El mítico disco de Sleep es una hazaña desde su composición hasta la mera historia de cómo fue concebido, tomando más de cuatro años en crearlo, gastando $75.000 dólares en amplificadores y guitarras “customizadas” tan potentes que la banda no podía estar en la misma sala que los equipos, y de cómo estuvo al borde de no salir al público por conflictos con los superiores en su sello discográfico, conflicto que, acumulado a tensiones previas, logró separar a la banda, todo eso por un disco de una sola canción de una hora.
El stoner metal como género no sería lo mismo sin los titanes de Sleep, trío nacido en San Francisco, California que contaba con Al Cisneros en bajo y voces, el guitarrista Matt Pike y el baterista Chris Haikus, que juntos lograrían formar, por no decir crear, la escena y sonido stoner que muchos copiaron (y siguen copiando) con discos como “Vol.1”, “Vol.2” y “Sleep’s Holy Mountain”, el último siendo la catapulta que los llevaría tanto al trono del metal underground de California y como a London Records, empresa que ha publicado discos de The Rolling Stones, Moody Blues y Ray Charles. El interés del sello con la banda era expandir su catálogo de artistas, fue así como Sleep fue la primera banda de metal en la discográfica.
El disco es una composición de 63 minutos de duración, que empiezan con Matt Pike, que mezcla su guitarra distorsionada a más no poder junto a escalas y ritmos musicales del medio-oriente, que dura hasta el minuto 2:42 donde entran el bajo y la batería, esta última haciendo que la canción realmente explote en ese momento, donde los tres instrumentos forman una atmósfera entre el caos y un estado etéreo, la batería de Haikus mantiene un pulso con los toms en la batería seguidos por el bajo de Cisneros. La canción nunca se mantiene igual, a pesar de tener cierta estructura, es una estructura maleable, llena de solos, momentos de calma, con claras influencias del rock progresivo en cada uno de estas secciones pero manteniendo el elemento psicodélico y pesado de la banda, pegados a base de cánticos, por parte de Al Cisneros, que aparecen en el minuto 8:24 similares a un predicador en una última misa antes del fin del mundo. Pero las voces reales empiezan entre los 20-30 minutos, donde cuentan la historia de una religión cercana al Cristianismo pero mezclados con imaginería y conceptos de cierta planta de la cual el género y el disco toma su nombre, en el relato nos cuenta como esta caravana de “Weedians” emigran a Jerusalén a cultivar dicha planta, rezarle antes de que llegue el apocalipsis, gente escapando del planeta, entre otras historias.
Lo que caracteriza a este disco es el factor instrumental, aunque no necesariamente técnico o complejo como otros grupos que toman prestados elementos progresivos, pero a nivel compositivo es una maravilla, las secciones se mezclan entre sí sin problemas, cambiando ritmos, líneas, escalas por cada parte nueva. Otro punto destacable es la mezcla como tal, pesada en bajos y limpia, lo que deja más espacio para que esos amplificadores personalizados suenen potentes.
En resumen, el simple hecho de tener acceso a este disco es un milagro considerando todo lo que le jugó en contra, tanto como al grupo que, a pesar de la separación, se reunieron en 2009 y han seguido juntos desde entonces, sacando nueva música y tocando en vivo.
Dopesmoker fue lanzado por London Records en un formato editado que la banda no aprobó, discutieron sobre qué iban a hacer y no vieron más salida que terminar con el grupo. A lo largo de los años han habido distintas versiones oficiales y no oficiales del disco: Al Cisneros dice que la versión de Dopesmoker es la más cercana a lo que querían lograr.
En 2012 el sello independiente Southern Lord Records publica la versión que todos conocemos hoy en día, logrando que llegue a un público mayor y logrando que tenga el merecido trono en la historia del metal.
Te dejamos link para escuchar el disco en Spotify y en Youtube aquí abajo: