El día de ayer, el Teatro Caupolicán de Santiago se transformó en el epicentro del punk, con la esperada presentación de Evaristo Páramos. El legendario vocalista, conocido por su trayectoria en bandas como La Polla Records, Gatillazo, The Meas, The Kagas y Tropa do Carallo, ofreció un concierto cargado de energía y nostalgia en lo que podría ser su última actuación en nuestro país. 

Desde temprano, el ambiente en las afueras del teatro era de camaradería y ansiedad. Las calles cercanas se llenaron de fanáticos de todas las edades, muchos luciendo camisetas de La Polla Records, coreando consignas y “haciendo la previa”, mientras esperaban la apertura de puertas de esta fiesta del punk.

El show comenzó puntualmente a las 18:00 horas con la banda argentina 20 Murciélagos, quienes, con una propuesta que fusiona punk rock y hardcore punk, entregaron una presentación enérgica y contundente, que capturó la atención del público desde los primeros acordes. Un positivo descubrimiento musical. 

Así, los trasandinos reafirman su compromiso con el público chileno, ofreciendo una presentación que combinó potencia sonora y contenido reflexivo, dejando una marca en una noche memorable para los seguidores del género, interpretando temas de su más reciente disco “Vacaciones en Chernobyl”, disponible en plataformas digitales. 

Luego, vino el turno de la banda chilena Sudor Obrero, que ofreció un espectáculo enérgico y comprometido, caracterizado por su sonido crudo y letras cargadas de crítica social, mostrando en vivo que son una voz representativa del punk callejero chileno. Con un público entregado, y que en su mayoría cantaba y disfrutaba sus temas, generaron una relación inmediata con los asistentes. Su actuación fue una muestra de la vigencia y fuerza del sonido en nuestro país, dejando una impresión duradera en los asistentes y reafirmando su lugar en la escena musical nacional.

Cuando Evaristo apareció en escena, el teatro estalló por completo; la ansiedad de su público ya estaba al máximo. Acompañado por músicos de gran trayectoria, que han formado parte de sus proyectos más reconocidos, el músico interpretó clásicos de La Polla Records como “Salve”, “Carne para Picadora”, “Los 7 enanitos” y “No somos Nada”, entre otras. Además, incluyó temas de sus otras bandas paralelas hasta culminar con “Ellos dicen mierda”, himno ya emblemático en que un público aún con ganas de seguir, coreó, bailó y saltó sin descanso, cerrando el concierto en un estallido de emoción y pogo colectivo.

La conexión entre Evaristo y el público fue palpable, con una comunicación y una relación que se ha estrechado por años, donde se nota en el cariño y respeto hacia esta leyenda viviente del punk. El artista español, con bromas, mímicas y una cercanía palpable, retribuyó a sus seguidores con creces, que entre desmayos, gritos y pogos, demostró su alegría con un fervor entrañable. La energía en el Caupolicán fue intensa, pero siempre enmarcada en un ambiente de respeto y solidaridad, contrastando con incidentes del pasado.

Evaristo dejó un legado imborrable ante todos quienes tuvimos la suerte de estar ahí y vivir esa noche mágica, donde la historia del punk se escribió con pasión y compromiso, reafirmando que, aunque los años pasen, la esencia rebelde y contestataria de este género sigue viva y vibrante. ¡Aguante Evaristo!

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