Recibir a uno de los más emblemáticos proyectos de la escuela del death metal melódico nacido en Gotemburgo es un orgullo. Es la cuarta vez que Dark Tranquillity visita nuestro territorio y sin embargo la expectativa sigue siendo la misma y el público sigue respondiendo al llamado de la oscuridad, en el que la banda persiste por más de 34 años.
Fundada en Gotemburgo en 1989, en pleno apogeo de la oleada sueca de death metal, Dark Tranquillity emergió como una fuerza única que combinaba la agresividad del death metal con una sensibilidad melódica que cautivó a una legión de seguidores ávidos de nuevas experiencias sonoras. Encabezando la cresta de este género revolucionario, la banda lanzó su álbum debut “Skydancer” en 1993, un rugido ensordecedor que marcó el comienzo de su trayectoria única. Pero fue con su siguiente álbum, “The Gallery” (1995), que Dark Tranquillity realmente encontró su voz distintiva. Con riffs afilados como cuchillas y armonías que rozaban lo celestial, la banda tejió un tapiz de emociones en un lienzo de brutalidad controlada. Canciones como “Punish My Heaven” y “The Dividing Line” se convirtieron en himnos para una generación sedienta de emociones profundas dentro de la vorágine del metal extremo.
A medida que la banda avanzaba en su carrera, continuaron evolucionando su sonido, explorando elementos electrónicos y experimentando con estructuras de canciones más elaboradas. Álbumes como “Damage Done” (2002) y “Character” (2005) solidificaron su estatus como pioneros de la fusión de la brutalidad y la belleza. Pero, queridos oyentes, Dark Tranquillity no sólo es conocida por su música magistral, sino también por sus letras introspectivas y poéticas. Temas que exploran la psicología humana, la filosofía y la naturaleza de la existencia se entrelazan con su música, creando una experiencia auditiva que va más allá de los límites del género.
A lo largo de los años, esta banda sueca ha mantenido su resplandor en la escena, y a pesar de los cambios en la alineación y en la industria musical, han mantenido una coherencia en su visión artística. Con su más reciente entrega, “Moment” (2020), demuestran que su llama creativa sigue ardiendo con intensidad, brindándonos una amalgama de poder y emoción que sólo Dark Tranquillity puede proporcionar.
Con todo este pedigree nos recibió el martes y la jornada prometía ser larga e intensa. Los encargados de pisar el escenario fue la banda de Valparaíso Load, joven proyecto que ayer estrenaba su primer Ep “Abismo”. El sexteto se posó ante la hinchada metalera que había llegado a la Blondie y lanzó su repertorio sin compasión. Mostrando un sonido pulcro, con un gran desplante escénico, acompañado de muy buenos apoyos visuales. Muy buena banda, buenos músicos y con un gran frontman. Atentos a seguirles la pista.
Los segundos en descargar, fueron los estadounidenses Area 51, proyecto de death metal melódico con tintes de heavy, que con una puesta en escena muy teatral fueron poco a poco seduciendo a los asistentes. Cercanos, hablando en un pésimo español, pero que sin duda fueron rompiendo el hielo. Su vocalista mostró una gran técnica, que lo ayudaron a construir distintos pasajes tanto melódicos como guturales. Buen show, buena puesta en escena. Si la jornada de ayer fuese un juego mecánico, con Area 51 llegamos hasta la cima y pronto comenzaría la caída en picada.
La caída al vacío comenzó con Chelsea Grin. Originarios de Salt Lake City, Utah, Chelsea Grin se formó en 2007 y rápidamente se destacó con su implacable fusión de deathcore y metalcore. Su nombre proviene de una técnica de sonrisa forzada utilizada en el cine de terror, lo cual nos da una idea de su enfoque sonoro. Con riffs afilados como cuchillas y voces guturales que sacuden los cimientos, Chelsea Grin se caracteriza por un sonido brutal y visceral. Su álbum debut “Desolation of Eden” (2010) fue un puñetazo en el mundo del metal, mostrando su habilidad para combinar pasajes melódicos con explosiones de pura agresión.
Hoy ya cuentan con siete trabajos de estudio y el público chileno estaba expectante a su salida. La recepción fue brutal y la banda también, con un sonido cercano al thall, la banda entregó un show de primera. Dando una bofetada a la vieja guardia del metal, dejan en claro que la música de hoy es igual de potente y de calidad que los clásicos. El cuarteto no tuvo miramientos y sin miedo a que el suelo de la Blondie se viniera abajo, hicieron saltar a todos con su repertorio, el cual la gente coreó al unísono e hizo que a pesar de estar esperando a los tremendos Dark Tranquility, se hiciera muy corta la presentación. Y así las fichas estaban tiradas y sólo faltaba un poco, para que el quinteto de Gotemburgo diera una lección de elegancia, potencia y calidad en este mismo local.
Con todo lo anteriormente mencionado no te quedarán dudas que lo de ayer estuvo espectacular, sin embargo se podía más. Dark Tranquility salió a escena con un par de minutos de retraso y poco a poco sus clásicos se apoderaron de la noche y poco a poco la pista de baile de la Blondie se convirtió en un desenfreno impertinente, torbellino irreverente que giró desobediente por más de una hora y media. “Encircle”, “Monochromatic Stains”, “Forward Momentum”, “Lost to Apathy“, “Cathode Ray Sunshine“, “Phantom Days“, “The New Build” “Transient”, “Hours Passed in Exile”, “Identical to None”, “Terminus (Where Death Is Most Alive)”, “Athoma”, “Nothing to No One”, “Icipher”, “What Only You Know”, “Punish My Heaven”, y con eso bajaron del escenario. Un menú para fanáticos diseñado solamente para gustar y degustar.
Si hay que decir algo negativo, bueno podríamos comentar que en unos momentos el sonido del micrófono quiso menguar el trabajo de Mikael Stanne, quien no sólo se lució carismático y con una voz impecable. Otra cosa que se podría decir es que extrañamos canciones del trabajo más reciente, sin embargo el show fue tan rotundo que quizás lo que uno espera es ver un show de larga duración de la banda, para poder desarrollar mejores momentos. Hoy cuenta con músicos jóvenes que aportan la energía clásica de Dark Tranquility, quizás eso engolosina a la audiencia y definitivamente nos habría gustado ver bastante más.
Es así como la banda luego de una breve pausa volvió al escenario, para seguir descargando un poco más “ThereIn”, “The Treason Wall”, “Misery’s Crown” fueron las piezas encargadas del vértigo final y como en los parques de diversiones, después de la adrenalina del juego uno camina entre mareado y excitado por tantas emociones.
Es difícil hablar de un evento como el de anoche sin llenarse de alegría de poder presenciar tanta calidad en una sola jornada y desde Rock Legacy ya estamos expectantes del próximo evento de rock y metal que esté agendado para poder contarte cada uno de los detalles e inmortalizar las historias de los grandes proyectos que visitan nuestro país.