El pasado martes 28 de septiembre, en el MAVI se estrenó el documental “Metal Andino: guitarras, bajo y batería en Los Andes”. Una pieza que rescata algunas de las bandas de la zona cordillerana del norte de nuestro continente, y nos ayuda refrescar, la cada vez más versátil mirada del metal.

En un contexto global de rescate de nuestras culturas ancestrales, nos encontramos cada vez más frecuentemente con sonidos transculturales que nos entregan épicas nuevas y temáticas que abren nuestros oídos para construir imaginarios auditivos cargados de raíces. Es así como Metal Andino nos acerca, en su pequeño recorrido por el árido norte que conecta a Perú con Chile, a tres bandas que fusionan los sonidos autóctonos de Los Andes con el tradicional sonido del metal.

El trayecto es un documento vivo al estilo de un road movie, que con su delicada fotografía va construyendo, poco a poco, el universo visual que acompaña la cultura metalera de la zona. Un viaje retratado con un montaje que se preocupa de entregar espacios contemplativos, donde la flora y la fauna nativa cobran vida. Dejando momentos para que el vértigo de la música, acelere la cadencia, mostrándonos el contenido de forma muy ágil y amigable. Transportándonos a las profundidades personales que motivan las fusiones sonoras que edifican, desde la cordillera, la nueva sonoridad de la zona.

Sería muy fácil y de mal gusto imaginar, a modo de parodia, el trabajo que hacen estas bandas, sin embargo desde la autenticidad, el respeto y la calidad técnica, la audiencia termina moviendo la patita, con mucho agrado y empatía hacia un movimiento que esperamos de corazón siga creciendo.

Dirigido por el historiador Christián Báez Allende, Metal Andino se entromete en las salas de ensayos de Egregor, Chaska y Rumi X. Permitiendo entender de forma natural cómo fue naciendo el ejercicio que hermanó estilos que podrían parecer tan disímiles.

De Egregor, banda de Arica, últimamente se ha hablado mucho. La banda formada por Magdalena Opazo, está viviendo seguramente su mejor año o al menos irrumpiendo en los medios de comunicación. Nominados a mejor banda metal en los Premios Pulsar, son los encargados de representar a Chile en el documento audiovisual. Su sonido, cercano al metal alternativo, es complejo de definir. La transversalidad de su búsqueda y la incorporación de temáticas y colores de la música de la zona, construyen su metal ecléctico, con una naturalidad y elegancia que reafirma la sensación que son uno de nuestros mejores proyectos de exportación en la música metal. Con una lírica enmarcada en el universo mágico de la columna vertebral del planeta. Dan vida a canciones que uno quisiera escuchar a diario en las emisoras que se dan el lujo de adueñarse de palabras como el rock o guitarras.

 

 

Chaska, banda arequipeña fundada el año 2000, con claras influencias del sonido del thrash metal y death metal de comienzos de los 90s, aporta en la construcción de texturas peruano – latinoamericanas, incluyendo quenas que atacan de la misma forma que las guitarras lo hicieron en los comienzos del heavy metal. Protagónicas, son también las letras (en inglés), que hablan de la mitología del Perú. Destaco el trabajo vocal interesantísimo y la calidad instrumentista. Lástima que en Spotify hay sólo un álbum y es bastante antiguo, recomiendo un live session que está en Youtube.

Rumi X es una banda de heavy metal folk, también de Arequipa, que fusiona toda la cabalgata del estilo con la cultura andina. Quizás de los tres proyectos es el menos sorpresivo, ya que al hablar de metal andino, en mi cabeza es la referencia lógica de lo que imaginé. Sin embargo, está muy bien logrado. Y verles en su sala de ensayo, felices tocando y disfrutando de corazón su música, es un momento que provoca cercanía a todos los que amamos la música y en especial que disfrutamos de los mejores discos de Iron Maiden.

La pieza, producida por el Centro de Estudios Interculturales e Indígenas (CIIR) y el Laboratorio de Antropología Visual (LAV UC), realmente es un trabajo audiovisual dedicado, que consigue traspasar la magia de ambos mundos. Y no quiero dejar de mencionar, la importancia que tiene el sonido en un documental de música. Ya que muchas veces, uno se topa con poco trabajo de post producción. En este caso está logradísima y consigue envolver y conectar al espectador con los diversos mundos. Se agradecen los sonidos de fauna en los espacios contemplativos, convirtiendo los más de cincuenta minutos en una experiencia que todos los amantes del metal debiesen aprovechar. Según lo expresado por el equipo, la intención es que esta pieza sea el puntapié sobre otras experiencias sonoras similares, tanto en la zona del norte como más al sur.

Metal Andino: guitarras, bajo y batería en Los Andes”, se exhibirá este 28 y 29 de octubre en el Coloquio de Heavy Metal y sus derivados en Chile. Quédate atento y si puedes ve y disfruta de este viaje al norte y a nuestro futuro.

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