Un caluroso Santiago jugó a ser el infierno mismo, con altas temperaturas y una noche de música salida desde el mismísimo averno en el Teatro Coliseo.
La jornada la abrieron los chilenos Soulinpain, quienes comenzaron de manera brutal, sin dar respiro con “Hate” de su disco “Evil”. El sonido aún es confuso, pero va a ir mejorando y la gente los recibe muy bien. A la altura de “The Ritual of the Snake” ya se entiende mucho mejor, en un tema mucho más ganchero, donde distinguimos bien el bombo y las figuras entre los riffs.
A continuación, Nicolás el vocalista, saluda al público y muy emocionado nos introduce a la siguiente canción, “Real Predator”, seguida de “Reborn of the Ashes”. Ya se escuchan mejor los solos y vamos apreciando los detalles y toda la técnica que hay en su entrega. “The Evil” es un excelente tema, en la antesala a escuchar “Global and Sinister”, su más reciente sencillo, el cual va acompañado de un videoclip. El set termina con “When Death Arrives”, que comienza con riffs más arrastrados y va creciendo hasta convertirse en un verdadero himno. Los aplausos y gritos afectuosos son la mejor prueba de que ha sido una gran noche para Soulinpain.
Ya con un teatro lleno, se acerca uno de los platos fuertes: Arch Enemy, liderados por Michael Amott y la gran vocalista y frontwoman que es Alissa White-Gluz. La banda hace ingreso ante una fuerte ovación, y dan el vamos con “Deceiver, Deceiver”, de su último disco a la fecha, llamado “Deceivers”. “War Eternal”, del disco del mismo nombre, sigue enviando al frente esos riffs acelerados que confluyen con melodías y leads de guitarra muy presentes.
“In the Eyes of the Storm” es una canción con mucho groove, en donde la gente salta y se deja llevar. Después de éste, Alissa saluda afectuosamente y presenta otro tema del último disco: “House of Mirrors”. Hay un tema con el sonido, y es que el volúmen está excesivamente alto. Acercándose hacia el escenario se escucha mejor, pero creo que era necesario bajar un poco los decibeles para permitir entender bien las distintas partes, sobre todo considerando que tenemos a dos maravillosos guitarristas como son Michael Amott y el ex Nevermore, Jeff Loomis. Sharlee D’Angelo sufre con la mezcla de su bajo, pero se instala como uno de los animadores de la fiesta, mientras Daniel Erlandsson azota la batería, a ratos con ritmos un poco más simples, y a ratos con bombos y golpes que no dan respiro.
“My Apocalypse” genera un ambiente íntimo gracias a su parte media, más lenta, y en donde Alissa pidió a los asistentes que levanten sus celulares con las luces prendidas. El público está rendido a los pies de esta diva, y en “The Watcher” nos envuelve completamente con lo más clásico del death metal melódico sueco, al igual que “The Eagle Flies Alone”, en donde Alissa aparece con una túnica encima.
“Handshake With Hell” es sacada de “Deceivers” y muestra la versatilidad de Alissa, quien entrega su potente gutural, al cual nos tiene acostumbrados, pero también canta de forma limpia y con gran calidad. Además, este canto se entiende mucho mejor al contrastar con el resto del sonido. Llegando al final del set, “Némesis” es muy celebrada, por un público que se ha manifestado con euforia constante, repletando los tres niveles del teatro.
Hay un instante en que las revoluciones bajan y escuchamos al maestro Jeff Loomis sólo con su guitarra sobre el escenario, en un momento muy celebrado, sobre todo por muchos que esperaban verlo y oírlo. Se suma Michael, quien entrega su propia sección de cuerdas, con melodías y juegos con la audiencia, para dar el paso a la inoxidable “Fields of Desolation”, de “Black Earth”, un clásico de la época en que las voces correspondían a Johan Liiva.
La despedida pareció algo abrupta, pero tanto la banda como la gente disfrutaron del set, quizás echando de menos “We Will Rise”, pero con la cara llena de satisfacción.
A eso de las 21.45 hrs, comienzan a escucharse los sonidos del infierno, la introducción maligna que dará el vamos a Behemoth, un show muy esperado y que concita todo el interés de un colmado recinto.
Al subir y comenzar con los riffs, el extrovertido Nergal y la banda conformada por Seth en guitarra y Orion en bajo, se despliegan por el escenario, comenzando un contacto con el público que se mantendrá y afianzará con el correr de la noche. La banda se completa con Jon Rice en batería, quien reemplaza al clásico Inferno, quien debió dejar el instrumento temporalmente. El baterista presentó algunos problemas en su set que debieron ser resueltos por los técnicos, pero salió totalmente airoso en su tarea.
“Ora Pro Nobis Lucifer” es la canción encargada de abrir, y la locura se desata. Es muy notorio el cambio de sonido, y es que sabemos que el recinto puede no ser ideal, pero aquí el sonidista de Behemoth dio en el clavo al bajar los decibeles, logrando una mezcla en la cual se entendía todo de buena manera.
Behemotth es muy celebrado en esta presentación, y al tocar “Ov Fire and the Void” se produce un éxtasis notorio e intenso. “Conquer All” del disco “Demigod” es otra recibida de manera furibunda, con un mosh pedido por el mismo Nergal y que se expandió de forma brutal. El vocalista recibe, en un descanso entre temas, un dibujo de él hecho por un fanático, y lo muestra, agradeciendo y proclamando que “ésta es otra prueba de lo talentosos y apasionados que son ustedes”, refiriéndose a los fans. Aplauso cerrado, y sigue el show, en una dinámica muy cercana, donde la banda se muestra afiatada y en sintonía con el público.
El espectáculo luce muy completo y se logra una presencia escénica de nivel superior en todo momento. Los tres músicos en las cuerdas se acercan constantemente a la gente, y Orion llega a bajar para acercarse más, entregando y recibiendo energía inmediata. “Daimonos”, “Bartzabel”, y sobre todo “Off to War!” mantienen la llama encendida en plenitud, mosh tras mosh.
“Blow Your Trumpets Gabriel” genera otro momento clímax, demostrando precisión y pasión, en un set que se acompaña de sonidos grabados que ambientan el recital en el mismísimo infierno. “Versvs Christvs” y “Chant For Eschaton 2000” cierran la noche, con riffs endemoniados, solos brillantes y todos los ingredientes que encantan de esta banda. Nota alta sin duda alguna.
La noche fue intensa, con lo mejor de bandas referentes y de innegable calidad. Si hubiese que elegir, creo que Behemot salió mejor parado, pero como no es así, y no es una competencia, pudimos disfrutar tanto de Soulinpain, como de los monstruos que son Arch Enemy y Behemot, en un cartel infernal y de ensueño, que difícilmente se olvidará.
Fotos por Nicolás Soto. Chequea la galería de Arch Enemy pinchando acá.
Chequea la galería de Behemoth pinchando acá.