Cuentan que en un pueblo llamado Santiago un grupo de bardos llegó la noche de ayer al Teatro Caupolicán para volverlo su propia taberna y regalarnos una cuota de historias, emociones y mucho pero mucho power metal a la vena como tanto le gusta al público nacional. Blind Guardian arribaba a Chile en el marco de su gira “The God Machine Tour” que los tiene mostrando alrededor del mundo su última placa de estudio.
Así que como es costumbre en el acto de presenciar magistrales espectáculos, es que a eso de las 19:30 horas llegamos al mismo recinto de San Diego y nos instalamos muy cerca del escenario central mientras la emoción, la piel de gallina y la ansiedad nos iban dominando el cuerpo y el alma. Por supuesto que en el número de apertura se encontraba la banda chilena Enigma que fue la encargada de encender los ánimos del público que iba llegando al venue.
Partieron unos minutos antes de la hora estipulada y en 35 minutos nos demostraron nuevamente que son una banda digna de estar en los mejores escenarios del país con sus 33 años de trayectoria y discografía de calidad. La banda chilena integrada por Nelson Montenegro (voz), Álvaro Paci (guitarra), Sebastián Bello (bajo) y José Antonio Vásquez (batería), se plantó en el escenario del teatro y derramó toda su fuerza sobre los presentes. Destacamos canciones como “Voces Disidentes” su placa de igual nombre de 2001 que ya salió en formato vinilo, una canción que nació en pandemia y alude a la incertidumbre titulada “Lo que Va a Venir”, “La Mancha”, e “Hijos de la Calle”, terminando con un tema poderoso llamado “Inquisidor” que concluyó con una ovación generalizada del recinto santiaguino. Sin duda eligieron temas que encajaban perfecto con el público que venía por la banda principal y salieron ganadores.
Luego vendría la excelencia y maestría de una banda a punto de cumplir cuatro decenios de historia. Entre la efervescencia de un público -joven y adulto- que los esperaba desde hace ocho años, el hambre por la música de la agrupación iba llenando cada rincón de un Caupolicán que estaba expectante por disfrutar tremendo plato fuerte preparado para el deleite de todos los presentes y que tenía la cancha llena y en llamas. Y es por eso que, al bajar la luces, la anticipación y los gritos de cientos de fanáticos sacudía el aire. A las 21 horas la banda germana se plantaba en el escenario con toda la fuerza, los años de experticia y la entrega que dan a cada show que preparan.
Como comentábamos en notas anteriores, estábamos en conocimiento que los teutones venían a presentar su último disco de “The God Machine“, el cual podemos decir que fue sorpresivamente sólo el 20% de la presentación de este martes -que incluyó sus singles “Deliver Us From Evil” “Blood of the Elves” y además de “Secrets of The American Gods“- ya que la mayoría del espectáculo se basó en clásicos ya calados de su extensa discografía y que tuvimos el privilegio de presenciar en vivo y en directo.
Hansi Kürsch y compañía charlaron y bromearon con la audiencia y nos brindaron una dosis de ese metal al hueso que nos acompañará como fuerza y energía para terminar el año. Intentaron tocar un tema por disco para poder abarcar todo su trabajo musical de décadas y eligieron lo mejor de lo mejor. Desde “Imaginations From the Other Side” que le da nombre a la placa de 1995 deteniéndose en “Script for My Requiem” del mismo trabajo, pasando por la exitosa y legendaria “Nightfall In the Middle-Earth” con hits como “Nightfall“, “Mirror Mirror” e incluso añadiendo “Time Stands Still (And The Iron Hill)” para complementar la presencia de un disco que les ha dado tanta popularidad a nivel mundial.
Para el resto de lo presentado incluyeron una canción por álbum lanzado como “Skalds and Shadows” (A Twist in The Myth, 2006) que entre guitarras acústicas nos transporta a alguna taberna de la Europa medieval. Un tema que nos llena de una emoción contenida frente a una jarra de cerveza mientras se escuchan -con entusiasmo y entre brindis– los relatos de historias, mitos y leyendas del mundo antiguo y nuevo.
Cuando llegó el turno de “The Bard’s Song- In the Forest” (Somewhere Far Beyond, 1992) los fanáticos que abarrotaban el lugar lo volvieron prácticamente un tema karaoke, siendo casi cantado en su totalidad por la audiencia mientras un momento mágico se extendía por todo el Caupolicán.
Invocando al caos en la Tierra Media y lo más crudo de heavy power metal es que nos presentan “Majesty” (Battalions of Fear, 1988) creándose el primer gran mosh pit de la noche y “Traveler in Time” (Tales from the Twilight World, 1990), demostrándonos porqué son una de las bandas más importantes de power metal a nivel mundial.
Sabemos que Blind Guardian posee una capacidad nata para emocionarnos incluyendo elementos sinfónicos que van en crescendo hasta alcanzar un clímax que nos hace sentir como si nuestro alrededor fuera una escena increíble de alguna alucinante película y ellos fueran la banda sonora, y esto se vivió en “Sacred Worlds” (At The Edge of Time, 2010) conduciéndonos al encore del concierto. Posteriormente y en representación de “Forgotten Tales” de su disco de 1996, nos regalaron “Lord Of the Rings” que nos remarca una vez más cuan grande es la inspiración que sienten por las obras de Tolkien y que abarcan muchos de sus tracks.
El vocalista alemán dio la gran sorpresa al mencionar -y aprovechar de pedir perdón si la canción no salía bien- que tocarían “Run For The Night” (Battalions of Fear, 1988), provocando la locura de los fanáticos. Cabe mencionar que este tema no estaba incluido en el setlist sudamericano y fue un regalo de la banda para el público chileno. Tal fue la alegría de los presentes que generó el segundo gran mosh pit del concierto.
Así es como llegando al final no podían faltar los temas “Valhalla” (Memories of a Time To Come, 2012) que consiguió el tercer y último mosh pit en una cancha absolutamente enloquecida para finalizar con la clásica “Mirror Mirror“, cerrando con broche de oro una noche inolvidable siendo ovacionados e incluso viendo como algunos fanáticos derramaban lágrimas en agradecimiento por tremendo espectáculo y porque sin duda Blind Guardian es una banda muy querida por su público.
Con esto se daba por terminado casi 2 horas de show, lleno de dinamismo, pasión y entrega por parte de Hansi Kürsch en una voz impecable de principio a fin y un carisma arrollador, André Olbrich y Marcus Siepen en poderosas y soberbias guitarras, Johan van Stratum en un bajo deslumbrante como el fichaje más reciente, Frederik Ehmke dejando todo en batería y el tecladista de la gira Kenneth Berger.
Porque cuando una banda entrega todo de sí en un escenario se nota, los alemanes se lucieron pasando por lo mejor de su extensa discografía musical. El público lo disfrutó a cada segundo y salió del recinto con una inyección de endorfina directo al cuerpo. De clase mundial, los teutones brindaron calidad musical sobresaliente, un power metal que podríamos llamar “old school” pero que se sobrepone al paso del tiempo y evoluciona para seguir encantando al público que los sigue desde siempre pero también llegando a nuevas generaciones.
Contadores de historias como sólo ellos saben hacerlo, los bardos dejaron una huella imborrable en este último trimestre del año. Y como dice “The Bard Song – In the Forest: “Nadie conoce nuestros nombres, pero la canción del bardo permanecerá” y ¡sí!, creemos que la historia de Blind Guardian permanecerá inamovible y el legado continuará por siempre, siendo contado por bardos modernos hasta el final de los tiempos.