Hace exactamente un mes, bien temprano en la mañana, recibí una de las noticias más dolorosas que he recibido.

Cerca de las 07:00 de la mañana, mi primo y con quién gozamos una grata adolescencia escuchando Children of Bodom, me escribía por WhatsApp: “Primaaaa, ¡Qué terrible! ¿Supiste la mala noticia?, por favor siéntate primero. Murió Alexi Laiho”.

En ese instante realmente sentí un dolor intenso en el pecho, se me paralizó el mundo y se me partió el corazón. Quise creer que era una broma de mal gusto, pero no había motivo alguno para eso. Me senté en la cama y comencé a llorar, luego de revisar la prensa nacional e internacional y confirmar la noticia.

Dejé un mensaje de voz a mi equipo en Rock Legacy Webzine y entre lágrimas les pedí que por favor otra persona cubriera esta noticia, porque yo realmente no podía, estaba destrozada.

Hace ya un mes de todo eso y la pena sigue intacta, viva; aun así, prefiero recordar los buenos tiempos; las hermosas dos décadas que me regaló uno de los seres humanos que más he amado y admirado en la vida y voy a hacer un breve repaso en gratitud a toda esa trayectoria.

Corría el año 1997 y con tan solo siete años, mi tío Jano -a quien le debo toda esta melomanía- me dejaba entrar a explorar su colección musical a su pieza. ¡Para mí era un sueño hecho realidad! Poder recorrer con mis manos todos esos discos, casetes y VHS regrabados del Rock In Rio y otros cuantos recitales.

Ahí, sin más, resaltaba un casete de entre los demás, el cual me cautivó tan solo por su portada completamente roja y –por el en ese momento- “monstruo” que con su mano me invitaba a unirme a ese ritual en el lago Bodom y escucharlo lo más fuerte que pudiera.

Inmediatamente y sin entender nada de inglés en ese tiempo dada mi corta edad, puse el casete en la radio y la magia estalló. Comenzó a sonar “Deadnight warrior” y una horda de sonidos metálicos, teclados melódicos y solos de guitarra me volaron la cabeza.

No podía creer lo maravilloso que escuchaban mis oídos. Estaba ante la primera banda metalera que decidí escuchar por mí misma, porque convengamos que toda mi influencia siempre fue heredada por mi tío.

Inmediatamente quise más, pero para mi mala suerte en esos días noventeros era muy difícil conseguir música extranjera y al poco tiempo me enteré que este recién era el primer disco de la banda finlandesa llamada “Children of Bodom”.

Tuvieron que pasar más de dos años para que descubriera el hermoso disco verde, “Hatebreeder”, que hasta el día de hoy es mi favorito, porque obviamente el casete de “Something Wild” ya estaba todo rayado de tanto darle play.

No podía creer que había descubierto una banda tan magnífica en la que no solo el guitarrista era buen guitarrista, sino que todos sus integrantes eran realmente excepcionales en sus instrumentos y conformaban una gran banda de amigos que disfrutaban mucho haciendo lo que hacían: tocar buen metal.

Así y a medida que iba llegando a Chile cada disco de Children Of Bodom, los fui coleccionando y me fui enamorando de esta agrupación que se volvió la banda sonora de mi vida entera: me acompañó en mi niñez mientras hacía programas de radio caseros (siempre quise ser periodista jaja), mientras hacía solos con guitarras de escoba (y de aire); en mi adolescencia cuando pasé por períodos realmente oscuros, y ahora al reencantarme en la adultez, luego de que uno de mis “Bodom Brothers” me ofreciera apoyarlo en la administración de las redes sociales de la “Chilean Hatecrew” hace cerca de 6 años atrás.

Y convengamos que no solo amaba la banda, sino que también estaba enamorada de su vocalista. Un hombre tan excepcional con sus instrumentos-guitarra y voz-, un rockstar sin igual y un humilde ser humano cuando se apagaban las luces, se silenciaban los amplificadores y sus guitarras Jackson primero y ESP después, reposaban en sus cases.

Alexi Laiho fue ese amor platónico de la adolescencia que una disfruta porque era (y es) un dios inmortal, imposible de alcanzar, pero virtuosísimo como él solo podía serlo. Su imagen empapelaba mis cuadernos en el colegio, mi mochila, las paredes de mi habitación adolescente y por supuesto, mi corazón.

Para muchos puede ser un fanatismo exacerbado, pero créanme que cuando creces escuchando la música de alguien, esa interpretación intrínseca de su alma convertida en canción, lo conviertes en parte de ti, de lo que eres y lo amas y respetas por eso: por aceptar tu invitación a ser parte de tu vida.

Para la gente que no entiende el duelo que uno puede tener cuando fallece ese artista que has admirado toda tu vida, créanme que tienen que entender que todas esas personas que hoy lloramos su partida, tuvimos –simbólicamente- su hombro donde llorar, reír, emocionarnos y ser felices.

