- El músico multi-instrumentista, que en más de 30 años ha incursionado en diversos sonidos del rock, el pop, el folk y lo más experimental, entre otros, regresa por tercera vez a Chile el próximo 28 de noviembre en Teatro Caupolicán.
- El evento producido por Fauna y Ni Vivo Ni Muerto aún tiene entradas a la venta por Punto Ticket.
A lo largo de la historia de la música, hay ciertos artistas que es imposible catalogar en un sólo género ya que han sabido romper con los límites de la industria y el mainstream a la hora de componer. Beck Hansen es uno de ellos, reconocido músico norteamericano con 14 álbumes de estudio publicados desde 1993, momento en que comenzó a cultivar una extensa carrera que ha sabido mantener vigente hasta el día de hoy.
Desde sus inicios apegados al folk, hasta sus últimas colaboraciones con artistas más cercanos al mundo electrónico, es fácil perderse entre su vasta discografía, por lo que te recomendamos 5 discos para acercarse a uno de los músicos más interesantes que dejó la generación de los 90’s.
Experimentando entre el ruido, el folk y el sonido lo-fi – “Mellow Gold” (1994)
Los primeros cuatro lanzamientos de Beck lo catalogaron inmediatamente como un músico del mundo experimental, jugando con collages sonoros, ruido blanco y guitarras acústicas en baja definición, mezclándolo no sólo con el incipiente nacimiento de sonidos como el indie rock o el slacker rock, sino que también con el country, el blues y la americana.
Si bien, su música podría no ser considerada apta para un oído masivo, sorprendentemente fue con su tercer disco, “Mellow Gold”, que logró colar su primer sencillo en el lugar 10 del Top 100 de Billboard, “Loser”, que es quizás su canción más reconocida. Así mismo, el resto del disco juega a partir de guitarras cercanas al folk y el rock alternativo desde la baja definición y los detalles sonoros.
El cóctel sonoro que acercó el aclamo de la crítica – “Odelay” (1996)
Para muchos, el quinto lanzamiento del músico es su mejor trabajo hasta el día de hoy. Tal como ocurrió con “Creep” y The Bends de Radiohead, con “Odelay” queda claro que Beck es mucho más que “Loser”, camino a ser un one hit wonder antes de este disco.
Con un ejército de singles como “Where It’s At”, “The New Pollution” o “Devils Haircut”, la experimentación sonora a través del collage se mantiene a lo largo de las 13 canciones, que conforman un entramado de bases de hip hop, guitarras country y todo un menjunje instrumental sostenido por el rock alternativo y la neo-psicodelia. Sin lugar a duda, el mejor lugar para introducirse a su discografía.
Atrapado entre la melancolía y la introspección – “Sea Change” (2002)
La ruptura de una larga relación fue el motor para un cambio radical en el sonido que el artista venía cosechando durante los 90’s. Dejando atrás la ironía de sus letras, ahora se presenta una faceta mucho más melancólica y sombría, acercándose a un sonido que se podría asociar al trabajo de Nick Drake o Leonard Cohen.
Bañado por los arreglos de cuerdas, las canciones de este octavo trabajo lograron nuevamente cautivar a la crítica musical, siendo señalado con frecuencia en listas de lo mejor de la década del 00’s. Estas mismas exploraciones acústicas se pueden volver a escuchar en el reconocido single “Everybody’s Gotta Learn Sometime” y en el ganador al disco del año en los Grammy’s, “Morning Phase” (2014).
Un viaje a los sesenta a través de ojos modernos – “Modern Guilt” (2008)
A 15 años de su álbum debut, ya han quedado atrás los sonidos de baja calidad y el juego con sonidos poco convencionales como el free folk que en algún momento lo caracterizó. Sin embargo, esto no significa que se acabaran las inquietudes sonoras para mantenerse en una zona de comfort, tal y como se puede apreciar en “Modern Guilt”.
Trayendo desde los 60’s las sonoridades del a go-go en “Gamma Ray”, el blues rock de “Soul of a Man” o la psicodelia de “Chemtrails”, este onceavo lanzamiento sabe sonar moderno a pesar de sus influencias. Y es que también hay espacio para la experimentación en canciones como “Replica”, con una llamativa base electrónica marcada por el noise, o los toques de glitch en una balada como “Volcano”.
La necesidad de mantener un sonido vigente – “Colors” (2017)
Luego de su regreso a la melancolía en “Morning Phase” de 2014, tres años después comenzaría con sus acercamientos a los sonidos más bailables del alternative dance y el dance pop con “Colors”, disco número 13 en su vasta trayectoria. A pesar de que en su momento no obtuvo los mejores comentarios de sus fans, el álbum contiene varios cortes que vale la pena resaltar, como “Dear Life” o la homónima “Colors”.
Desde entonces, Beck se ha abierto a colaborar con diversos artistas provenientes del mundo del pop y la electrónica, como Gorillaz, The Chemical Brothers y Phoenix, como en su último sencillo colaborativo lanzado este año “Oddysey”.
Beck está pronto a presentarse en nuestro país, el martes 28 de noviembre en el Teatro Caupolicán, recital producido por Fauna y Ni Vivo Ni Muerto. Aún quedan entradas a través del siguiente enlace: https://www.puntoticket.com/beck