Una jornada hermosa y potente de algunos de los más selectos grupos del metal chileno que se reunieron a celebrar a los insignes e históricos Dorso, con ellos como cabeza de cartel junto a Dogma, más los representantes de una camada más reciente en manos de Tridente y Vilú.

La tremenda banda Vilú se encargó de dar por iniciada la fiesta, demostrando en cada nota la experiencia que han adquirido y que han mostrado en el The Metal Fest o teloneando a los históricos Emperor, por ejemplo.

La potencia de Vilú fue inmensa, abriendo el show con “Detrás de las Paredes” de su disco “Üden Vilú”, dando paso a la canción “Vilú”, que varios celebraron como su favorita. El público aún no llegaba en gran número, pero los presentes disfrutaron con todo. El sonido aún no era perfecto pero los riffs de Gricelius Morales marcaban la pauta de manera feroz, junto al profundo bajo de Karina Ugarte y la brutalidad de Tralkan en batería, el único hombre de la banda. Las chicas se movían a su antojo por el escenario, cabeceando y viviendo cada nota, mientras Aline destellaba con una performance vocal maestra, con brutalidad y carisma conviviendo juntos. Entre los saludos, llama la atención uno a la actriz Renata Bravo, quien se encuentra en la audiencia junto a un equipo de filmación, registrando momentos para un programa de TV.

“Black Fire” es misteriosa, le sigue “Con Fuego”, “Victims of Life” y el azote indómito de “Divide y Gobernarás”, para cerrar un show en alto y un lujo de apertura.

Llega el turno de Tridente, quienes en sus pocos años de existencia han sabido conquistar a una audiencia metalera fiel, acumulando experiencias en teloneos a grandes como Obituary y en una gira europea junto a los históricos Sadism. Así, van ingresando al son de la intro, iniciando con una furiosa y enorme sección de batería de “Vienen por Mí” a manos de Fabián Rubio, que comenzaba una actuación llena de detalles y sin bajar las revoluciones. 

“Condena” tiene más groove, y ahí los riffs de Alexis Miranda alternaron entre la brutalidad y momentos más melódicos, al igual que su voz. “Agonía” va con todo y ya la banda comienza a notarse mucho más suelta, con Pablo Salinas liderando el headbanging desde sus latigazos al bajo, finalizando con la intro del tema “Black Sabbath” oscureciendo todo el ambiente.

La tremenda actuación de Tridente destacó con “Eutanasia”, “Anarko”, dedicada al cómic de culto de los años noventa, y “Primera Línea”, junto a la gran Evita Murgas, actual cantante de Aisa, quien le otorgó otro nivel de crecimiento al tema. La banda no deja de agradecer por el espacio y el honor de tocar con tremendos compañeros de armas. Muy merecido, mientras terminan en alto con “Apocalipsis” y una entrega total de ellos y el público.

Suben los históricos de Dogma, quienes vienen volviendo hace poco al ruedo, luego de 15 años de silencio, en donde eran extrañados cada día más por todos aquellos que los vivieron en gloria y majestad en tantos eventos metaleros. El teatro luce casi lleno, y con un nivel de euforia y expectativa enorme, que explota con los primeros acordes de la muy ganchera y potente “Steppin’ Stoned”, disfrutada a más no poder por la gente y por la propia banda, que sigue demostrando un nivel musical superlativo en manos de los incombustibles Gabriel Almazán en voz y guitarra, Sandro Trabuco en bajo, y Sebastián “Chupete” Rojas en una ejecución en batería despedazante y muy histriónica, como es su característica. Además, en la otra guitarra, encontramos al gran Jtr García de Warchest, ofreciendo una interpretación increíblemente precisa y energética.

Gabriel pide más movimiento en el público, y la gente responde eufórica, aunque sin armar ningún gran mosh aún. Cuando llega el momento de “Improve the Silence”, las líneas punzantes se oyen afiladas al mejor estilo de la vieja escuela, siendo celebrada de gran manera. Gabriel aprovecha de saludar a las mujeres presentes, pidiendo que ojalá tengamos mayor presencia femenina en la escena.

“Blast Display” con sus sonidos propios de los 2000 dentro del modelo Dogma es otra muy coreada, en un set que incluyó un cambio de caja incluso, y es que es cosa de tiempo para que el azote de “Chupete” deje estos heridos. La gente lo ovaciona siempre, y es que el baterista se ha ganado un lugar enorme en la escena musical nacional. “Trust Cancer” y la gran “Demadness” cerraron con ovación un set muy aplaudido y cabeceado.

Y llegamos a la hora de los festejados, de los históricos y siempre a la vanguardia, de quienes crearon escuela y mezclaron el metal con una apasionada dosis de progresivo, dejando una mezcla tan brutal como ecléctica. Dorso sale a escena ante una ovación gigante, dispuestos a dejarlo todo ante el clásico disco “Bajo Una Luna Cámbrica”. Así, “Cambric Dreams” comienza el viaje, creciendo poco a poco, con un público que empieza a saltar, moshear, cantar y gritar en eufórica celebración, al son de las alucinantes guitarras de Gamal Eltit y Álvaro Soms, más la batería progresiva y aplastante de Fran Muñoz, dejando al maestro de ceremonias, el gran Pera Cuadra dirigiendo todo desde su bajo pesado y su voz poderosa y original. Este seminal disco trae momentos que beben de Motorhead y lo chilenizan en historias fantásticas como en “Críptica Visión” y “Vuela tu Dragón”, donde el coro multitudinario de “cae la noche…!” retumba muro a muro.

“Cíclope” se vive majestuosa, y es que es increíble lo que ha hecho Dorso por el metal , pero también por la música de vanguardia. “Hidra” normalmente cierra, pero viene ahora por el órden del disco, y el mosh se multiplica en brutalidad ante este clásico inmortal. Las intervenciones son tan claras como oníricas, cuando explica las historias fantásticas que se viven en este registro. Hay momento para recibir un regalo psicodélico-fumable desde la audiencia y continuar “Expelido del Vientre” cierra el disco, pero a la vez fue el primer tema compuesto por Dorso

Final altísimo para esta sección, un pedazo de historia que regresaría 15 minutos después para darle a “Romance”, disco incomprendido en su momento, hecho con un sello multinacional, y en donde la banda se dio el gusto de mezclar el metal con sus influencias vanguardistas de modo fuerte y rupturista, y eso, hoy más que nunca, se valora.

En “Madre de las Tinieblas” gozamos de las tremendas melodías creadas aquí, asi como de lo novedoso en instrumentos y voz, que relata con una limpieza que no era normal en esta época. Se relata la historia de “Reytec”, el leit motiv de la obra, y “Proclamación” llena el teatro con una suite progresiva del más alto nivel. Luego de “Romance” el Pera dice “gracias por entender nuestra esquizofrenia”, y se lanza con la aún más loca “Romance 2”.

Tanto hay por agradecer a Dorso que las palabras no alcanzan, hay que vivir algo tan especial como esta celebración de dos discos históricos y muy distintos entre sí para empezar a comprenderlo. La fiesta de este discazo termina con la intensidad de “Reytec”, para despedirse con “Silvestre Holocaust” y el clásico “Feliz feliz” que es respondido al unísono con el “alegre alegre” que nos anticipa la entrada de un clásico fiestero, punzante y de un folclore lisérgico único, que termina de dejar a la multitud en éxtasis.

Celebrados y mosheados, Dorso se despide y a nosotros sólo nos queda agradecerles por tanto, y disfrutarlos cada vez que se pueda.

Fotos por Nélson Sáez

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