La leyenda española hizo su ansiado debut en Chile en una jornada que contó con el potente show de la banda nacional SINASILO como acto de apertura.
Ana Curra es una figura fundamental de la escena post–punk y gótica de España. No sólo debido a su paso por bandas como Alaska y Los Pegamoides y Los Seres Vacíos, sino que además (y principalmente) por haber sido parte de Parálisis Permanente, nombre fijo a la hora de hablar de los referentes del sonido oscuro de aquel país europeo de fines de los 70s y principios de los 80s.
Originalmente la artista se presentaría por primera vez en Chile en abril de 2020 pero como todo evento agendado para esos días fue lamentablemente cancelado por el contexto que ya todos sabemos. Por fortuna, dicho debut se hizo realidad cuatro años después, la noche de este sábado 13 de abril en Club Chocolate.
La esperada velada comenzó a eso de las 9 de la noche con el cuarteto nacional Sinasilo, quienes comenzaron su presentación con la lúgubre y ad-hoc introducción de Dr. Mortis. Canciones como “Tormento”, “Lágrimas” y “En Llamas” hicieron danzar frenéticamente a tanto a su fanaticada como al público asistente que aguardaba por Ana Curra que quizás no les conocía y ahora son, seguramente, nuevos fans de su música. La banda conformada por Cristian Araya (batería), Nicolas “Lost Boy” Karo (bajo y coros), Esteban Artigas (guitarra) y Constanza Ellis (voces) se retiró del escenario agradeciendo a la audiencia presente en el recinto de Recoleta, luego de haber dado irrevocables muestras de que tienen pergaminos suficientes para dar que hablar dentro de la escena local.
10 de la noche y era cosa de segundos que esa espera que se prolongó por décadas llegara a su fin. “Requiem” de Mozart fue el fúnebre indicio de que el acto de la mítica Ana Curra había comenzado aun cuando “El Acto”, icónica canción del repertorio de Parálisis Permanente fue la primera canción per se en extasiar a los “adictos a la lujuria” que se congregaron en el Club Chocolate y que justamente continuaron regocijándose en esa canción que les alude en el título.
El trío que se arma en la introducción de “Nacidos Para Dominar” con el bajo, la batería y la guitarra de Pilar Román, Iván Santana e Iñaki Rodríguez -respectivamente- se encarga de mantener viva la llama aguardando a que se les una Ana Curra -ama y señora de la noche- para aumentar el goce que, conforme cada canción que pasaba, se iba acrecentando.
Es de perogrullo señalar que el set abarcó principalmente lo más granado del catálogo de Parálisis Permanente, banda fundada por Eduardo Benavente, la difunta pareja de Ana Curra, quien se ha encargado de mantener vivo su legado durante todos estos años. Sin embargo, la artista también ha desarrollado una destacada carrera solista de la cual mostró anoche canciones como “En Esta Tarde”, “Aprendiz de Bruja”, “Afrodita La Monarca”, “Envuelta en Ron” y “Pájaros de Mal Agüero”.
Completaron su presentación icónicos temas del género como “Quiero Ser Santa”, “Sangre” y “Unidos” así como también versiones propias en español de legendarias canciones como “Heroes” (David Bowie) y “I Wanna Be Your Dog” (The Stooges), que pertinentemente Curra modificó a “Quiero Ser Tu Perra”, canción con la que se alcanzó el enésimo clímax de la noche. Por otro lado, el momento más sensible del show fue cuando la artista interpretó a Bach mientras la imagen de Eduardo Benavente era desplegada como telón de fondo. El sudor del frenesí con el que se había vivido la noche daba paso ahora a lágrimas de emoción.
Con “Autosuficiencia” y “Un Día en Texas”, el aquelarre -que en palabras de la misma Curra acogió no sólo a brujas y a brujos sino que también a incubos y sucubos- comenzaba a acabar. Más que una “parálisis permanente”, lo que se vio anoche fue un constante movimiento de emociones y sensaciones, desde el placer más carnal hasta la melancolía más oscura. Y si alguna persona de las que asistió anoche señalara que no quedó satisfecho, hay dos opciones (de las cuales sólo una es condenable): o está mintiendo o es un ser insaciable.