Con un frío ártico la noche del viernes 12 de julio se presentó Wind Rose, el fenómeno viral del dwarf metal junto a Dogma en Club Chocolate.

A las 19:50, diez minutos antes de la hora acordada, se apagan las luces y comienza la introducción a lo que iba a ser una increíble presentación del enigmático cuarteto, presentando su disco homónimo en casi su totalidad.

Suena “Forbidden Zone” y “Feel The Zeel” relatando la historia de estas monjas que comienzan a perder su santidad reconociendo las emociones mundanas pero muy humanas. En su particular estilo, Dogma demuestra un sonido heavy/hard rock en estas dos primeras canciones, para después con “My first Pick” comenzar con un sonido asociados al dark metal/rock que hoy es más reconocido por la banda Ghost. Es inevitable la comparación por la propuesta enigmática, ya que de estas monjas rockeras se sabe muy poco. Su información en redes sociales solo hace preguntas: ¿Una banda? ¿una religión? ¿un culto? Somos los que quieras que seamos.

Comienza un intermedio liderado por la canción “O Fortuna” de la aclamada obra “Carmina Burana” en donde una nueva monja contorsionista nos deleita con sus movimientos y estiramientos que sacan aplausos en la audiencia.

 

“Made her mine” comienza y dejamos atrás el sonido hard rock para pasar a una canción con un estilo marcado por el power metal, que con sus letras lujuriosas nos transportan a lo mejor de los años 90’, con un doble bombo tronador, y es que debemos nombrarlo: la baterista fue una bestia durante toda la presentación, marcando la rapidez con seguridad. Es así como la misma baterista marca el pase para la siguiente canción “Carnal Liberation”.

Suena “Free Yourself”, y nos conectamos con influencias de la música de cabaret y con algunos toques de jazz, que nos invitan a liberarnos de las ataduras para así ya pasar a “Bare to the Bones” y “Make us Proud”, ambas canciones con un toque hard rock ochentero pero sin perder la esencia enigmática de la banda. Cabe destacar que en ningún momento las músicas se salieron de su personaje.

Queda poco de la presentación e inesperadamente comienza a sonar un primer riff que todos logramos reconocer: “Walk” de Pantera. Se trataba de un tributo a varias canciones de bandas como Iron Maiden, Metallica, Megadeth y Slayer. La audiencia lo agradeció y el show continuó con su acto final.

“Pleasure from Pain” comienza a sonar con unas campanas y coros que anuncian el peack de la presentación. La gente reacciona a los riffs y al doble bombo saltando y sacudiendo el pelo, junto a algunas hachas que esperan al plato de fondo. Y así llega el hit de la banda “Father I Have Sinned”, para terminar una excelente presentación, coronando por lo alto una puesta en escena increíble con un final a voz gutural y llevándose aplausos y vítores de todo el público presente.

Las personas que no habían escuchado la banda se llevaron una muy buena impresión de la banda, ya sea por su performance, sus entretenidas canciones, como también por el buen sonido de su presentación. ¡Felicitaciones a Dogma por la tremenda gira latinoamericana que están teniendo!

Pero ya era hora de comenzar la reunión en las altas montañas con Wind Rose. Siendo las 21:10, comienza a sonar la introducción a una jornada centrada en el dwarf metal. Las hachas y picos mineros inflables se hacían notar en el público junto a varias personas que estaban vestidas adecuadamente para la ocasión, junto con un Gandalf, mago estandarte de la trilogía de El Señor de los Anillos, que también se encontraba entre la multitud. Debo decir que en Club Chocolate no entraba una sola alma más, haciéndose notar el calor de la muchedumbre.

Suena “Army of Stone” y el público reacciona a la llegada de la banda al escenario, saliendo Francesco, su emblemático cantante vestido como un verdadero enano. Hay que destacar que todo en su vestuario, está asociado a los enanos de alta montaña que nos describía Tolkien en sus libros de la Tierra Media. Y es que no sólo el vestuario nos transportaba a esta tierra de fantasía, sino que también la actitud de toda la banda: estábamos en una verdadera fiesta enana. Comienza a sonar “Fellows of the Hammer”, con el particular vozarrón grave que imaginamos que tienen los enanos cantando en coro. La audiencia salta con cada acorde y golpe dado por el martillo en el yunque que la batería marca durante toda la canción.

