El frío de la tarde de este jueves 14 de julio no fue impedimento para que ya a las 19:00 horas hubiese una larga fila en las afueras del Teatro Cariola. Se respiraba en el ambiente la efervescencia de una noche de fiesta a cargo de Michale Graves y donde la expectativa era alta ya que sonarían en el mismo concierto los discos “American Psycho” y “Famous Monsters”.
Siendo las 19:15 horas, hicimos el ingreso al recinto y ya había un centenar de fanáticos apostados en las primeras ubicaciones. Pude distinguir al menos tres generaciones de panketas, rockeros y aficionados a la música de Misfits, y es que los americanos ya son un emblema que traspasa generaciones. El ambiente se empieza a calentar con música que se escucha por los parlantes del Cariola.
20:00 horas en punto y con menos de la mitad de la capacidad del teatro llena, arrancan los nacionales de Paranoia. El trío punk rock presenta un set sólido, basado en lo mejor de sus dos producciones “Muerto, Pobre, Aburrido” (2020) y “Por qué no morí” (2021), logrando una buena respuesta del público, quienes corearon de manera entusiasta los temas “Fuego”, “Noche de Punk Rock”, “Abdomen Prominente”.
21:00 horas en punto y se escucha la música introductoria del “American Psycho”, la tétrica “Dr. Phibes Rises Again”, que precede la aparición de Michale Graves, vistiendo una camisa de fuerza y con el maquillaje que lo caracteriza en sus presentaciones en solitario. Comienza a sonar “American Psycho”, la locura es total y el público casi colmaba la capacidad del teatro.
Sin dar un respiro la banda descarga “Speak Of The Devil” y el público completamente entregado al cantante norteamericano corea a rabear la canción. La próxima entrega es “Walk Among Us” y la comunión entre el público y Michale Graves está sellada. Antes de que empiece a sonar “The Hunger”, el vocalista se despoja de la camisa de fuerza con la que empezó el show, para salir con una polera roja y saludar afectuosamente a los fans de las primeras filas.
Con una banda sólida compuesta por Brian Werner (Vital Remains) y los músicos mexicanos Ramiro Carreron y Víctor Manzano, la siguiente canción que suena es “From Hell They Came” y queda plasmado el gran nivel en las voces de Graves. Llega el turno del primer gran himno de la noche, “Dig Up Her Bones”, interpretada de manera magistral y donde el Cariola se vino abajo con puños en alto y una sola voz en el coro. Acto seguido interpretaron “Blacklight” y una vez concluída, el vocalista se da el tiempo para hablar con el público e incluso jugar con un gorro que cayó al escenario, el que posteriormente devuelve a los fans.
Mención especial a la banda de soporte, especialmente a Brian Werner que en todo momento alienta al público con arengas y gestos para encender aún más el ambiente que ya era de una fiesta total y absoluta.
El próximo tema fue “Resurrection” que da paso a “Crimson Ghost”, la cual con una intro de bajo intratable, es la antesala al headbanging y mosh que ya se hacía notar en los sectores más próximos al escenario. En este punto Michale Graves coqueteaba con el público femenino pidiendo besos y riendo en todo momento. En este ambiente la próxima descarga la protagonizaron “Day of the Dead” y “The Haunting”, que una vez terminada el propio Graves hace una reconvención al público para que no se abalancen hacia adelante y así evitar un accidente (que afortunadamente no ocurrió).
Llega el momento de “Mars Attacks”, “Hate The Living, Love The Dead”, “Shining” y el turno de la última canción del “American Psycho”, nos referimos a “Don’t Open ‘Til Doomsday”, que con un impecable apoyo de luces y pantalla, culminó de gran manera la primera parte del show, en la que Bryan Verner cierra rompiendo el bajo contra el piso, el que regala al público posteriormente.
No alcanzan a pasar 10 minutos y ya empieza a sonar “Famous Monster” y la introductoria “Kong At The Gates”, con un Verner que interactúa a cada momento con el público, preparando la ejecución de “The Forbidden Zone”, que es coreada por la multitud. “Lost in the Space” es interpretada de manera muy apegada al disco, seguida por “Dust To Dust”, precedida de unas palabras de Michale en la que recalca que pasó tres años sin venir a Chile.
La banda no se da un descanso y disparan canción tras canción, el cantante va de un lado a otro con los característicos movimientos que le conocemos y así llega “Crawling Eye”, “Witch Hunt”, ésta última mantiene las pulsaciones de la gente presente a tope. Se anuncia “Scream” y la ovación es tremenda, una canción de las más esperadas. Previa presentación de Graves, comienzan a sonar los acordes de “Saturday Night” y se escucha a la multitud corear este hit de Misfits, uno de los puntos altos de la noche.
Con un golpeteo del bombo de fondo, la fanaticada le brinda una ovación gigantesca a Graves, en este punto literalmente el americano ya tiene al público en el bolsillo, donde se anuncia “Pumpkin Head”. Entre constantes arengazos de la banda comienza a sonar “Die Monster Die”, apoyada con múltiples imágenes de zombies en la pantalla, nada más ad-hoc. Nuevamente el simpatiquísimo y amigable Michale Graves baja del escenario y saluda al público. En esta oportunidad vuelve al escenario con el celular de una fan y comienza a filmar al público para devolverlo al dueño. Este tipo es un fuera de serie, muy cercano a sus seguidores y nos golpean con “Living Hell”, en la cual una vez concluída, la banda abandona el escenario, para hacer el encore final.
Nuevamente los músicos posicionados en el escenario, comienzan a sonar los acordes de “Descending Angel”, en la que hasta el momento es la canción más coreada de la noche. Se vive un gran ambiente al interior del Teatro Cariola, y llega el momento en que Graves agradece al público con el tema “Fiend Club”.
Ahora por tercera vez, Graves baja del escenario a compartir abrazos y saludos con el público, un momento muy emotivo en esta noche. Se anuncia “Hunting Humans”, la cual mientras está en ejecución la canción Michale se da el tiempo (aún cantando) de firmar un disco que le entregó un fan. Acto seguido y sin dejar de cantar se lo entrega.
Ya todos saben que se viene la última canción y es coreada por toda la concurrencia: “Helena”, y como si la banda no quisiera irse del escenario, dilatan el comienzo de la canción pidiendo las últimas ovaciones, dando así una atronadora versión de este clásico.
Una noche marcada por el cariño entre la audiencia y Michale Graves, un concierto esperado y con buena concurrencia. De temas técnicos se podrá hablar en otra oportunidad, lo concreto es que se vino a escuchar dos discos icónicos. Estoy seguro de que nadie se fue con gusto a poco, muy por el contrario, todos felices a sus casas después de ver en escena a un cantante y su banda totalmente entregados.