El heavy metal nunca ha muerto y cada generación saca una nueva ola, del estilo que naciera en los 70s y que se rehúsa a ser sepultado. Enforcer es una de esas bandas que en la década del 2000, en Suecia, tomó la difícil misión de mantener con vida este estilo musical que cautiva a millones de seguidores en el planeta. Es así como el año 2008 lanzan su primer trabajo en estudio “Into the Night” y desde entonces se han mantenido a paso firme con su discografía (Diamonds, Death by Fire, From Beyond y Zenith). Con un sonido influenciado por las clásicas bandas y los éxitos de toda una generación Enforcer volvió a nuestro país, y la jornada de ayer estuvo a la altura de lo esperado.

La producción estuvo a cargo de Atenea y el lugar elegido fue la discoteque Blondie en el centro de nuestra capital. La invitación convocaba a las 19:30 horas y obviamente, con Rock Legacy estuvimos ahí para contarte los detalles, si es que te lo perdiste.

Fotografía: Reiner Gonzalez @reinerfoto

Letalis fue el proyecto nacional encargado de comenzar la jornada heavymetalera y lo hicieron puntualmente y con tremendo estilo. El quinteto formado hace apenas un año, cuenta con un trabajo de estudio, “Bestia Oculta”, lanzado en septiembre del 2022. El grupo se paró en escena y desde el primer minuto demostraron que venían a derrochar quilates de metal, que distribuyeron en siete canciones. 

Se lucieron con una tremenda puesta en escena de la mano de Jakilling, vocalista del proyecto, quien no sólo se llevó todas las miradas con su destreza vocal, sino que con su carisma consiguió que los asistentes acompañaran y se rindieran ante Letalis y su canción “Escupe Fuego”. Conversamos con ella y nos comentó: “El evento estuvo genial y bastante completo, conseguimos mostrar nuestro sonido y llegar a la gente. Todo muy bien equipado y de calidad, la producción y la gente estuvo detrás, estamos felices. 

Letalis se despidió con una versión de “Reencarnación” de la banda española Santa. Definitivamente un proyecto nacional al que hay que ponerles ojo y que sirvió de portal en la ruta del sábado con cada minuto que iba tomando velocidad.

Fotografía: Reiner Gonzalez @reinerfoto

Eran las 20:30 de la noche y los suecos irrumpieron como arrancados de una cinta VHS, Enforcer estaba de vuelta en nuestras tierras y las y los fanáticos no esperaron un segundo para demostrar la emoción. 

Undying Evil”, su sencillo más escuchado en la plataforma Spotify, fue la encargada de comenzar el azote y como si la entrada incluyera una dosis de anfetaminas, los asistentes comenzaron a mover, desenfrenadamente, las cabelleras y el ritual menguó hasta el final de la última canción. 

Olof Wikstrand, miembro fundador de la banda, se notaba muy contento y cercano, comunicándose con los que estuvimos ahí tanto en español como en inglés, expresando cariño e irradiando simpatía. 

From Beyond”, “Die for the Devil y “Live for the Night” fueron las canciones que continuaron con la ola de notas que sin descanso entonaban los nuevos himnos que la nueva generación del heavy chileno agradecía, segundo a segundo, en el moshpit y con el incansable headbanging

Con “Bells of Hades/Death Rides this Night”, “Zenith of the Black Sun”, “Coming Alive” los escandinavos lucían su delicado trabajo de guitarras con una muy estudiada puesta en escena que ratos recordaba a los primeros años de Metallica, Judas Priest o Mötley Crüe.

Jonas Wikstrand en la batería, Jonathan Nordwall en la guitarra y Garth Condit en el bajo, incansables, se lucieron en cada una de las canciones de la noche, con su acelerada ejecución y celebrando con el público cada final de canción, donde el rugido de la audiencia gritaba como un dragón sudamericano, Enforcer, una y otra vez. 

Below the Slumber”, “Mesmerized by Fire”, “Running in Menace”. El show corría, el sudor empapaba la piel, sin embargo la voz de Olof seguía intacta y quedaban canciones que esperábamos con ansias. “Take me out of this Nightmare” y “Katana”, y para despedir la noche con una tremenda coda “Midnigh Vice”.

14 canciones para un show de un poco más de una hora. Sólido, potente, adrenalínico y muy rápido. Donde la banda de Arvika dejó en claro que quieren convertirse en clásicos de la escena y que dejó con gusto a “poco” a la fiel fanaticada del metal, que seguramente salieron en busca de un lugar donde sentarse para seguir tirando humo y escuchando buena música.


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