Alexi Laiho me ayudó en esos tiempos rudos y también me empujó a superarlos. Me impulsó a levantarme de la cama cuando no sentía que valiera la pena y estuvo ahí para mí, cuando nadie más tuvo el tiempo de estar, todo a través de su glorioso talento innato.

Me ha inspirado como ningún otro músico en este viaje de la vida y día a día me ha fortalecido, luego de recordar todos los bellos recuerdos que tengo junto a él: cuando por fin pude conocerlo, abrazarlo y decirle cuánto lo admiraba; cuando vibré cada segundo siendo parte de sus conciertos con Children of Bodom y The Local Band; cuando al fin logré llegar y verlo tocar en primera fila en mi amada Finlandia para Rockfest 2018 y cuando recuerdo a todas las personas grandiosas que he conocido en esta bella hermandad, en Chile y en el extranjero, todo gracias a él y a COB.

Cuando Alexi Laiho dejó este plano, murió una parte de mí. Lo bueno es que la otra parte sigue intacta para recordar su legado, para traspasarlo de generación en generación, evangelizando a nuevos fans y para agradecer diariamente el haber tomado ese casete esa fría tarde de invierno del 97’.

Si bien esta iba a ser una carta de despedida, siento que no puedo despedirme de lo inmortal, de alguien que, de una u otra forma, irá conmigo donde quiera que vaya.

Quizás más bien me he confundido y esta es una carta de un “hasta pronto”, porque sé que en el fondo, me acompañará toda la vida, porque eso es lo que hace la música, lo que hace la melomanía: genera un lazo eterno con aquellos que han tocado tu vida y la han pintado de colores hermosos para poder seguir adelante.

Y si me invade la pena, prendo un cigarrillo, pongo la radio bien fuerte y sabré que siempre puedo corear:

“We’re the hate crew,

We stand and we won’t fall.

We’re all for none and none for all

Fuck you! we’ll fight ’till the last hit

And we sure as hell ain’t taking no shit” y sentirme acompañada.

Gracias y mil veces gracias por todo, Alexi “Wildchild” laiho (08-04-79/29-12-2020)

End of fucking story.

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Agradecimientos especiales a:

Mis “Bodom Brothers”,

Kary: Gracias por tu bella amistad, dulzura y tu cariño de siempre. Espero nos volvamos a reencontrar un día para cabecear como solo nosotros sabemos hacerlo.

Diego: Gracias por toda la buena onda ayer, hoy y siempre.

Jason: Estoy segura, mi querido hermano, que en estos momentos estás disfrutando un gran concierto de Alexi, donde sea que estén. Te quiero mucho.

Vale From Hell: Siempre es grato disfrutar esta pasión contigo y poder saludarte cada vez que nos encontramos en algún concierto.

 

Los amigos que he conocido gracias a Children Of Bodom a lo largo del mundo:

Reiko (Japón): Gracias por ser la mejor compañía ese día en Finlandia, en primera fila disfrutando Children of Bodom y Judas Priest.

Otso (Finlandia): Gracias infinitas por compartir este dolor conmigo y por todas esas conversas, llantos y conciertos compartidos.

Elizabeth (México): Agradecida de haberte conocido por ahí por el 2014, compartiendo esta misma pasión y continuar conversando hasta el día de hoy.

Pam (USA): Eres una mujer tan adorable, gracias por tu cariño de siempre.

Fran Zanin (Chile): Tú lo sabes todo ese día mágico. Gracias infinitas por ser feliz junto a mí ese día.

 

Kelli Wright-Laiho:

No imagino el dolor y la pena que debes estar sintiendo en estos momentos, bella. Gracias por ser una mujer adorable, un noble y transparente corazón, muy cariñosa con los fans y una persona fantástica desde el día uno. Soy muy afortunada de haber tenido la posibilidad de conversar contigo y estoy segura de que Alexi te cuidará a ti y a Shelbs día tras día. En nosotros también tienes una bella familia, nunca lo olvides.

¡Eres un diamante negro por siempre y para siempre!

Guardo con mucho aprecio, cariño y respeto la sorpresa que me enviaste por mail en 2017. Hoy en día es uno de mis más grandes tesoros. ¡Mil veces gracias por todo, Kel!

Te quiero mucho y espero algún día poder compartir un trago contigo para brindar por el enorme legado de tu amado esposo.

Mi corazón está siempre contigo.

 

A todos los miembros de la Hate Crew:

Los abrazo y saludo, porque compartimos una misma pasión, un mismo dolor y un mismo sentimiento.

 

Con profundo amor,
Carla Grandón Lepe aka CarlitaCOBHC

*Fotografía: Facebook @AlexiLaihoOfficial 

Revisa la versión en inglés aquí: https://rocklegacy.cl/2021/02/04/memorial-alexi-laiho-goodbye-to-a-legend/

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By Carla Grandón

Periodista, viajera, melómana, amante del rock clásico y el Heavy Metal.

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