Amor, desamor, nostalgia, melancolía. Escenarios atemporales, ficticios e irreales que se nutren de lo que pudo ser y lo que no se dijo, pasadizos recónditos que se abren ante la búsqueda dolorosa de una explicación para lo que no fue. Y entre toda esta maraña de anhelos y añoranzas, los recuerdos se presentan como lo único cierto. Ese es el escenario envolvente que se abre al momento de poner play a “La Distancia de la Luna”, single del EP titulado “Sublimación”, recientemente lanzado por la banda Olas en mi Azul.

El single es el fruto de un extenso período, el cual partió en algún punto del año 2016 y culminó para saltar directamente a las plataformas de streaming y ver por fin la luz en nuestro buen 2022. Y fue creado, grabado y producido de la forma que tan bien conoce la casi totalidad de las bandas emergentes de nuestro chilito: de forma casera y auto gestionada. En palabras de su creador: “En ese tiempo tenía un pc tipo torre bien rústico, y ahí iba trabajando y haciendo grabaciones. La canción (La distancia de la Luna) estuvo ahí por un buen rato. Luego adquirí un notebook y comencé con la grabación más en serio”, menciona, recordando lo extenso del proceso. “En todo caso el primer demo es bien diferente al resultado final del tema. En principio era bien gritado, creo que tenía un poco más de rabia… pero estoy conforme con el giro que dio”, señala, refiriéndose a la letra, significado e interpretación de esta canción de desamor cuyo trasfondo surge de una historia propia en una época oscura de su vida, que afortunadamente supo moldear y canalizar, y a través de la inspiración, la tristeza y la rabia tomaron forma de acordes, melodías y voces que sacaron todo aquello que debía ser purgado. ¿Qué mejor y más liberadora terapia que transformar las experiencias en arte, no creen?

Una vez terminado el EP, el material llegó a manos de un profesional del sonido con una vasta experiencia en la región y cuyas influencias sónicas ligadas al punk y al rock más pesado son, sin duda, aquellas que le otorgaron ese cariz de oscuridad y tonos densos a la mezcla final.

La influencia chilena “dosmilera” es innegable, con una colita de los 90’s quizás reconocible también por ahí, pequeñas porciones de sonido que hacen pensar en bandas como Pánico, Denver e incluso Glup, los Current Joys, una pizca de Pixies por aquí, y un poquito de Placebo, por acá, entre tanto que se viene a los oídos. Guitarras crudas y sin mayor parafernalia, cuerdas directas que acompañan un mensaje claro y poético, expulsado por una voz que a veces acaricia y otras desgarra, al ritmo de un pulso que a veces marca firme y claro y otras se desborda ante el golpe de los metales desgarrados.

Cuatro canciones que se pasean por la nostalgia y que exploran y explotan la melancolía rebelde tan propia del sonido Indie: La Distancia de la Luna, Miraflores 307, Fotos y Cenizas. Que lo disfruten.

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By Jorge Bolton Lagos

Bioquímico, músico y fanático de la música.

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