Empezaba a atardecer en el segundo día en Parque Bicentenario de Cerrillos y era momento de escuchar a una de las bandas emblemas del punk rock californiano, The Offspring, uno de los shows que más anticipación generó entre los fanáticos y asistentes al festival. Con casi 4 décadas de historia, los estadounidenses han sabido encantar a sus adherentes y trascender en el tiempo, siendo inspiración de la nueva camada del punk rock que surgió en los noventas y el nuevo milenio.
Nuevamente el Cenco Malls Stage sería el escenario encargado de recibir a la banda, que no se presentaba en nuestro país desde marzo de 2020, antes de que estallara la pandemia. Teníamos una pista de lo que escucharíamos debido a la referencia con el show en Lollapalooza Argentina, pero vivirlo es distinto.
Es por eso que a las 18:30 horas, el público se agolpaba en las barreras del escenario para vivir un momento sublime junto a Dexter Holland y compañía. Clásico tras clásico, la banda nos iba llenando de nostalgia y de recuerdos de esa adolescencia rebelde y salvaje. Destacamos temas como “Come Out And Play” con el que abrieron su show, seguido por el himno de la época “All I Want” y el pegadizo “Want You Bad”, estallando en mosh pits.
Noodles también hizo de las suyas y fue tremendo soporte en “Bad Habit”, así como también en el homenaje a The Ramones en “Blitzkrieg Bop”, estallando en cantos eufóricos por los presentes. Su álbum “Americana” se hizo presente en temas como “Pretty Fly (for a White Guy)” y “The Kids Aren’t Alright” puntos altos en la presentación de los californianos.
La multitud congregada a esa hora podríamos decir que era el 80% del parque, tanta era la concentración de gente que llegaban hasta el final de la pista central de concreto y más allá, todos expectantes a cada movimiento de la banda y cantando los temas a todo pulmón. Luego del encore -mientras algunos pensaban que ya había terminado el show- rematan con “You’re Gonna Go Far, Kid” y “Self Esteem”, estallando el confetti y finalizando uno de los shows más esperados de la jornada por el público en su mayoría rockero y noventero.
Terminando el tan esperado espectáculo de los norteamericanos, la gente comenzó a correr hacia Banco de Chile Stage debido a los primeros acordes del intro de una de las bandas indies iconos en su género: Arcade Fire. Como headliners del festival, los canadienses dieron el ancho con una presentación de lujo. El rojo, violeta y naranja fueron los colores predominantes en sus outfits y la puesta en escena transmitió desde la euforia hasta las ganas de derramar lágrimas de emoción. Estéticamente fue un show muy bonito de apreciar y a la vez la calidad de cada uno de los músicos de la banda. Partieron con “Ready to Start”, mientras el público agitaba las manos de un lado a otro para continuar con un clásico de la banda, “The Suburbs”, encendiendo aún más los ánimos de los asistentes.
Otro de los momentos de más apogeo en la performance de los músicos fueron “No Cars Go” y “Afterlife”, donde Butler cantó con los fans y la interpretación de “Neighborhood #3 (Power Out)”, una de las canciones debut del sexteto que el público coreó de manera emotiva.
La dupla Win Butler – Régine Chassagne se escuchaba perfecta, como un sueño del atardecer: emotivos, compenetrados, cómplices, con armonías preciosas y bien ejecutadas que daban una sensación mágica, combinando perfecto con el naranja del atardecer en Cerrillos. Como broche de oro invitaron a Javiera Parra a interpretar con charango una emotiva versión de “Gracias a la Vida” de Violeta Parra. Alternando los versos con Régine, quien -con acordeón- la cantó en un perfecto español para el deleite de todos los presentes. Sin duda un momento encantador que quedará en la retina de los fanáticos por mucho tiempo. Y con “Wake Up”, donde también participó la cantautora chilena, se dió por finalizada la actuación de los canadienses que por más de 1 hora y media nos transportaron a un mundo de fantasía indie en todo su esplendor.