Tras el éxito de su álbum debut de 1982 “Billy Idol”, el cantante inglés debía consolidar su carrera solista y no pudo haberlo hecho de mejor forma que con el lanzamiento de “Rebel Yell” en el año de 1983. Un disco con una multiplicidad de estilos que confluyen de manera armónica y sutil, logrando obtener una placa redonda de principio a fin, casi sin puntos bajos. A cargo de la producción Keith Forsey y junto a Idol en las composiciones, su eterno “socio musical” el guitarrista Steve Stevens, sin lugar a dudas “Rebel Yell” es uno de los discos más importantes en la carrera de Billy Idol y, por qué no decirlo, el más importante.

Los fuegos se abren con la canción que le da el nombre al disco “Rebel Yell”, la cual parte con una intro endemoniada de guitarra a cargo de Stevens, quién a lo largo de todo el disco da muestras de genialidad y virtuosismo, dando paso a un hard rock puro y duro que no decae a lo largo del tema, un coro pegajoso y un solo de gran factura completan esta obra maestra. En segundo lugar “Daytime Drama” es un tema que te lleva directo a la pista de baile, tiene una marcada influencia new wave. La siguiente canción es otro punto alto de éste álbum, “Eyes Without a Face”, donde un bajo armonioso y dulce lidera la línea melódica de la canción, la voz de Idol suena muy sentida y a gran nivel, sumado a los coros de su novia de aquella época, Perri Lister, quien canta en francés ‘Les yeux sans visage’ (ojos sin rostro) y un cambio de ritmo monstruoso al finalizar, completan la ecuación perfecta en esta pieza.

En cuarto lugar, llega “Blue Highway”, en la que nuestro amigo nos habla sutilmente de su gusto por algunos excesos y las motocicletas. Es el turno de “Flesh For Fantasy”, con la que estamos en presencia de un sonido soft-rock tan característico de los ochentas, pero enriquecido de manera magistral por la guitarra de Steve Stevens. La sexta entrega es “Catch My Fall” y esta vez escuchamos una canción elegante y con una delicada factura, donde el saxo juguetea de forma muy acertada con la voz de Idol. La pista número siete es “Crank Call”, quizás la más simple de este disco, pero nuevamente la guitarra de Steve Stevens logra salvar la situación.

Continuamos con “(Do Not) Stand In The Shadows” de tono punk rock, con un ritmo entretenido y un mensaje de marcado optimismo rebelde y, para cerrar esta obra, llega “The Dead Next Door” una canción que comienza muy atmosférica, con un gran trabajo de sintetizadores, algo extraña para el contexto del disco.

“Rebel Yell” le dio a Billy Idol la categoría de estrella a nivel mundial, además logra afianzar la sociedad con Steve Stevens la cual, con algunos altibajos, permanece prolífica hasta el día de hoy. Es un disco que envejece de gran forma pese a que el sonido es marcadamente ochentero, no suena añejo, muy por el contrario, sus canciones perfectamente pueden sonar en cualquier lugar y ocasión (donde sea bienvenido el rock, claro está). Es un álbum imperdible en la discografía de Idol y en los de la década en que fue lanzado.

Veamos con qué nos sorprenden los socios Idol-Stevens este 01 de septiembre, en el concierto que marca la primera vez que visitan Chile, sin duda alguna será una gran noche.

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