El 5 de octubre fue la fecha en la que, durante 3 horas, todo el poderío de la banda californiana se apoderó del Estadio Nacional, con un show del más alto nivel, con el histórico tridente “Axl, McKagan y Slash”.
Las chilenas de Frank’s White Canvas fueron las encargadas de abrir el fuego para lo que sería esta gran noche. Con un repertorio de seis temazos, partiendo con “Hiding Away”, este dúo dinámico encendió al público que ya alcanzaba tres cuartos de la capacidad del recinto, cerrando con uno de sus más grandes éxitos “Sleep, Work, Eat”.
19:29 horas de la tarde en el coliseo santiaguino, con casi la capacidad completa del recinto, los mexicanos Molotov irrumpen en la escena, esta vez súper puntuales y sin mayores complicaciones. Esto, considerando el altercado en su presentación el pasado domingo 2 de octubre, en la localidad de Peñuelas, Región de Coquimbo, en donde un supuesto retraso en la prueba de sonido y la arremetida contra el equipo y banda Los Miserables, causara un gran revuelo y pusiera en duda la aceptación del público chileno en el evento de este miércoles, primer público extranjero en recibirlos en sus inicios a finales de los 90’s.
“Dance And Dense Denso”, tema que da nombre a su segunda producción, fue el abreboca para la puesta en escena de todo el Power Mexicano de Molotov.
Con una imponente performance, los norteamericanos se dieron un paseo por su historia interpretando 14 temas donde resaltaron éxitos como: “Chinga tu Madre”, “Gimme Tha Power” y “Frijolero”, tema donde el guitarrista, Ismael Fuentes de Garay aparece con una bandera de Chile, gesto que fue muy bien recibido por el público, y que a su vez reivindicó a la banda, limando cualquier aspereza con su fanaticada chilena. A partir de ese momento el público aplaudió y aupó con mucha más fuerza a los norteños, hasta su cierre cuando interpretaron el clásico “Puto”.
21:00 horas, abuelos, padres e hijos esperaban ansiosos luego de que las luces del estadio se apagaran, precediendo lo que se venía. Un minuto más tarde, un click a las cuerdas de una guitarra dan paso a un explosivo inicio de show, los californianos liderados por Axl Rose hacen estallar en llamas al público con el tema “It’s So Easy”.
Un Axl con 60 años y con la energía y calidad vocal con la cual no se le veía desde hacía mucho tiempo, acompañado de Duff McKagan, seguro y preciso como nunca y Slash con su inigualable energía y feeling continuo, entregaron un magnífico show de tres horas, con un repertorio de 27 temas.
Un paseo por su historia musical les dio a los presentes la “Welcome to the Jungle” (con intro de Link Wray “Rumble”)”, quinto tema que interpretarían los Guns en esta extraordinaria noche, momento en el que Axl realiza el primero de siete cambios de vestuario que tuvo durante el show.
Los clásicos “Live and Let Die” (cover de Wings)”, ”Estranged” y “Attitude” (cover de Misfits) no se hicieron esperar, tema tras tema. El virtuosismo de Slash mantenía encantadas a las cerca de 60 mil almas que acudieron a ver a sus ídolos. Al momento que “Civil War”, uno de sus sencillos más exitosos del álbum “Use Your Illusion II” de 1991, hizo silbar al Estadio Nacional como nunca.
La llegada de “Sweet Child o’ Mine” y “November Rain” fue un momento icónico, en el que el piano de cola negro apareció en el escenario para ser interpretado por Axl, como en los viejos tiempos.
El público notablemente emocionado aún esperaba más clásicos, cuando es el turno de “Patience” y “Don’t Cry”, miles de personas se balanceaban de un lado a otro: un momento único. Cerrando con “Paradise City” y las gracias del Axl al público chileno, a quien lanzó su micrófono como obsequio, vaya souvenir.
Así cerró esta fantástica y épica noche en la jungla del Estadio Nacional, la cual sin duda quedará para el recuerdo en la memoria de los miles de fans que disfrutaron de una banda tan memorable como Guns N’ Roses.
Fotografías por: Katarina Benzova.