El grupo inglés trae su tercer álbum de estudio que se eleva como el mejor trabajo de su discografía hasta ahora
Frost*, la banda formada hoy por Jem Godfrey (voz y teclado), John Mitchell (guitarra y voz), Nathan King (bajo) publicó el 14 de mayo de este año su tercer registro, “Day And Age”, disco en el que se apoyaron en varios bateristas invitados: Pat Mastelotto de King Crimson, Kaz Rodriguez y Darby Todd. Por otra parte el reconocido actor, Jason Isaacs, presta su voz para el tema “The Boy Who Stood Still”.
Para entender también el perfil y sonido que emana de este nuevo trabajo, hay que destacar que los arreglos finales de “Day And Age” se grabaron en una torre de guardacostas remodelada que está a nueve metros del suelo junto al mar, cerca de una central nuclear y un faro en medio del triste clima invernal del este de Sussex al sur de Inglaterra de frente al Canal de la Mancha.
El álbum abre con la canción que le da el nombre al disco, un tema de 11 minutos en el que me sorprendió el implacable ritmo que le imprimen Rodriguez y King, que se oyen encantadores con los arpegios que ejecuta Mitchell. Pero a pesar de lo enérgico que suena la batería y la guitarra, es el teclado de Godfrey el que le da el carácter tétrico a la combinación. De entrada nos encontramos con una de las composiciones más atractivas del nuevo trabajo de Frost*.
En la segunda pista nos recibe “Terrestrial”, uno de los dos sencillos publicados anteriormente. En este tema el contundente riff se combina con un bajo grueso y punzante para entregarnos metal progresivo sombrío, pero no pierde su energía, aunque por momentos se aleje del rock y abrace lo electrónico y ambiental.
La tercera pista es “Waitin for the Lie”, la que se concentra más en el piano y en el sintetizador de Godfrey que solo se ven adornados por su voz en una canción minimalista que es embellecida con sonidos orquestales y arreglos que la convierten en una montaña rusa de emociones a la que luego se le suma la batería de Darby Todd.
En el cierre de la primera mitad de “Day And Age”, la voz de Jason Isaacs comienza la cuarta canción: “The Boy Who Stood Still”, en una composición que el actor acompaña en un viaje sonoro ambiental que por momentos recuerda a “Voyage 34” de Porcupine Tree. Intervienen también el intrincado bajo de King, el que acompaña el paisaje auditivo que crean Isaacs y Godfrey con su teclado.
La segunda mitad del disco se da inicio con “Island Life” y “Skywards”. La primera es enérgica, accesible con momentos orquestales que producen emoción junto a los teclados que junto a los demás instrumentos generan un tema sumamente inmersivo. La segunda es lenta, relajada, que se sostiene en los acordes depresivos de John Mitchell y la batería de tiempo irregular de Pat Mastelotto. Creo que ambas no se entienden por separado y que complementan para poder apreciarlas por completo.
“Kill the Orchestra” es el segundo tema más largo con 9 minutos y 27 segundos donde tenemos una sección solitaria con el piano desarrollándose, para luego adentrarnos en metal con una línea de seis cuerdas sumamente agresiva que contrasta con los teclados que crean un ambiente más reflexivo. La guitarra aparece cuando menos lo esperas y genera un espacio alentador como amenazador, dando paso a sonidos más siniestros y espeluznantes con una voz distorsionada que dice “Everything is ok. Relax…enjoy yourselves”. Hay que destacar el solo a lo Gilmour de John Mitchell.
Inmediatamente, como si se tratara de una sola canción, pasamos al último tema “Repeat to Fade” en la que Mastelotto es un monstruoso golpeando con una fuerza incalculable su batería. No solo eso, el bajo suena tan grueso y dominante, al igual que los sonidos generados por el sintetizador. La letra es pegajosa, los sonidos te invitan a mover tu cabeza y a repetir el disco y este último tema, una y otra vez.
Estamos ante un tremendo álbum, que podría haber sido un poco más largo, pero ninguna canción hace tambalear el trabajo del trío inglés. “Day And Age” es satisfactorio combinando técnica, melodías atractivas y un estilo inconfundible, creando una colección de temas sólidos.