“Drunkem Dwarves” es la siguiente canción que tiene un ritmo más rápido, lo que hace que la audiencia reaccione aún más. El fuerte de Wind Rose es la intensidad de cada canción, la interacción con el público y la intimidad que ésta da. Durante toda la presentación, el cantante se agacha a recibir el cariño del público, recibiendo las hachas y martillos alzándolos como el bien preciado que son tales objetos. Realmente se estaba viviendo una gran noche.

“Mine Mine Mine!” y “The King Under the Mountain” del increíble disco “WinterSaga” continúan con las canciones que aclaman la majestuosidad de estos enanos, como si nos preparáramos para la gran batalla. Es que no era para menos, esa batalla tiene nombre y se llama “The Battle of the Five Armies”, una de mis canciones favoritas porque habla de la batalla final que se da en el libro “The Hobbit” del aclamado autor J.R.R. Tolkien. La epicidad frente a los coros de esta canción hipnotizan al público, cantando todos al unísono, siendo uno de los momentos más altos de la jornada.

Con “The Art of War”, podríamos decir que Wind Rose tenía a toda su audiencia empapada de la fantasía enana, pasando de ser mineros a guerreros de batallas increíbles contra dragones y trolls. Cabe destacar que en los intermedios de las canciones se generaban vítores para la banda y ellos siempre reaccionaban con mucho cariño hacia el público chileno, particularmente en un momento comenzaron a saltar gritando “el que no salta es elfo” recordando las diferencias que existen entre estas dos razas.

“Tales of War” sigue con las canciones con temática de guerra, destacando nuevamente la voz de Francesco Cavalieri que puede pasar de una voz muy grave hasta gritos agudos que nos hacen recordar que el estilo sigue siendo un heavy/power metal pero con toques incluso operáticos ya que en momentos, el líder de la banda, nos demuestra su capacidad de cantar como el barítono que es, sorprendiendo al público y vitoreándolo por sus cualidades.

Es el momento de dos de las canciones más esperadas de la banda. Primero “Together We Rise”, último gran éxito viral de la banda que nos presenta un sonido más actual pero sin dejar el estilo al que nos tienen acostumbrados. Coros pegadizos con un ritmo atronador, convirtiéndose en un himno para la banda junto con su canción más conocida y que ha sido viral desde el 2019: “Diggy Diggy Hole”, convirtiéndose el Club Chocolate en una verdadera fiesta. Toda la audiencia salta al ritmo del “I am a dwarf and I’m digging a hole, diggy diggy hole, diggy diggy a hole”, moviendo sus hachas y alzando el puño en los momentos correctos de la canción. Pero al terminar, no era todo lo que nos tenían, ya que todos los músicos/enanos salen adelante al escenario y comienza a sonar la versión remix de la misma canción, reanudando la fiesta.

Finalizando una contundente y sólida presentación, Wind Rose interpretó dos canciones más. “Tomorrow has Come”, que debe ser una de las pocas power-balads folk de la banda en donde Francesco Cavalieri hace relucir las capacidades de su voz junto a la guitarra de Claudio Falconcini. A mitad de la canción se une el bajista Cristiano Bertocchi, el tecladista Federico Meranda y el baterista Federico Gatti. Y finalizaron con “I am the Mountain” que dedicaron a todas las personas que batallan no contra dragones ni trasgos ni orcos, si no que contra una de las enfermedades más complejas: la depresión. Y es que esta canción aviva en pos de las cualidades que tenemos para sobrevivir haciendo la comparación en que somos realmente una montaña. Un bonito gesto para terminar la presentación en todo lo alto.

Solo podemos hacer hincapié que el show demostrado por Wind Rose está al nivel de bandas tan emblemáticas como Blind Guardian y que tan solo esperamos poder volver a verlos en un espacio más grande, ya que el Club Chocolate realmente se hizo pequeño para tremendo espectáculo de dwarf heavy metal.

Nota por Manuel Canto Carrizo

Fotos por Francisco Aguilar A.

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