La Sala Metrónomo retumbó la noche de ayer viernes con la aplastante presentación de Rotting Christ y Sikario, los que dejaron al público estremecido y ansioso por más de esta energía de metal pesado.
El concierto de Sikario fue una experiencia arrolladora. Desde el momento en que la banda pisó el escenario, el ambiente se impregnó de una atmósfera oscura y llena de energía. Con sonidos de hogueras flamantes y una instrumental disonante, los nacionales comenzaron su actuación de manera impactante, sumergiendo al público en un torrente de riffs enérgicos y voces distorsionadas.
A lo largo del concierto, Sikario demostró su admiración por Cannibal Corpse, una de sus mayores influencias en el metal, al interpretar canciones con una fuerte inspiración en su estilo. Esta elección no hizo más que elevar la intensidad del espectáculo, manteniendo a la audiencia totalmente cautivada.
A pesar de que el público parecía ser tímido al principio, el cuarteto logró animarlo con su actuación enérgica y apasionada. La banda irradiaba una gran fuerza sobre el escenario, contagiando al público con su entusiasmo y pasión por la música.
Como parte de la celebración de sus 15 años en la escena musical, Sikario presentó un nuevo tema en español, titulado “Odio Engendrado“, que mostró una interesante inclinación hacia el género grindcore. Esta nueva dirección en su música fue recibida con entusiasmo por parte de los fans.
Además, los santiaguinos interpretaron “Judgement in the Purgatory“, un tema lanzado en 2009 para el cual habían lanzado un videoclip el 22 de febrero. Esta canción fue uno de los puntos destacados del concierto, capturando la esencia brutal y poderosa de la banda.
El concierto de Sikario fue una experiencia memorable que dejó una impresión duradera en todos los asistentes. Con su actuación apasionada, demostraron na vez más por qué son una banda destacada en la escena de death metal chileno.
El concierto de Rotting Christ fue una experiencia épica que comenzó con la anticipación palpable en el aire mientras uno por uno los miembros de la banda subían al escenario. El público estalló en vítores cuando la intro de “666”, el tema de apertura comenzó a sonar, y pronto se vio inmerso en un frenesí de headbanging al ritmo de los riffs lentos pero melódicos y groovy.
El segundo tema “P’unchaw kachun- Tuta kachun” dio inicio con los aplausos del público en sincronía con el ritmo del beat, aumentando la energía en la sala. Para “Demonon Vrosis”, el tercer tema, la Sala Metrónomo retumbó con riffs pesados mientras los gritos, saltos y headbangs del público llenaban el ambiente. Se destacó un impresionante intercambio entre las guitarras durante el solo, que dejó al público en un estado de asombro y admiración. El siguiente tema tocado fue “Kata Ton Daimona Eaytoy”.
“Apage Satana” comenzó con baterías avasalladoras y un estilo tribal, llevando la intensidad del concierto a un nuevo nivel, manteniendo al público coreando junto al vocalista durante el tema completo. Rotting Christ continuó su espectáculo con “In the Name of God” y la sorpresa llegó con el séptimo tema, una canción nunca tocada en vivo antes de este tour llamada “Pix Lax Dax“, que dejó al público emocionado y sorprendido por la elección. La energía se mantuvo durante “King of a Stellar War”, “Archon” y “Non Serviam” con unos fans insaciables de energía metalera.
Al comienzo de “Societas Satanas” el bajista incitó al público a comenzar el moshpit, desatando la energía acumulada en la multitud. Hubo una breve pausa instrumental para el chequeo de los instrumentos, seguida de una continua avalancha de riffs que provocaron incansables headbangs en todo el lugar.
Se pudo notar como la banda lograba transmitir al público la intensidad y energía de cada una de sus canciones, tomando un breve respiro con el comienzo lento y oscuro de “In Yumen-Xibalba” para luego volver a la velocidad característica de la musicalidad de los originarios de Atenas con “Grandis Spiritus Diavolos”, “The Raven” y “Noctis Era”, siendo esta última con la cual la banda se despedía y bajaba del escenario.
Finalmente, aunque la banda anunció el final del espectáculo, regresaron al escenario para tocar otros dos temas, “The Sign of Evil Existence” y “Fgmenth, Thy Gift” cerrando la noche con un broche de oro y dejando a la audiencia deseando más. Fue un concierto memorable que capturó la esencia del metal en su forma más pura y poderosa.