El dúo británico Royal Blood, uno de los nombres más llamativos de los últimos tiempos en el rock, lanzó su disco debut en agosto de 2014. El trabajo fue producido por ellos mismos junto al productor Tom Dalgety.
Lo primero que llama la atención al escucharles es que estamos ante un dueto. Y sí, no es que sea innovador. The White Stripes y The Black Keys -por nombrar algunos- años antes ya habían alcanzado notoriedad mundial pero ellos tenían en su sonido a un guitarrista. No es el caso del tándem conformado por Ben Thatcher y Mike Kerr. Mientras que el primero se encarga de la batería, el segundo se encarga de las voces y del bajo.
Con eso en cuenta, nos adentramos en el sonido del disco. La primera gota de esta “sangre real” se llama “Out of the Black” e inicia con una batería seca a la que se le une un bajo arrastrado que resulta en una ecuación que a lo largo de los cuatros minutos que dura deja de manifiesto lo innecesario que pueden llegar a ser los tríos o los cuartetos en el afán de sonar potente.
El arranque del disco es demencial: los tres singles promocionales se dejan oír uno tras otro. Al ya nombrado le sigue “Come On Over” y “Figure It Out”, configurando una dinámica consistente en que si una canción no te deja peinado para atrás, la siguiente canción lo hará.
Para quienes aún no les conozcan, la principal fortaleza de Royal Blood radica en que trae a la mesa a Muse, Arctic Monkeys, Queens of the Stone Age y Black Sabbath. Todo en uno. O, mejor dicho, en dos. “You Can Be So Cruel” es un botón de muestra de lo anteriormente señalado.
En la mitad de la vena -pista número 5 de un disco de 10 canciones- detectamos el lugar en donde podemos pinchar un tranquilizante: “Blood Hands” baja un cambio en velocidad mas no en carácter. “Little Monster”, oscura y misteriosa pero sexy al mismo tiempo, es posiblemente una de las mejores canciones de rock que esta década ha parido. Si no estás de acuerdo con las loas recién vertidas, pues bien, ve a crear una canción sin guitarras y consigue que sea incluida en el Guitar Hero Live sin tener una sola misérrima línea de aquel instrumento que le da nombre al icónico videojuego.
“Loose Change” y “Better Strangers”, última pista del disco, son para seguirlas con la cabeza y las palmas, a menos que tengas un refresco en la mano. En cualquier caso, estás siguiéndole la onda al mood de ambas canciones. Entremedio suena “Careless” y muy probablemente uno siga sin terminar de creer que no hay guitarras. Tal nivel de incredulidad al respecto sólo puede ser erradicado al ver el videoclip del track que sigue, “Ten Tonne Skeleton“, penúltima canción, y confirmar que en él aparecen cerca de unos roqueríos el baterista Ben Thatcher junto a Mike Kerr, cual mago haciendo que su bajo hable el idioma de la guitarra con un nivel ridículamente pulcro.
Royal Blood es la demostración misma de que tres son multitud a la hora de ser potente y ondero. Y además dejan a la guitarra como prescindible, le duela a quien le duela. Quizás sea una aguja demasiado grande para sacar “sangre real” y no todos están listos para esta conversación operación.
Recuerda que Royal Blood vuelve a Chile por primera vez en solitario el martes 9 de abril para presentarse en el Teatro Caupolicán. Si aún no te haces de tu entrada, puedes adquirir la tuya mediante sistema PuntoTicket.
Produce: Lotus