ellos serían mis favoritos. Amo a los Stones. Cuando yo era chico, todos me decían: “Cómo puedes escuchar a los dos, no ves que son enemigos” y eso es falso. Eran amigos, se ayudaban. 

T: ¡Exacto! La primera original de los Stones es de los Beatles.

G: Sí, “Quiero ser tu hombre” era de Lennon y Mcartney. Él que les consiguió el contrato en la disquera, fue George. Y bueno, lo que te puedo decir, es que en este sitio, yo me siento muy feliz. Hago lo que me gusta, más encima, me pagan. 

T: Cuéntanos dónde está ubicada, para que la gente que viaje a Buenos Aires, pueda hacer su turisteo siguiendo la ruta porteña Beatle.

G: Esto está en un pasaje  llamado Eustaquio Cambieses 1848, en el barrio de Flores. Resulta que Eustaquio Cambieses, era un combatiente de todo lo que fuera británico. Y bueno, como verás acá todo es muy british (risas) Si vienen, se van a topar con tantas cosas maravillosas. Con toda la colección de mi infancia.

T: Definitivamente se ve interesantísimo. Te agradezco por abrirnos esta ventana virtual para conocer tu espacio y aprovechar de charlar a la distancia.

G: No, muchas gracias a ti también. Y cuando viaje por esos lados, ojalá me presentes unas amigas. 

T: Sí, claro, y aprovechamos de tomarnos un pisco sour o una piscola, mientras me cuentas más historias.

Así se cerró la ventana virtual que me conectó con Argentina un rato y volví a mi pieza. Por momentos fue divertido imaginar un mundo, en el que toda la iconografía fueran los Beatles

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