Fue hace mucho, cuando un amigo de mi hermano, que por ese tiempo pertenecía a la banda In Aggression, parte de la escena thrash chilena, me prestó un cassette re-grabado y me dijo “mira cabro chico, escucha esto a ver si te gusta”, mis primeras experiencias con el mundo del rock y metal habían sido con Krokus y Ozzy Osbourne en el año 1982 estando en tercero básico, un compañero de curso me mostró “Midnight Maniac y “Center Of Eternity” y yo quedé bien enganchado. Entonces cuando me dijo “escucha esto..” le dije “ok”.

Estaba de vacaciones en La Serena y toda mi familia bajó a la playa ese día, yo no quise ir para poder oír el cassette. Nunca voy a olvidar ese momento, era un cassette celeste con blanco y decía Mercyful Fate, debo ser sincero que nunca me fijé en el nombre del álbum. Recuerdo que al oír esas guitarras de “A Dangerous Meeting”, me sentí en una atmósfera distinta a los otros temas que mencioné antes. Esto era raro, su voz, las campanas, era como si en verdad estuviera en un bosque, sin salida con una bruma que no me dejara ver mas allá de mis manos. Cuando comenzó el segundo tema “Nightmare” me centré nuevamente en la voz, pensaba “oh… la raja como suena!” Y se viene el solo y lo constantes quiebres vocales, me gustaba como se oía todo, y recuerdo que aluciné con la voz final como de un enfermo mental, yo soy amante de las películas de terror desde muy niño, así que estaba en mi paraíso. Se vino el siguiente tema “Desecration Of Souls”, obviamente en ese momento no sabía el nombre de las canciones ni del álbum. Aluciné con la guitarra del comienzo, pero seguía encandilado con el registro del cantante, pero me encantaron todos los arreglos de las cuerdas.

Luego vendría “Nigth of the Unborn” y acá si que rayé la papa con la voz y lo quiebres de ritmos, me gustaba lo heavy de los temas, pero a la vez era armonioso, definitivamente me había tocado completamente. No podía creer lo que estaba escuchando. Los solos sonaban tan diferentes al resto de lo que había oído antes. El siguiente tema “The Oath” con seguridad fue lo máximo que me había tocado conocer con respecto a la música en general, pero que intro tan maquiavélico, y quedé como loco cuando terminé de oír la canción completa, desde ese momento mi visión del rock ya mutaba a metal y además le escuché de forma clara “Lucifer”, ya estaba entregado a la banda.

Gypsy” fue como la que podía seguir con ritmo, amé su canto en ésta canción. Hasta el momento para mí era una belleza de LP.

Cuando llegó “Welcome Princess of Hell” ya quería saber más de ellos, recuerden que no había internet ni siquiera muchas disquerias que importaran LP’s de éste género. Así que todo era préstamo entre conocidos y regrabar de vinilo a cassette o de cassette a cassette.

Fue el turno de “To One Far Away” fue una sorpresa sentir guitarras limpias y un solo casi de catedral, debo decir que ahí pensé, no he escuchado esto antes, y en 2019 sigo pensando lo mismo, nada suena a Mercyful Fate.

Llegaba al final de esta maravilla de álbum, y me encontré con “Come to the Sabbath”, si a mi me sonó como un himno, ya sabrán la historia como la han ido escribiendo estos dinoaurios del metal oscuro.

Personalmente creo que fue una experiencia con atmósfera de terror, sin siquiera saber de que hablaban ni ver la portada, ya me hacía sospechar por donde caminaban las líricas de ellos.

Con los años me hice adicto al señor Kim Bendix (King Diamond) y a sus distintos proyectos musicales.

Puedo decir que oír el “Don’t Break the Oath” fue el punto de inflexión para entrar de lleno al maravilloso mundo del metal. Y lo mejor de todo que aún conservo a mis 45 años, el cassette que Claudio Leiva, finalmente me regaló.

By Beth Sabbath

Fotógrafa, Fundadora y Directora del Área Fotográfica en Rock Legacy

Agregar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos requeridos están marcados *

This site is protected by reCAPTCHA and the Google Privacy Policy and Terms of Service apply.